¿Son los callos el secreto de la eterna juventud?

Sí, lo reconocemos, nuestro titular de arriba haría feliz a Homer Simpson. Pero lo cierto es que no vamos a hablar de carne de cerdo (o al menos, no solo de eso). Vamos a poner bajo la lupa uno de sus principales componentes: el colágeno. Esta molécula de proteína es la encargada de mantener la elasticidad en piel y huesos, logrando que tengan una mayor resistencia y durabilidad. Pero, oh vaya, aunque nuestro cuerpo la genera de manera natural, con el tiempo deja de hacerlo. Es entonces cuando comenzamos a arrugarnos como pasas y nos preguntamos: ¿Y de dónde saco ahora el colágeno?

Los callos son ricos en colágeno.
Los callos son ricos en colágeno.

Ahí es donde volvemos a los callos. Porque es uno de los alimentos que, efectivamente, tienen colágeno. También existen otras fórmulas para incorporarlo a la dieta, desde comprarlo en forma de suplemento alimenticio soluble (e insaboro) a inyectárselo. Pero aquí hemos venido a hablar de comida y de como con el almuerzo podemos estar frenando la aparición de arrugas.

En la carne. Efectivamente, la carne de animales es rica en colágeno. Lo es la de pollo, la de ternera, la de cordero o la de cerdo, aunque los porcentajes pueden variar significativamente. La mayor concentración suele estar en los huesos y en las carnes del morro o de las patas. Es por ello que un plato de callos suele estar cargadito de colágeno. Es la clásica comida que echa a muchos para atrás “por su textura gelatinosa” cuando, en realidad, ahi está la cuestión del colágeno. También se encuentra en otros platos como la muy de moda carrillera, el tuétano de vaca -un clásico del cocido- o los caldos a base de huesos y que tienen esa grasilla que hace que haya colágeno como para alisar dos paredes de gotelé. Ah, también está en el huevo. Ojo, porque todos son alimentos grasos y que conviene comer con moderación. Colágeno sí, pero sin pasarse.

El salmón impulsa la formación de colágeno.
El salmón impulsa la formación de colágeno.

En el pescado. Sí, también los pescados pueden ayudar a que nuestro cuerpo suba sus niveles de colágeno. El salmón, el atún y otros pescados como la trucha se encuentran entre los más ricos en ácidos grasos Omega 3 que ayudan a incrementar la producción de colágeno para esos momentos en los que nuestro cuerpo se ha gripado. Es la manera más sencilla de planta cara al envejecimiento.

Las espinacas, recomendables para tener más colágeno.
Las espinacas, recomendables para tener más colágeno.

En las verduras. Entre las que son más ricas en vitamina C, esencial para la producción de oxígeno, abundan las que son de color verde oscuro. Aquí se encuadran las espinacas, la acelga o el apio. Ojo, porque, ademas, son ricas en minerales. El color rojo también marca a alimentos como el tomate o la sandía, con abundante licopeno en su composición, un antioxidante que que mantiene el colágeno natural del cuerpo durante más tiempo en el organismo. Por otro lado, las aceitunas verdes y negras también echan un cable para que el maldito colágeno siga una temporadita más en nuestro cuerpo. Su secreto tiene que ver con el azufre -por eso el huevo también aporta su granito de arena- y se encuadran en ese grupo de vegetales antienvejecimiento. Aunque aquí veníamos, sobre todo, a hablar de los callos, siempre vendrá bien un plato de aceitunas en el aperitivo, ¿no?