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¿Son más sanos los productos ecológicos?

El periodista especializado en comida Mikel Iturriaga lanzó el otro día una bomba vía Twitter. En tan solo cuatro frases ponía en tela de juicio la santísima trinidad de la alimentación moderna, explicando que la comida ecológica no es más sana, que no es necesario tomar superalimentos para comer sano y que lo que sí es sano es comer verdura, fruta, legumbres o frutos secos. El tuit ha generado miles de retuits y cientos de comentarios.

No podemos concluir que las manzanas ecológicas sean más sanas.
No podemos concluir que las manzanas ecológicas sean más sanas.

Mikel Iturriaga citaba un post del nutricionista Aitor Sánchez en el que éste explicaba que no hay ningún estudio que, de forma concluyente, sentencie que los alimentos certificados como ecológicos son más sanos. A este respecto, ponía sobre la mesa la reglamentación europea que no permite asegurar que estos sean saludables, pero tampoco que sepan mejor ni que garanticen una mayor seguridad alimentaria. Es decir, es posible que esto sea así pero también que ocurra todo lo contrario.

Sánchez hacía hincapié, además, en una contradicción evidente que tiene que ver con las expectativas del usuario de productos ecológicos. Pese a que se suele asociar la etiqueta eco a pequeños productores que trabajan de manera artesanal, lo cierto es que la mayoría de productos con esta certificación corresponden a multinacionales y se venden en hipermercados.

Un mercadillo de verduras ecológicas.
Un mercadillo de verduras ecológicas.

Además, hay otro componente que no se tiene en cuenta y que va contra la sostenibilidad de los productos ecológicos: la reducción de la huella de carbono. Si vivimos en Madrid, por ejemplo, y adquirimos un alga nori de producción ecológica que viene del otro lado del mundo, habría que poner sobre la mesa todo el despilfarro energético de traerlo hasta España y eso es algo que la certificación ecológica no tiene en cuenta.

El debate que se ha suscitado en las redes es enorme y la realidad es que puede ser infinito. Por cada estudio que podría hacer pensar en que los pesticidas utilizados en la industria común podrían influir sobre la salud humana -aun sin datos definitivos-, hay otro que concluye que las sustancias autorizadas por la Agencia Europea para la Seguridad Alimentaria para su uso en cultivos son totalmente seguras.

Al final, el sentido común permite arrojar luz sobre esta cuestión tan controvertida. Acaba de salir al mercado una nueva guía de restaurantes llamada ‘Truth, Love and Clean Cutlery’, que selecciona locales de todo el mundo que trabajan de una manera sostenible y responsable, sea cual sea la vertiente (impulsando el producto y los productores locales, trabajando para reducir el número de residuos, proponiendo alternativas a la industria de la carne). Uno de los restaurantes presentes en la guía es Venta Moncalvillo, situado en un pequeño pueblo, Daroca de Rioja. El restaurante cuenta con su propio huerto en la parte trasera, del que salen muchos ingredientes que emplean en sus platos. Por supuesto, las verduras que allí se producen no tienen certificación ecológica… ni falta que les hace. Los tomates, acelgas y manzanas que allí cultivan son deliciosos y provienen de un cultivo controlado, local y que funciona con las estaciones. ¿Es esto menos ‘eco’ por tener la certificación que un tomate llegado desde Perú en diciembre y que si cuente con el sello?

Da la impresión de que la etiqueta de lo ecológico ha terminado siendo un reclamo más para un tipo de consumidor, preocupado por su salud, que está siendo aprovechado por la industria para ofrecer productos más caros, pero que no pueden garantizar que sean ni más sanos ni mejores. La cuestión estriba más bien en tratar de llevar una alimentación sana optando por verduras, frutas y legumbres, tomar alimentos de temporada y, en la medida de lo posible, producidos cerca de nosotros. Hasta que una nueva reglamentación sobre lo ecológico llegue, al menos.