'Stand by Her': el movimiento en China que reparte toallas sanitarias gratuitas en las escuelas

HONG KONG — Todo empezó cuando una caja de toallas sanitarias gratis apareció en el salón de una escuela secundaria en octubre.

Luego, contenedores de plástico con toallas femeninas aparecieron pegados a las paredes de cuatro baños en una universidad de Shanghái.

(Getty Creative)
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Para el lunes, cajas y bolsas de toallas sanitarias envueltas de manera individual aparecieron afuera de los baños en al menos 338 escuelas y universidades a lo largo de China.

Cada una llevaba una versión de las mismas instrucciones: “Toma una y devuelve otra después. La menstruación no debe dar vergüenza”.

Las toallas sanitarias formaban parte de un esfuerzo más amplio por aumentar el acceso a un producto que muchas estudiantes no pueden permitirse debido a su costo y para acabar con la vergüenza en torno a una función corporal natural que ha sido estigmatizada durante mucho tiempo, según las organizadoras de una campaña comunitaria llamada “Stand by Her”.

La campaña, fundada por Jiang Jinjing, defensora de los derechos de la mujer, tiene por objetivo traer a la conversación nacional el tema de la pobreza menstrual (lo que la Organización de Naciones Unidas describe como la lucha financiera que enfrentan las mujeres y las niñas de bajos ingresos para poder pagar los productos de higiene femenina). Jiang, quien se hizo notar en marzo tras movilizar entregas de toallas sanitarias a los hospitales de Wuhan (China) durante el brote de coronavirus, inició este año una campaña para luchar contra la pobreza menstrual.

En una entrevista publicada en septiembre por la revista electrónica Sixth Tone de Shanghái, Jiang manifestó que solía creer que los productos de higiene femenina solo eran inaccesibles en las provincias rurales empobrecidas de China, pero pronto se percató de que el fenómeno era generalizado.

“Esto es lo que se conoce como la pobreza de las mujeres”, explicó Jiang, más conocida por su seudónimo, Liang Yu. “Cuando hablamos de pobreza, las necesidades de las mujeres se vuelven invisibles automáticamente”. Rechazó una solicitud para hacer comentarios.

Su grupo recaudó US$126.000 dólares en una campaña de financiamiento colectivo en octubre para enviar toallas femeninas a 2.000 adolescentes de las zonas rurales y para brindar información sobre la menstruación y la educación sexual. Una maestra de escuela secundaria se inspiró en los esfuerzos de Jiang y colocó una caja con toallas sanitarias gratuitas en su salón, y les dijo a sus alumnas que tomaran una y trajeran otra después.

Bolsas de toallas sanitarias envueltas de manera individual han aparecido fuera de los baños de la Universidad de Guangxi en Guangxi, China. (Fiona Fei vía The New York Times)
Bolsas de toallas sanitarias envueltas de manera individual han aparecido fuera de los baños de la Universidad de Guangxi en Guangxi, China. (Fiona Fei vía The New York Times)

Jiang publicó las fotografías enviadas por la profesora no identificada en Weibo, una plataforma china de redes sociales. Alentó a más personas a seguir su ejemplo y así comenzó la campaña en torno a lo que llamó “cajas de ayuda mutua”.

De esta manera, comenzaron a aparecer cajas de toallas sanitarias en las entradas de los baños de mujeres en escuelas y universidades de todo el país. Las estudiantes de la Universidad de Ciencias Políticas y Derecho del Este de China en Shanghái colocaron cajas afuera de cuatro baños de mujeres en el campus.

En octubre, Fiona Fei, estudiante de posgrado de 23 años de edad de la Universidad de Guangxi, en el sur de China, se sintió motivada a colgar bolsas con cierres, con toallas femeninas, en los baños del campus.

En una entrevista telefónica el lunes, mencionó que el pensamiento patriarcal y las lecciones incompletas de biología en las escuelas habían enseñado a las niñas a considerar que sus funciones corporales eran indecentes.

“Muchas mujeres a mi alrededor sienten vergüenza y por eso queremos acabar con esta vergüenza juntas”, afirmó.

La incapacidad de costear productos de higiene femenina es común en muchos países del mundo y, a menudo, esa inaccesibilidad se ve agravada por costumbres sociales que consideran la menstruación un tema tabú.

A las mujeres y niñas de Nepal se les echa de sus casas y se les envía a pasar la menstruación en chozas. Al menos una o dos mujeres mueren en esos refugios improvisados todos los años por congelación, mordeduras de animales o inhalación de humo después de encender fuego para mantenerse calientes.

Un estudio que publicó en julio el Maple Women’s Psychological Counseling Center en Pekín descubrió que casi el 70 por ciento de las encuestadas dijeron que trataban de esconder las toallas sanitarias que llevaban consigo y más del 61 por ciento usaban eufemismos para la menstruación.

Aunque la campaña ‘Stand by Her’ en China ha recibido apoyo en las redes sociales, también ha sido criticada y ridiculizada. Algunos dijeron que las cajas con toallas femeninas deberían colocarse al interior de los baños para mayor privacidad. En un incidente ampliamente reportado, se colocaron cajas para hacer donaciones de papel higiénico afuera de los baños de los hombres en la Universidad China de Ciencias Políticas y Derecho en Pekín con referencias explícitas a la masturbación.

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Este verano, la pobreza menstrual fue objeto de un renovado escrutinio en China porque un vendedor no identificado puso a la venta en una plataforma de comercio electrónico toallas sanitarias genéricas baratas que no estaban envueltas de manera individual. Algunos se preguntaron por qué alguien compraría esas toallas potencialmente antihigiénicas. Dos compradores en línea sugirieron que habían comprado los suministros porque no podían costear productos más caros.

En agosto, una joven de 17 años de Chengdu recaudó casi US$200.000 dólares en una campaña en línea para enviar toallas femeninas a dos escuelas secundarias de Liangshan, una región de la provincia suroccidental de Sichuan con uno de los índices de pobreza más altos del país.

En una publicación en línea, Jiang, fundadora de ‘Stand by Her’, dijo: “El proceso de hablar en voz alta y con frecuencia de la menstruación eliminará el estigma que tiene. Esto liberará a miles de mujeres que se avergüenzan de menstruar”.

Señaló que “toallas” y “menstruación”, palabras que alguna vez fueron tabú, se estaban escuchando con mayor frecuencia en el país.

“Esto ya es un gran avance y un hito”, afirmó.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company

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