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Lo que ha pasado en 'Supervivientes' era impensable

La fecha de la final de Supervivientes sigue siendo un misterio. Haciendo cálculos y teniendo en cuenta los que quedan en la isla, todo apunta a que será el 28 de julio. A estas alturas del partido creíamos que lo teníamos todo controlado y no habría sobresaltos. Todo lo contrario. La última gala nos ha demostrado que este reality es impredecible, además de una cajita de sorpresas, algunas más agradables que otras. Lo que sucedió este jueves en el programa ha puesto en alerta a todos los participantes y la relación entre ellos pues, por lo que pudimos ver, la competitividad este año está por encima de la amistad. Y se acepta.

Fuente: Twitter.com/Supervivientes
Fuente: Twitter.com/Supervivientes

Muchos cambios se han sucedido en Supervivientes este jueves, desde la ausencia de Jorge Javier Vázquez por una fuerte laringitis post COVID, hasta la expulsión de quien parecía intocable, Ana Luque. La mamá de todos, como la consideraban, no pudo competir con Alejandro e Ignacio, quienes fueron salvados por la audiencia. Se veía venir y, tengo que decir, que era lo justo. Aunque la andaluza tiene mucha gracia y ha repartido mucho amor en tiempos de guerra, su paso por la isla no se puede comparar con el de sus contrincantes, dos supervivientes en toda regla que, además, siempre están metidos en todos los charcos.

Esta semana era también muy decisiva por dos razones: la salida de Yulen y la entrada de Marta Peñate. Lo primero ya parece que está superado. Pensábamos que Anabel estaría llorando por las esquinas y para nada. Le recuerda y habla de él con mucho amor, pero está enfocada en ganar. Ayer lo vimos muy claro en la palapa. Tras conocerse que era Ana, su mejor amiga, la que se marchaba del reality, la sevillana no soltó ni una lágrima. No estamos diciendo que no lo sintiera ni que se alegrase, simplemente parece que ya lo ha asimilado y tiene claro que en unos días se verán y celebrarán en Madrid. Ahora su enfoque es ganar este concurso, aunque ella diga que no es competitiva.

Con Peñate en el grupo estábamos todos muy alerta de lo que podía pasar. Por un lado, conociendo sus reacciones, sentíamos que iba a arder Troya y que iba a discutir con todos, especialmente al ver el trato que a veces dan a su amigo del alma, Nacho Palau. Pero... nada que ver. El mes que ha pasado sola como parásita la han transformado para bien. Cuánto le durará esta actitud zen no lo sabemos, pero que ha empezado con muy buen pie y se ha adaptado a todos y a todos, lo tenemos claro. Hasta con Anabel, la persona de la que menos se fiaba, ha conectado. Eso de que solo iban a ser ella y Palau contra el mundo no ha sido así. A diferencia de su Marta del pasado, en este caso ha sembrado la calma cuando sus compañeros cuando se han peleado. Ocurría con un enfrentamiento entre Ignacio y el resto del grupo y también la explosión de Anabel por una supuesta traición de su amigo Alejandro. Ella ejerció de intermediaria y sin alzar la voz, los llevó a todos a un nivel de razonamiento que parecía impensable en la canaria.

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Nunca pensé que iba a decirlo pero, con ella llegó la calma a Cayo Paloma, la misma que adquirió en esa playa desterrada donde aprendió a convivir consigo misma y sus demonios. Ya lo anunció hace poco, aseguró que había hecho un estudio de sí misma y analizado muchas cosas. Tanto tiempo en soledad le han ayudado a entender que hay ciertas cosas que no quiere más en su vida. Eso no significa que no tenga carácter, ella sigue con sus indirectas y comentarios directos, pero sí que lo domine y no estalle a la primera de cambio.

Hay más, Marta fue la estrella indiscutible de la noche rompiendo un nuevo récord en Supervivientes y haciendo historia en el reality. Su rueda infernal con Ignacio llegó a los 15 minutos, la primera vez que algo así sucede. Ha superado a todos los que pasaron con ella, incluyendo a Sofía Suescun. La novia de Tony Espina se enfrentaba con un Ignacio de Borbón ya experto en esta prueba, pero para ella era la primera vez y dio la talla. Tal fue la emoción y estupefacción de los allí presentes, que Lara Álvarez ofreció la medalla de líder a los dos por haber logrado lo impensable. Sobre todo a estas alturas en que los supervivientes no tienen fuerza, están en los huesos y mentalmente no pueden más.

Fue curioso cómo desde la orilla, Alejandro, Anabel y Nacho Palau miraban expectantes todo lo que ocurría. Celebraban pero no muy alto pues sabían que tenían ante sus ojos a otra rival de altura. Hasta ahora no lo tenían tan claro, pero la teoría queda confirmada. Marta es una rival en toda regla y una ganadora en potencia, y con lo acontecido, los puntos a su favor se han disparado.

El plató ardió al presenciar un momento tan emocionante en el que Marta no pudo evitar romperse a llorar desconsoladamente. En medio de tanta emoción miró al cielo y lanzó un beso. Esta prueba tan dura y su triunfo fueron dedicados a una persona muy especial en su vida que ya no está: su abuelo. Con lágrimas en los ojos se lo brindó y aseguró haber sentido su fuerza. Un momento muy entrañable que por fin mostró a la Marta más sensible y dulce que sabíamos que existía pero que tanto le cuesta sacar.

Por eso decimos que Supervivientes ha logrado lo impensable. A Honduras llegó una Marta y se va otra, una mucho más consciente de lo que es capaz y sin tanta soberbia. Quizás la realidad le haga volver a las andadas, pero lo que es ahora, Marta ha demostrado que este programa puede cambiar a las personas para bien y, sobre todo enseñar que cuando uno cree que todo está perdido, es cuando llega la oportunidad.

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Imagen: Twitter/Supervivientes