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Suplementos de testosterona: ni mejoran la libido ni aumentan la masa muscular

Una nueva advertencia de la FDA sobre los peligros asociados al consumo de la principal hormona sexual masculina, utilizada para recuperar el deseo sexual, cuestiona su eficacia. Qué debes saber antes de empezar a tomarlos

Conseguir un cuerpo musculado no es lo único que empuja a los hombres al consumo de estos suplementos, combatir el bajo deseo sexual es el motivo principal a partir de los 30 años. Pero una nueva investigación sugiere que las desventajas podrían ser mayores que los beneficios. (Foto: Getty)
Conseguir un cuerpo musculado no es lo único que empuja a los hombres al consumo de estos suplementos, combatir el bajo deseo sexual es el motivo principal a partir de los 30 años. Pero una nueva investigación sugiere que las desventajas podrían ser mayores que los beneficios. (Foto: Getty)

Aparte de ser considerada la ‘hormona del músculo’ y ser el santo grial de los deportista, el consumo de suplementos de testosterona (mediante inyecciones, pastillas o en gel) se puso de moda hace casi una década para reactivar la pasión sexual y la energía, y tratar aspectos tan dispares como el bajo deseo sexual (tanto en hombres como en mujeres) o la fatiga.

Sin embargo, tanto los beneficios como la seguridad de estos productos se han puesto es duda en numerables ocasiones. Es más, se ha llegado a decir que su consumo puede causar enfermedades del corazón y derrames cerebrales.

En 2016, la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) ya avisó sobre los riesgos de sufrir un infarto o problemas de fertilidad por el abuso de estos suplementos, tal y como mostró este estudio de la revista PLOS One.

Y es que en verdad, los suplementos de testosterona nunca han demostrado ser seguros o efectivos para tratar las señales comunes del envejecimiento como el bajo libido o la fatiga.

Hay evidencias de que el abuso de estos suplementos puede causar infartos, problemas cerebrales, daños en el hígado y en el sistema endocrinólogo. (Photo by Simon Hausberger/Getty Images)
Hay evidencias de que el abuso de estos suplementos puede causar infartos, problemas cerebrales, daños en el hígado y en el sistema endocrinólogo. (Photo by Simon Hausberger/Getty Images)

Ahora un estudio de la Universidad del Sur de California (Estados Unidos) ha probado que los suplementos de producción de testosterona, usados por hombres que quieren mejorar su líbido o aumentar su masa corporal, no son eficaces y no pueden ser en ningún caso una alternativa real a la terapia tradicional de reemplazo de testosterona.

“Muchos suplementos en el mercado simplemente contienen vitaminas y minerales, pero no hacen nada para mejorar la testosterona. A menudo, la gente puede ser vulnerable al componente de marketing de estos productos, lo que hace difícil descubrir qué es un mito y qué es la realidad”, explica Mary K. Samplaski, autora principal del trabajo, publicado en la revista ‘The World Journal of Mens Healts’.

Qué es y para qué sirve

La testosterona es una hormona anabólica producida fundamentalmente en los testículos, aunque también se produce en los ovarios, y en glándulas suprarrenales. Es la principal hormona sexual masculina y la razón por la cual los hombres producen esperma, desarrollan características como voz grave, hombros anchos y pecho peludo.

Además de jugar un papel fundamental en el desarrollo de los órganos sexuales, esta hormona influye en caracteres sexuales secundarios como el aumento de la masa muscular, el crecimiento del pelo corporal (barba y tronco), y aspectos psicológicos como la líbido y la agresividad.

El conjunto de sus efectos metabólicos anabolizantes, especialmente sobre el desarrollo de la masa muscular (mejora de la fuerza y resistencia muscular), ha hecho que la testosterona sea muy demandada por deportistas para mejorar su rendimiento, aunque la utilización de esta hormona es ilegal por estar incluida en la lista de sustancias dopantes.

La concentración de testosterona en la sangre del hombre entre 19 y 40 años de edad varía entre 240 y 950 nanogramos por decilitro. Eso significa que no todos los síntomas que presentan los hombres pueden ser atribuidos a niveles bajos o medianamente bajos de testosterona. (Foto: Getty)
Los síntomas provocados por el estrés, como fatiga, cansancio, sueño poco reparador e incluso depresión, están producidos por un aumento de cortisol y un descenso de testosterona. (Foto: Getty)

Los valores óptimos

En los hombres deben estar entre los 10 y los 30 nmol/L, mientras que en las mujeres estos intervalos deben situarse entre los 0,6 y los 2,5 nmol/L.

Aunque en la mujer el descenso de secreción hormonal se produce de forma abrupta en la menopausia, en el hombre la disminución de la testosterona sucede progresivamente a partir de los 40 años (1-2 por ciento de reducción anual).

"Los niveles de testosterona segregados de manera fisiológica en los testículos y ovarios, es decir de testosterona endógena, se ven reducidos progresivamente a partir de los 40 años debido al proceso de envejecimiento, contribuyendo a la aparición progresiva de síntomas que comienzan por reducción del vigor y fuerza muscular, posteriormente disminución de las erecciones matutinas y finalmente disfunción eréctil y pérdida del deseo sexual", explica la investigadora.

Esta mengua hormonal se asocia al incremento de enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico, obesidad y sarcopenia (disminución de masa muscular), aunque la suplementación de testosterona en dosis elevadas se ha asociado a muerte súbita cardiaca y a patologías degenerativas hepáticas y testiculares.

La concentración de testosterona en la sangre del hombre entre 19 y 40 años de edad varía entre 240 y 950 nanogramos por decilitro. Eso significa que no todos los síntomas que presentan los hombres pueden ser atribuidos a niveles bajos o medianamente bajos de testosterona. (Foto: Getty)
La concentración de testosterona en la sangre del hombre entre 19 y 40 años de edad varía entre 240 y 950 nanogramos por decilitro. Eso significa que no todos los síntomas que presentan los hombres pueden ser atribuidos a niveles bajos o medianamente bajos de testosterona. (Foto: Getty)

Cómo se hizo el estudio

Los investigadores realizaron una búsqueda en Google con el término ‘suplementos de testosterona’, imitando así una búsqueda típica en Internet para alguien que buscaba aumentar los niveles de testosterona, y seleccionaron los primeros 50 productos que aparecieron.

A continuación, el equipo revisó la literatura científica publicada sobre la testosterona y los 109 componentes encontrados en los suplementos. El zinc, el extracto de fenogreco y la vitamina B6 fueron tres de los componentes más comunes.

Por último, compararon el contenido de cada suplemento con la dosis diaria recomendada de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y el nivel de ingesta tolerable superior (UL) establecido por el Instituto de Medicina de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.

Mientras, el 90 por ciento de los suplementos de refuerzo de testosterona afirmaron aumentar su producción, los investigadores encontraron que menos del 25 por ciento de los suplementos tenían datos que apoyaban sus afirmaciones. Muchos también contenían altas dosis de vitaminas y minerales, a veces más de lo tolerable.

A diferencia de los medicamentos, los suplementos no están destinados a tratar, diagnosticar, prevenir o curar enfermedades, según la FDA. Por tanto, los investigadores piden más regulación en torno a los suplementos que estimulan la testosterona para proteger a los consumidores.

Remedios naturales para aumentar sus niveles

Para estimular la producción natural de estas hormonas lo ideal es mantener una vida suficientemente activa y saludable, incluyendo una alimentación equilibrada y sueño reparador.

  • Practicar ejercicio físico una media de 30 minutos al día.

  • Reducir el estrés, que produce cortisol, una hormona contrapuesta a la testosterona.

  • Dormir un mínimo de 8 horas diarias.

  • Pero no solo es cuestión de horas, el sueño debe ser reparador.

"El organismo tiene mecanismos adaptativos ante situaciones que produzcan carencias o desequilibrios no debidos a enfermedades, siempre que los hábitos sean adecuados y saludables. Sólo cuando las situaciones patológicas de enfermedad lo requieren, se debe recurrir a tratamientos de suplementación hormonal, si bien aún en estos casos la adopción de estilos de vida saludables son un magnífico mecanismos para potenciar los efectos beneficiosos del tratamiento médico", concluye el Dr. Carlos de Teresa, de la Fundación Española del Corazón (FEC).

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