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Sur: pros y contras de crear una moneda común entre la Argentina y Brasil

Los ministros de Economía de Brasil, Fernando Haddad, y de Argentina, Sergio Massa, en el marco de la visita de Lula como presidente en ejercicio
Los ministros de Economía de Brasil, Fernando Haddad, y de Argentina, Sergio Massa, en el marco de la visita de Lula como presidente en ejercicio - Créditos: @Rodrigo Nespolo

Hace poco se anunció la posibilidad de establecer una moneda común entre Argentina y Brasil potencialmente llamada SUR. Sabiendo que estos son largos procesos, aquí van algunos puntos para ver la conveniencia y oportunidad de esta medida. El principal factor debiera ser facilitar transacciones y reducir costos. El objetivo de “obviar o desplazar” al dólar no debiera ser considerado. Las decisiones deben tomarse para favorecer un objetivo, y no para afectar o desmerecer a otro.

Para que efectivamente redujera costos debiera ser de amplia disponibilidad y acceso. Es difícil pensar que pudiera ser mejor que la disponibilidad de dólares en el mundo.

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Cuesta pensar que el Sur se logre con políticas monetarias y fiscales tan diferentes. El Euro llevó varias décadas hasta lograr consolidarse y aun así hay fuertes dificultades. La principal ventaja además de reducir costos de transacción es que obliga a todos los países que forman ese grupo a tener una consistencia en sus políticas, introduciendo una especie de “renuncia” a fijar ciertas políticas individualmente. Entre las ventajas se observó que rápidamente bajaba el costo del crédito en todos los países, aún en aquellos que tenían menor solvencia fiscal. No sería –por ahora- el caso de Argentina y Brasil.

También se mencionó una moneda sólo para intercambio comercial como una etapa inicial.

Si la moneda fuera entre sólo dos países A y B, uno venderá más que el otro ¿De dónde obtiene el faltante el que vende menos para poder comprar más? ¿Qué hace con el excedente de esta moneda quien más vende si sólo hay un país que lo acepta? ¿Qué otros usos podría tener? Una moneda con el único fin de intercambio comercial entre dos países está condenada al fracaso. Sólo como ejemplo, en 2022, Argentina tuvo un déficit comercial de US$3600 millones con Brasil. Desde 2017 ha sido sistemáticamente negativo con excepción de 2019.

Si la moneda se ampliara a todo el Mercosur, Argentina también ha tenido déficits comerciales con Mercosur. Sería deudor en la nueva moneda en lugar de serlo en dólares. ¿Cómo y cuánto costaría obtener crédito en esa moneda?

Una moneda común tiene sentido entre socios comerciales que no tienen grandes asimetrías, a fin de evitar shocks externos. No parece ser el caso ya que entre sí no comercian más del 15% de su respectiva balanza comercial.

Las exportaciones argentinas tienen un gran componente de commodities. ¿Por qué mejorarían su competitividad con el Sur? Obviamente el razonamiento es igual para todo tipo de producto: el precio no se modifica en función de la moneda en que se transe y en cambio, se ve muy afectado por otros costos como el de transporte y las regulaciones (prohibiciones, cuotas, aranceles diferenciales, etc.). Esos no dependen de la moneda en que se haga la transacción sino de la voluntad –o ignorancia- de quienes fijan la política comercial.

Los bloques y tratados comerciales tienen como objetivo facilitar y aumentar el comercio. El Mercosur no ha cumplido con las expectativas iniciales y queda aún mucho camino para facilitar el comercio dentro del propio grupo, que hasta ahora está actuando como una rémora para iniciar relaciones con otros países, ya sea individualmente o en bloque. El caso de Uruguay con China es evidente.

¿Por qué entonces anunciar una moneda común, aunque sólo sea para transacciones entre dos o más países? En nuestro caso porque daría credibilidad al Banco Central, que tal vez pudiera dejar sus funciones propias y dejarlas en manos de un Banco Central del Mercosur o alguna otra entidad a crearse. Dada la falta de credibilidad de las políticas monetarias argentinas, estaríamos recibiendo o utilizando un poco de la de Brasil. En términos que usan los políticos, estaríamos cediendo soberanía a cambio de credibilidad. Sería una solución alternativa a la dolarización que por supuesto, también tiene sus (múltiples) bemoles.

El comportamiento en una crisis propia o un shock externo sería una incógnita, pero nadie sabe si eso es mejor o peor porque hasta ahora tener la posibilidad de afectar el valor de nuestra moneda no ha sido muy fructífero que digamos. Varios ceros menos en el peso y décadas de inflación lo demuestran.

Cuando se disipó el humo del anuncio (perdón por la ironía) lo que sabemos es que se está trabajando en lograr una línea de crédito de Brasil a Argentina. Es decir, poder comprar a Brasil con crédito del propio Brasil y el monto que se mencionó en los medios era equivalente a US$600 millones. No sabemos si así será, pero la diferencia entre una moneda común y un crédito es muy considerable.

Eso sí, es lindísimo el nombre Sur.