Anuncios

Talentos inesperados: música y sonrisas para una comedia sin demasiadas pretensiones

Talentos inesperados: música y sonrisas para una comedia sin demasiadas pretensiones
Aimee Spinks

Talentos inesperados (Military Wives, Reino Unido, 2019). Dirección: Peter Cattaneo. Guion: Rachel Tunnard, Rosanne Flynn. Fotografía: Hubert Taczanowski. Montaje: Anne Sopel, Lesley Walker. Elenco: Kristin Scott Thomas, Sharon Horgan, Emma Lowndes, Gaby French, Lara Rossi, Amy James Kelly, Greg Wise, Jason Flemyng. Duración: 110 minutos. Distribuidora: BF Distribution. Estreno: Cinemark Hoyts on line. Nuestra opinión: regular.

“Un puesto militar en tiempo de paz es un lugar monótono” escribía Carson McCullers en el inicio de su magistral segunda novela, Reflejos en un ojo dorado. Quien no parece estar de acuerdo es Peter Cattaneo, el director británico al que todos recuerdan por aquel fenómeno que fue Todo o nada (The Full Monty, 1997). Como en aquella historia striptease y desempleo, la música como cartarsis parece convertir aquí la monotonía de una base militar inglesa en el terreno propicio para superar el duelo y llenar las horas vacías de quienes esperan en la retaguardia.

Talentos inesperados está llena de sonrisas y buenas intenciones. Las esposas que esperan que sus maridos regresen de Afganistán podrían hacerlo tejiendo o tomando café con masas, pero finalmente deciden que el coro es una buena forma de organizar la espera y pensar en algo más que la muerte y la guerra. Las promotoras de esa festiva desviación son Kate (Kristin Scott Thomas), quien lidia con la muerte de su hijo con racionalidad y disciplina, y Lisa (Sharon Horgan), más relajada y propensa a la diversión y las copas. La historia, además de los ensayos y las canciones de Cyndi Lauper, es la del contrapunto entre sus temperamentos y sus voces.

Es muy poco lo que queda de la película debajo de esa fórmula. Sin más pretensiones que la conservadora evasión de sus personajes y sus espectadores, Cattaneo pone en escena un recorrido aún más previsible, y sin el encanto de la novedad, del que constituyó su único éxito. Todo es lo que parece y por suerte nos quedan el oficio de Scott Thomas para sostener sus escenas más lacrimógenas y algunas buenas canciones debajo de los desafinados covers.