The Cult refuerza sus influencias latinas en un nuevo álbum cargado de sorpresas

Los días que vienen serán particularmente productivos para The Cult, la popular banda rockera de origen británico que se encuentra radicada en Los Ángeles desde hace más de tres decadas y que, además de presentarse tanto este viernes en el Roxy como dos días después en el Greek Theatre, lanzará esta semana su nuevo álbum, “Under the Midnight Sun”.

La decimoprimera placa en estudio de una agrupación cuyo momento de gloria mayor en términos comerciales se produjo a fines de los ’80 y principios de los ’90 encuentra al quinteto en un estado de madurez que no le impide presentarnos todavía temas cargados de riffs impresionantes y una desbordante energía interpretativa, pero le da también cabida a una profunda sensibilidad que termina plasmada en un álbum de sonidos particularmente diversos.

“Escribí este álbum en L.A. mientras se producían los motines [del 2020 tras la muerte de George Floyd]; todas las noches, escuchaba el ruido de los helicópteros y de los disparos”, recordó el vocalista Ian Astbury durante una reciente entrevista otorgada a Los Angeles Times en Español. “Simultáneamente, se estaba produciendo la pandemia, con separaciones de parejas, familiares que se morían y una industria musical que se caía a pedazos”.

“Todo era caos y ansiedad alrededor mío, pero, a la vez, me ofrecía un sentido de renacimiento, de reflexionar sobre las últimas décadas de mi vida, lo que se plasmó en las letras del disco”, prosiguió el cantante. “Musicalmente, hay influencias que van desde el hip hop hasta el sur de España y el norte de África”.

En palabras de Astbury, trabajar en el proyecto lo llevó a reencontrarse espiritualmente con Brian Jones, el mítico fundador de los Rolling Stones que falleció en 1969. “Me interesaba lo que él había grabado luego de viajar a Marruecos, porque quería encontrar panoramas musicales que trascendieran los confines occidentales y europeos en los que se encuentra el rock de nuestros días”, manifestó.

El toque del sabor  

En lo que a nosotros respecta, hay una canción específica dentro del flamante trabajo que llama la atención por sus evidentes toques latinos: se llama “Knife Through Butterfly Heart”, y empieza de manera acústica, con el manejo de un ritmo que recuerda a la bossa nova y a las experimentaciones de Tropicália.

“Clasificar la música ha sido siempre complicado; la misma música latina es tremendamente diversa”, reflexionó Astbury cuando le mencionamos el asunto. “No es justo hablar de un ‘sonido latino’, más allá de que los artistas canten en español o portugués. Tienen muchos géneros; Colombia tiene sus propios sonidos, México tiene sus propios sonidos, Argentina tiene sus propios sonidos, Cuba tiene sus propios sonidos”.

“Siempre hemos sido unos devotos de The Doors, y ellos estaban definitivamente interesados en toda clase de ritmos, como lo demuestra [la canción] ‘Break On Through (To the Other Side)’, una composición que tenía obviamente un sabor latino que le agregaba una enorme sensualidad”, detalló. “Me llama mucho la atención el poder del ritmo; yo mismo toco percusiones manuales, y The Cult ha incorporado muchos ritmos tribales en su música”.

En unas declaraciones previas a nuestra entrevista, el vocalista mencionó que las letras del nuevo álbum están influenciadas por el gran poeta español Federico García Lorca. “También me gusta Paulo Coelho, especialmente por lo que hizo en [la novela] ‘El Peregrino de Compostela’; y no deja de impresionarme Teotihuacán, que es simplemente un lugar maravilloso”, describió. “Uno de mis libros favoritos es ‘Tristessa’, de Jack Kerouac, que se desarrolla en Ciudad de México”.

“Estoy tratando de leer mucho y de conversar con periodistas de distintos países latinoamericanos, porque creo firmemente en el poder de todo este continente”, añadió. “Detrás de todo esto hay una gran conversación que se debe dar, aunque nosotros seamos solo una bandita que hace algunos conciertos, que quiere expresar algunas ideas y que se siente conectada con esta comunidad”.

Por el momento, The Cult solo tiene un concierto planeado en México, el mismo que se dará en Costa Mujeres, a 20 km de Cancún, el 27 de octubre; pero la agrupación ha visitado ya varias veces tierras aztecas, y Astbury lo hizo además hace dos décadas, cuando se encontraba al frente de Riders on the Storm, la banda de tributo a The Doors en la que militaban también el tecladista Ray Manzarek y el guitarrista Robbie Krieger.

“El público anglo necesita mucho trabajo; pero, con la audiencia latina, la fiesta empieza un día antes”, dijo el vocalista, antes de soltar una gran risa. “Su cultura entera está relacionada a vivir ‘la vida’ [lo dijo en español]. La recepción que hemos tenido en Ciudad de México, Santiago, Sao Paulo, Rio de Janeiro y Buenos Aires ha sido increíble. Pero no se puede generalizar, claro; los escoceses son también muy locos”.

Fama y pertenencia

El proceso creativo de Astbury y del guitarrista Billy Duffy, su compañero artístico de muchos años, ha sido siempre digno de estudio, porque partió de una propuesta enmarcada en los sonidos del post-puk y del goth, adquirió de pronto inflexiones del hard rock y se orientó después a una tendencia de fusión con pinceladas más psicodélicas e internacionales, por llamarlas de algún modo.

En medio de todo eso -más precisamente, entre los lanzamientos de los poderosos discos “Electric” (1987) y “Sonic Temple” (1989)-, The Cult se convirtió en una banda reconocida a nivel mundial y Astbury adquirió un estatus de “estrella de MTV” que él mismo ha reconocido, y que tuvo que resultar extraño para un artista que no respondía a los requisitos del ‘mainstream’ y que manejaba además parámetros mucho más espirituales que los de la mayoría de quienes accedían a una posición semejante.

“‘Electric’, que defines como un disco muy ‘heavy’, no es tan pesado; en realidad, es más punk que otra cosa”, reclamó nuestro entrevistado, quien practica el budismo. “Y lo de MTV se dio por la importancia que había adquirido la parte visual en la difusión de la música que hacías. No fuimos ajenos a eso, pero no dejamos de evolucionar como músicos y de hacer canciones que jamás fueron difundidas en esos medios porque resultaban muy raras para ellos”.

“La verdad es que nunca he tratado de impresionar a nadie, y eso tuvo probablemente un gran costo para la banda; nunca quise salir en la portada de la Rolling Stone diciendo ‘las revistas corporativas de rock todavía son una m…”, comentó el vocalista, en clara alusión a la camiseta que lució Kurt Cobain en una carátula de esa publicación en 1992. “Nunca hicimos lo que querían que hiciéramos. En todo caso, nos queríamos impresionar a nosotros mismos”.

Como Astbury vive en el Sur de California desde hace mucho tiempo, consideramos que era natural pedirle su opinión sobre la decisión tomada por su compatriota Ozzy Osbourne de regresar a Inglaterra luego de haber estado radicado en esta parte del mundo a lo largo de dos décadas, debido supuestamente a la violencia incontenible que envuelve a este país.

“Yo amo Los Ángeles; es una ciudad completamente única, un lugar multicultural que ha servido de refugio para muchísimas personas”, enfatizó el entrevistado. “Fui un inmigrante a los 11 años, cuando me mudé con mi familia a Canadá; y volví a ser un inmigrante cuando me mudé a los Estados Unidos. Perdí mi exclusividad británica desde niño para convertirme en un americano que se interesó además profundamente en las culturas nativo-americanas y precolombinas”.

“Mi corazón está mucho más aquí que en Europa”, aseguró. “Ozzy sí es un tipo británico; a mí me encanta LAFC [Los Angeles Football Club] y me encanta andar en las calles del centro, por más caóticas que sean ahora. El Sur de California tiene mucha magia, mucha cultura. Esta es mi casa y la de mis hijos, y no tengo deseo alguno de irme”.

Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.