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'The Sandman' tiene una historia que pide a gritos su propia serie

La conversación seriéfila tiene nueva inspiración para hablar largo y tendido. Se trata de The Sandman, la adaptación de la popularísima saga gráfica de Neil Gaiman sobre Morfeo (o Sueño, Oniros u otros nombres), el dios del reino de los sueños al que un hechicero atrapa y encarcela durante un siglo, robándole las herramientas que lo hacen poderoso. Un hecho que deriva en la aventura por encontrarlas, derrochando la sofisticada imaginación de su autor a través de reinos extraños, personajes ricos en detalles, pesadillas y demonios por doquier.

Jenna Coleman como Johanna, Tom Sturridge como Sueño en 'The Sandman'. Cr. Liam Daniel/Netflix © 2022
Jenna Coleman como Johanna, Tom Sturridge como Sueño en 'The Sandman'. Cr. Liam Daniel/Netflix © 2022

Y el mundo está hablando, o más bien dictando sentencia, con una recepción abrumadoramente positiva desde su estreno el 5 de agosto (a la hora de escribir este artículo ya es la serie más popular del servicio). Los críticos hemos caído rendidos (en su gran mayoría) y los sitios dedicados a la recopilación de puntuaciones demuestran que el público también (en RottenTomatoes tiene un aprobado de la audiencia del 85% y en iMDB acumula un puntaje del 8/10). Hasta Twitter se ha inundado de comentarios arropando la serie, la fidelidad a la novela gráfica, la estética, historia y sus protagonistas. Y no solo fans de las viñetas de DC Comics, sino también personas que jamás leímos ni una sola de sus páginas.

Y si bien reconozco que lo mío no suele ser el género fantástico, The Sandman me atrapó desde sus primeros minutos con un prólogo atento a los detalles, una estética visual ambiciosa y la voz profunda de su protagonista (Tom Sturridge) que te acurruca con tal intensidad que no sabes si estás a punto de tener un sueño o una pesadilla. Sin embargo, existe un personaje secundario que sacude tanto la pantalla que básicamente pide a gritos que le den su propia serie.

Es más, su potencia visual es tal que estoy convencida que cualquiera que la haya visto -o al menos los tres primeros capítulos- sabe de quién les hablo. Básicamente porque se roba toda nuestra atención, dejándonos con unas ganas abrumadoras por volver a verla pronto en escena.

Les hablo de Constantine, la exorcista que interpreta Jenna Coleman y que vemos ayudando a Sueño a encontrar su primer artefacto: una bolsa de arena.

Jenna Coleman como Johanna Constantine en 'The Sandman'. Cr. Courtesy of Netflix © 2022
Jenna Coleman como Johanna Constantine en 'The Sandman'. Cr. Courtesy of Netflix © 2022

Si estás pensando si el nombre y su profesión tienen algo que ver con el mismo exorcista que interpretó Keanu Reeves en la película de 2005 o la serie de una temporada que dio vida Matt Ryan para el Arrowverse, la respuesta es que sí. En la serie de Netflix conocemos a Johanna Constantine, que vendría a ser una especie de versión femenina del John Constantine de las viñetas y que ya vimos con película y temporada propia.

Lo cierto es que en un principio la decisión no provocó mucho entusiasmo entre los fans de las viñetas. Hubo quienes lo criticaban por ser una decisión ‘woke’ que no respetaba la obra original mientras muchos tenían curiosidad por descubrir si se trataba de una hija, sobrina o familiar de John o un personaje diferente. Sin embargo, decidieron convertir a John en Johanna por la sencilla razón de diferenciar al personaje de esas mismas dos obras previas que ya conviven en el imaginario colectivo. Neil Gaiman quería que el público se adentrara en la serie sin estar salpicado por conocimientos previos (Slashfilm) y, además, porque John Constantine no es un personaje de creación suya, sino que apareció originalmente en las novelas gráficas como un crossover a partir de tener su propio comic, Hellblazer, creado por Alan Moore, Stephen R. Bisesette, Rick Veitch y John Totleben. En cambio, Johanna Constantine sí era creación suya al tratarse de un ancestro de John que introdujo en la saga literaria de The Sandman una vez estaba avanzada.

Y he de decir que la serie no tiene nada que envidiarle al Constantine de Keanu Reeves o la serie. Más bien todo lo contrario. Porque desde el momento que Jenna Coleman aparece en escena en el tercer episodio, consigue que no queramos perderla de vista.

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La actriz británica, a la que conocimos a nivel internacional con otras series como Doctor Who, Victoria, The cry y La serpiente, debuta en la serie como el primer personaje en el mencionado capítulo, dándose a conocer como una mujer con sus propios traumas y pesadillas del pasado, conocedora del mundo de la magia, el exorcismo y demonología. La serie la introduce como alguien valiente, de convicciones firmes y de las mejores exorcistas que existen. Nos transmite seguridad y confianza en sí misma, convencida de su maestría a la hora de enfrentarse al mal, audaz y temeraria.

Se muestra como una mujer sin miedo que incluso no puede evitar demostrar su fascinación por el inframundo que le rodea cuando realiza un exorcismo. Y así como despliega humor sarcástico, la vemos dando rienda suelta a su arrogancia criticando a sus clientes -la propia realeza británica- antes de realizar un exorcismo, recitando latín y finiquitando su labor como si fuera algo de todos los días.

Pero la serie también nos presenta a una mujer de emociones fuertes, que esconde muchas capas por descubrir debajo de las apariencias. Una mujer que alberga sus propios traumas del pasado, que ha vivido relaciones con hombres y mujeres huyendo de las ataduras, desvelándonos un personaje con muchas aristas a la que podría quedarle mucho por descubrir.

Jenna Coleman brilla convirtiendo a esta Johanna Constantine en un personaje ajeno a los dos hombres que vimos en el pasado, realizando un trabajo sólido y convincente, dejando una huella tan profunda que el hecho de que aparezca en dos episodios solamente se nos hace injustamente corto.

Jenna Coleman como Johanna Constantine en 'The Sandman'. Cr. Courtesy Of Netflix © 2022
Jenna Coleman como Johanna Constantine en 'The Sandman'. Cr. Courtesy Of Netflix © 2022

Y es que estamos ante una versión de Constantine que mantiene algunas características del personaje masculino -como el cinismo, el humor negro, ingenio y astucia- pero que se expande mucho más que el resto de versiones adaptadas a la pantalla dándonos una figura más creíble, humana y tangible. No olvidemos que la película de Keanu Reeves no conectó con el público más allá del aporte zen que le daba el actor al personaje, sin calar hondo en el género de los comics. Como tampoco lo hizo la serie, cancelada tras la primera temporada.

The Sandman es una serie repleta de personajes secundarios (atención a Gwendoline Christie como Lucifer o Mason Alexander Park como Deseo, que tampoco pasan desapercibidos) y si bien la trama gira en torno a la reconstrucción de Sueño, su reino, vulnerabilidad, fe en la humanidad y sus propias emociones, termina dejándonos con la miel en los labios cuando se trata de Johanna. Un personaje tan completo, con tantas facetas por descubrir y con un trabajo tan abierto a la exploración fantástica como los exorcismos, que la convierten en una figura que sin dudas merece tener su propia historia. Y si bien hay quien podría decir que ya la tuvo con la exitosa película de Keanu Reeves o la serie, esta versión es muy diferente. Y no porque sea mujer, sino porque Neil Gailman la baña de detalles humanos y rasgos de superheroína de a pie que, combinados con la presencia arrolladora de Jenna Coleman, dan la sensación que podrían expandir con maestría a través de una serie independiente.

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