Anuncios

The Sun usó pistas obtenidas de manera indebida sobre Harry y Meghan, afirma un investigador privado

Daniel Portley-Hanks, un investigador privado ya jubilado que habla de haber ayudado a un periódico amarillista británico a transgredir la ley para sacar a la luz información privada sobre Meghan Merkle y su familia, en Glendale, California, el 18 de marzo de 2021. (Kendrick Brinson/The New York Times)
Daniel Portley-Hanks, un investigador privado ya jubilado que habla de haber ayudado a un periódico amarillista británico a transgredir la ley para sacar a la luz información privada sobre Meghan Merkle y su familia, en Glendale, California, el 18 de marzo de 2021. (Kendrick Brinson/The New York Times)

Era el otoño de 2016 y The Sun, el periódico sensacionalista más popular del Reino Unido, estaba tras una historia muy provechosa: el príncipe Harry, el desenfrenado hijo menor del príncipe Carlos, tenía un romance con una actriz estadounidense llamada Meghan Markle. En esos momentos, las noticas sobre la familia real eran aburridas (el hermano mayor de Harry, el príncipe William, ya estaba casado), así que cualquier novedad en la vida amorosa de Harry reunía los requisitos para convertirse en una muy buena primicia.

Pero ¿qué había que saber sobre Markle y cuáles de los implacables periódicos sensacionalistas británicos llegarían primero?

El editor de The Sun en Estados Unidos con residencia en Nueva York recurrió a una fuente confiable para que le prestara ayuda de inmediato: Daniel Portley-Hanks, un veterano investigador privado de Los Ángeles conocido como Danno, cuyo currículo incluye varias estancias en prisión y décadas de trabajo clandestino para una amplia variedad de clientes, entre ellos, la prensa amarillista británica.

Portley-Hanks ingresó a TLOxp, un servicio que cuenta con una enorme base de datos de información restringida sobre personas y empresas, y obtuvo referencias muy valiosas —domicilios, números de teléfonos celulares, números de seguro social y otros— sobre Markle, sus padres, sus hermanos y su exmarido. Luego, según una factura que verificó The New York Times, se las vendió por 2055 dólares al editor de Estados Unidos, James Beal.

Con esta información, la siguiente semana, The Sun se puso a trabajar y generó una oleada de “exclusivas” indiscretas de fuentes no muy confiables. Una de ellas hablaba de cómo Harry, desesperado por entablar relación con Meghan luego de conocerla con anterioridad ese mismo año, “la persiguió y la asedió con mensajes hasta que la convenció de que saliera con él”. Otra presentó una entrevista poco benévola con la medio hermana de Markle, Samantha, quien la describió como una trepadora social ambiciosa e insensible que abandonó a su familia cuando se volvió famosa.

Portley-Hanks, quien ahora tiene 74 y está jubilado, señaló que su información también puso a The Sun sobre la pista del padre de Markle, Thomas Markle, ex director de iluminación de Hollywood, quien se peleó con su hija en un triste intercambio de cartas y entrevistas que seguirían apareciendo en la prensa sensacionalista incluso después de que Markle se casara con el príncipe Harry en 2018.

Los investigadores privados certificados, como Portley-Hanks, están autorizados a acceder a ese tipo de información para que sus clientes la usen, por ejemplo, en casos civiles y penales. Pero el hecho de que la gente comparta esta información con las agencias de noticias implica una violación de las leyes de privacidad de Estados Unidos. (Las agencias noticiosas de Estados Unidos pueden buscar información en TLOxp y servicios parecidos, pero solo tienen acceso a un conjunto restringido de información).

Un comunicado de TransUnion, empresa propietaria del servicio de TLOxp, decía: “La principal prioridad de TransUnion es proteger la información. A esta persona no se le autorizó a compartir con terceros la información obtenida en TLOxp”.

La participación de Portley-Hanks para proporcionarle información a The Sun salió a la luz por primera vez gracias a Graham Johnson, un antiguo reportero de periódicos amarillistas británicos que ahora escribe para Byline Investigates, una publicación en línea financiada por donaciones que se enfoca en el comportamiento indebido de la prensa sensacionalista británica.

Después del escándalo de intervenciones telefónicas de 2011, que comenzó con la intervención del teléfono celular de una chica asesinada de 13 años y que en última instancia reveló las formas turbias e ilegales en que la prensa amarillista británica obtiene sus primicias más provechosas, la mayor parte de los medios noticiosos británicos dejaron de darle cobertura al asunto; Byline Reports se ha concentrado en el tema.

El escándalo y las sanciones legales resultantes deberían haber puesto fin a esas prácticas. Rupert Murdoch, el magnate de los medios que tiene gran influencia en el Reino Unido por ser el propietario de The Sun y de The Times de Londres, un periódico de gran formato un tanto más respetable, prometió que sus periódicos ya no emplearían a investigadores privados… excepto en circunstancias extraordinarias y solo con el permiso de los editores superiores.

Daniel Portley-Hanks (Kendrick Brinson/The New York Times)
Daniel Portley-Hanks (Kendrick Brinson/The New York Times)

Sin embargo, según Portley-Hanks, algunos periodistas no lo tomaron en serio.

En algún momento, The Sun “me envió una carta que tenía que firmar, la cual decía que no usaría ningún método ilegal para ubicar a las personas o corroborar su historial”, mencionó en una entrevista. “Luego, los reporteros volvieron a buscarme para decirme con un guiño de complicidad ‘Pero si quieres tener trabajo, sigue haciendo lo que siempre has hecho’”.

En el caso de Markle, “Estoy casi seguro de que James Beal sabía que lo que le estaba dando se había obtenido de manera ilegal”, señaló Portley-Hanks en una declaración jurada que les proporcionó a los abogados de Harry, quien está demandando a The Sun y a otro periódico amarillista, el Daily Mirror, por acusaciones independientes de intervenciones telefónicas.

News Group Newspapers, que publica The Sun, mencionó que le había hecho una “petición legítima” a Portley-Hanks para que investigara referencias sobre Markle y sus familiares mediante el uso de bases, cosa que tenía autorización de hacer. “Claramente le pedimos por escrito que no actuara fuera de la ley y él firmó un documento legal de que así lo haría”, señaló en un comunicado. La empresa también declaró que también hablaba a nombre de Beal.

La compañía afirmó que ningún aspecto de la información proporcionada por Portley-Hanks planteaba problemas relacionados con prácticas ilegales y añadió que no le pidió el número de seguro social de Markle —que es una información más reservada— y no lo usó para ningún fin.

Los expertos jurídicos señalaron que, en el Reino Unido, la prensa sensacionalista se ha conducido con cautela desde el escándalo de 2011, el cual obligó a Murdoch a cerrar otro de sus periódicos, el News of the World, y arruinó su adquisición de una emisora por satélite, la BSkyB.

“En este momento, no existen pruebas que hayan salido a la luz de que hubieran continuado con alguna actividad ilegal desde 2011”, comentó Daniel Taylor, especialista en leyes de confidencialidad.

Tabloides británicos (AP Photo/Kirsty Wigglesworth)
Tabloides británicos (AP Photo/Kirsty Wigglesworth)

No obstante, Taylor añadió que, hablando de la prensa amarillista, “Habría habido un enorme interés por Enrique y Meghan, y no hay duda de que hubieran hecho todo lo posible para asegurarse de obtener una ventaja competitiva sobre sus rivales”.

Incluso cuando The Sun estaba publicando sus primeros artículos sobre el romance de Harry y Meghan, el Sunday Express y otros competidores estaban consiguiendo sus propias primicias y llegaron hasta Estados Unidos para hablar con alguien que tuviera algún tipo de relación con Markle. Vigilaban las casas, bombardeaban con llamadas telefónicas a los familiares lejanos, hablaban con los vecinos, hacían referencia a “amigos” y a “compañeros” anónimos de la pareja.

Entre lo emblemático de la cobertura, salió un artículo del Daily Mirror que estaba cargado de insinuaciones racistas, decía que la Markle mestiza era “(Casi) salida directamente de Compton” y describía el barrio de Los Ángeles donde vivía su madre negra como un vecindario lleno de “casas destartaladas de un solo piso” y plagado de drogas, armas, pandillas y violencia.

El artículo de The Mail y los diversos artículos de The Sun aparecieron en la primera semana de noviembre de 2016. Días después, la oficina del príncipe Harry publicó un comunicado extraordinario diciendo que Markle había sido “objeto de una ola de insultos y acosos” y que “casi todos sus amigos, colegas y seres queridos de su vida” habían sido perseguidos por personal de los medios noticiosos británicos y que, en algunos casos, les habían ofrecido dinero para que dieran entrevistas.

Desde entonces, la pareja ha estado en guerra con la prensa amarillista. Además de la demanda de Harry, el domingo, Meghan presentó su propia demanda contra el editor de The Mail por atentar contra su privacidad al publicar una sentida carta que envió a su padre distanciado. En febrero, un alto tribunal de Londres falló a su favor.

El jueves, Harry y Meghan, conocidos también como el duque y la duquesa de Sussex, dijeron en un comunicado que las afirmaciones de Portley-Hanks demostraban que “siguen en marcha las prácticas depredadoras del pasado provocando daños irreversibles para las familias y las relaciones personales”.

Con mucha frecuencia, Harry ha culpado a la prensa sensacionalista por la muerte de su madre, la princesa Diana, quien murió en 1997 en París en un accidente automovilístico luego de una persecución a gran velocidad por paparazis. Incluso atribuyó, en parte, la decisión de ambos de retirarse de sus funciones dentro de la realeza y salir del Reino Unido a la vigilancia incesante de los medios noticiosos.

“Todos sabemos cómo puede ser la prensa británica y ya estaba acabando con mi salud mental”, le dijo Harry el mes pasado al presentador de un programa de entrevistas, James Corden. “Yo pensaba que era dañino. Así que hice lo que cualquier esposo y padre haría; tenía que alejar de eso a mi familia”.

Este mes, Harry y Meghan hicieron aseveraciones semejantes en su fulminante entrevista con Oprah Winfrey. Portley-Hanks, quien afirmó que estaba arrepentido de sus acciones, señaló que esos comentarios hicieron más profundo el remordimiento que sentía por la ayuda que prestó para conducir a la presa sensacionalista hasta Markle y sus familiares.

“Me di cuenta de que estaba mal lo que hacía”, aseguró en una entrevista desde California. “Mis ingresos dependían de las desgracias de otras personas”.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2021 The New York Times Company

MÁS HISTORIAS QUE TE PUEDEN INTERESAR:

El príncipe William en shock y confundido, aseguran sus amigos más cercanos

La mansión de Meghan y Harry fue invadida dos veces en Navidad

Palacio de Buckingham contrata abogados para investigar las acusaciones de Meghan Markle

EN VIDEO: Meghan Markle no se olvida de sus compromisos en el Reino Unido