Tiburón rindió homenaje a una tragedia histórica en una de sus mejores escenas

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A 47 años de su estreno, Tiburón continúa siendo uno de los grandes clásicos del séptimo arte y toda una obra maestra del cine de suspense. Es más, es tan fácil acceder a ella que la tienes a un click de distancia en el catálogo de Netflix, Amazon Prime Video y Filmin.

Y si bien Steven Spielberg creó momentos icónicos que han quedado grabados a fuego en la memoria colectiva del mundo, una de las mejores escenas de Tiburón no está protagonizada por la famosa aleta del escualo o la música de John Williams. Sino por un relato basado en una historia real.

Tiburón. (Photo by Sunset Boulevard/Corbis via Getty Images)
Tiburón, actor Roy Scheider (Photo by Sunset Boulevard/Corbis via Getty Images)

Steven Spielberg tenía 28 años cuando se puso manos a la obra con uno de los rodajes más caóticos y estresantes de la historia del cine. Su ingenuidad le hizo rodar la película en el océano, enfrentándose a problemas de producción constantes como botes que aparecían en los planos de repente, empleados quemados por el sol o cubiertos en sal de mar y cámaras empapadas, además de comenzar con un guion que no estaba terminado. Y todo esto mientras los tres tiburones mecánicos construidos se negaban a funcionar.

Fue después de sufrir tantos contratiempos y dolores de cabeza que decidió, sin más remedio, insinuar la presencia del tiburón con la música de John Williams, sin saber que ese error mecánico terminaría convirtiéndose en el sello de identidad del filme. Al final, con sudor y lágrimas, Spielberg consiguió crear su primer clásico y una película que dejó huella a golpe de secuencias aterradoras, visualmente punzantes y cinematográficamente electrizantes. Por eso estoy convencida que si les pregunto cuál es vuestra escena favorita, a cada uno le vendrá a la mente un momento icónico diferente. Desde el impacto que provoca el primer ataque en la secuencia inicial a la mano que encuentran en la playa, las frases memorables de sus personajes (como “Va a necesitar un bote más grande”) o sencillamente la música de John Williams como figura invisible pero inolvidable.

Sin embargo, Tiburón tiene otra escena maravillosa que suele pasar desapercibida y que, para mí, es de las mejores de todo el metraje. Porque, para que provoque el pavor que pretende, hay que conocer que se trata de una historia real.

American director Steven Spielberg on the set of his movie, Jaws. (Photo by Sunset Boulevard/Corbis via Getty Images)
American director Steven Spielberg on the set of his movie, Jaws. (Photo by Sunset Boulevard/Corbis via Getty Images)

La escena en cuestión tiene lugar en la hora y media de metraje, cuando el alcalde finalmente se convence de la presencia del gran tiburón blanco en las orillas de su pueblo, y da la orden al jefe de policía Martin Brody (Roy Schreider) de cazarlo. Para entonces, el escualo se ha cobrado varias víctimas. A continuación, Brody y el oceanógrafo Matt Hooper (Richard Dreyfuss) contratan al cazador de tiburones local, el capitán Quint (Robert Shaw), embarcándose en su barco, ‘Orca’. Y después de vivir el primer encuentro con el escualo pasan la noche en el navío, esperando que reaparezca.

Y entonces somos testigos de la secuencia cuando Quint y Hooper beben y comparten cicatrices de batalla. Es un momento de distracción entre los personajes tras un día de tensión y peligro, pero Quint nos trae de regreso al suspense de la película contando la historia del tatuaje que lleva en el brazo: el USS Indianapolis.

Muchos seguramente no lo sepan pero la anécdota es una historia real. En la película, el capitán relata que es uno de los supervivientes del barco naval que fue hundido por torpedos japoneses en 1945 después de entregar partes de la bomba nuclear de Hiroshima. “1.100 hombres cayeron al agua. El barco se hundió en 12 minutos. No vi el primer tiburón hasta pasada media hora. Un tigre, de cuatro metros” relata el personaje.

Lo que no sabíamos era que nuestra misión de entregar la bomba era tan secreta que no se podía enviar una señal de socorro” continúa para añadir que en cuanto salió el sol comenzaron a aparecer más tiburones, formando grupos para protegerse entre todos, ahuyentándolos, gritando y pataleando. “A veces, el tiburón se iba y a veces, no se iba. ¿Sabe una cosa sobre los tiburones? Tienen ojos sin vida. Ojos negros, como los de un muñeco. Cuando se acercan parecen estar sin vida hasta que muerden y esos ojos negros se vuelven blancos”.

Quint entonces relata los gritos de terror que se oían y el color rojo que tiñó el mar a su alrededor, con compañeros siendo desmembrados por los escualos. “Cuanto terminó ese primer amanecer habían muerto 100 hombres. No sé cuántos tiburones. Tal vez 1.000. No sé cuántos hombres. Devoraban a seis por hora”. Concluye contando que vio a uno de sus amigos al que le faltaba la mitad del cuerpo y que, al ser rescatados días después, solo 316 hombres habían sobrevivido.

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Como pueden comprobar en el vídeo, la escena transcurre con una música sutil de fondo y sin acompañamientos añadidos. Ni siquiera hay cambios de planos variados. Se trata de escuchar a Quint y dejar que la imaginación haga el resto, mientras el espectador sabe que ahí debajo está el tiburón esperando volver al acecho.

El USS Indianapolis era uno de los orgullos de la fuerza naval estadounidense y después de entregar piezas para la bomba nuclear, zarpó entrando en secreto en las aguas de la isla de Tinián en la medianoche del 30 de julio de 1945, siendo interceptado por un submarino japonés. De los 1.195 hombres que iban a bordo se cree que unos 300 murieron en el impacto mientras el resto caía al mar. Donde los esperaban los tiburones. Fue el mayor desastre naval en cuanto a perdidas de vidas en el mar en la historia de la Marina estadounidense.

Fue espantoso” dijo el superviviente Harlan Twible en el documental Jaws: The Inside Story. “Los tiburones tiraban de ellos y comían sus extremidades y el resto del cuerpo flotaba en la superficie”. Si bien muchos murieron por deshidratación, quemaduras, ahogamiento y envenenamiento por el agua salada, otros tanto perecieron como alimento de tiburones.

Los hombres comenzaron a tener ideas de que el barco [de rescate] no estaba muy lejos”, recordó el sobreviviente Tony King al History Channel en 2018. “Promesas de chicas guapas llevando galletas o una bebida fría justo en el horizonte. No fue difícil que me convencieran. Así que un grupo nadó, siguiendo al líder, sin querer quedarse atrás... Había tantos tiburones. Tantos. Los veía nadando debajo de mí”.

(Original Caption) Three-quarter port bow view of USS Indianapolis, Navy heavy-cruiser. (Bettmann Archive; Getty)
(Original Caption) Three-quarter port bow view of USS Indianapolis, Navy heavy-cruiser. (Bettmann Archive; Getty)

La Marina se enteró del hundimiento cuatro días después, cuando la tripulación de otro barco -el PV-1 Ventura- vio a los sobrevivientes en el mar cubiertos de petróleo. A continuación, la historia del USS Indianápolis rellenó portadas en los periódicos de la época. No solo por la tragedia sino porque la Fuerza Naval juzgó en un consejo de guerra al capitán Charles B. McVay III -que había sobrevivido al hundimiento y los tiburones- acusándolo de negligencia por no haber esquivado el torpedo. El caso fue todo un escándalo por entonces con muchos detractores. A McVay lo juzgaron pero no fue exonerado por el Congreso de EEUU hasta el año 2000, décadas después de su muerte. Y es McVay nunca volvió al mar y se suicidó en 1968 a los 70 años.

El tiempo pasó y la historia quedó en el recuerdo de la época, haciendo que muchos ni siquiera reconozcan la autenticidad y realismo del momento que plasma la película. Es por eso que la secuencia causó impacto en Twible. Tal y como contó en el documental sobre el filme, solía mantenerse lejos de cualquier información que pudiera dar a conocer a su familia lo que hizo durante la Segunda Guerra Mundial. “Pero fue un shock cuando la oí [la historia en la película]. Ahí estaba un hombre contando mi historia al mundo. Le debemos mucho a Robert Shaw. Nunca lo conocí pero como miembro del Indianapolis, puedo honestamente decir que le estamos en deuda”.

Supervivientes del USS Indianapolis en camino al hospital tras el rescate, Agosto de 1945. (Photo by PhotoQuest/Getty Images)
Supervivientes del USS Indianapolis en camino al hospital tras el rescate, Agosto de 1945. (Photo by PhotoQuest/Getty Images)

Curiosamente, si bien la película estaba basada en la novela de Peter Benchley, la escena se incluyó más tarde entre Spielberg, los guionistas Howard Sackler y John Milius, y el propio actor que la recita. Lo que demuestra la maestría del cineasta para crear suspense desde ángulos diferentes, rindiendo homenaje a su manera a una tragedia histórica.

Esta historia también se plasmó en el cine en 2016 en Hombres de valor, una película protagonizada por Nicolas Cage que transformó la tragedia en una cinta del género catástrofe. Fue destrozada por la crítica, con muchos especialistas señalando la poca justicia que le hacía a la increíble historia real. De más está decir que no se estrenó en muchos países, ni siquiera España.

El único error de Tiburón es que Quint dice que el evento ocurrió el 29 de junio de 1945 pero, en realidad, fue el 30 de julio. Si no conocías esta historia te propongo ver Tiburón de nuevo. Te aseguro que ya no verás la secuencia con los mismos ojos de ayer.

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