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Tolerar más el dolor estaría ligado a un mayor riesgo de padecer un infarto silencioso

¿Te consideras una persona con una alta tolerancia al dolor? Pues te tenemos malas noticias, porque acaban de encontrar que podría estar ligado a un mayor riesgo de padecer un infarto silencioso.

Mayor tolerancia al dolor ligada a mayor riesgo de infarto. Foto: Shalom Ormsby/Getty Images
Mayor tolerancia al dolor ligada a mayor riesgo de infarto. Foto: Shalom Ormsby/Getty Images

El estudio, publicado en la revista Journal of the American Heart Association, reunió a más de 4,800 adultos a quienes se les realizaron dos pruebas. La primera fue una de sensibilidad estándar, en la que se les pidió sumergir una mano en agua helada y dejarla ahí lo más que soportaran por un máximo de 2 minutos. La segunda consistió en realizares un electrocardiograma para detectar señales de haber padecido infartos anteriores, se hubieran dado cuenta o no.

Lo que descubrieron fue que el 8% de los participantes habían padecido un infarto silencioso, pero solo el 5% había sido diagnosticado. Los investigadores también notaron que quienes habían reportado una mayor tolerancia al dolor eran los que más infartos silenciosos habían padecido.

Además encontraron diferencia entre géneros ya que un 19% de los hombres había padecido un infarto, contra solo 7% de las mujeres. Sin embargo, entre ellas, los infartos silenciosos fueron más comunes (tres cuartas partes del total), pero entre los hombres fue poco más de la mitad (58%).

¿A qué se debe esto?

Los responsables del estudio no tienen muy claro por qué ocurre esto, pero sugieren que podría ser que estas personas son menos sensibles al dolor causado por una disminución del flujo sanguíneo al corazón. Esto, sugieren los investigadores, podría explicar por qué algunas personas que padecen infartos silenciosos reportan no haber sentir dolor de pecho.

A pesar de todo, consideraron la opción de que quizá algunas personas obviaron la seriedad de los síntomas, o no los identificaron, por lo cual no acudieron al médico.

Esto, aseguran, tendría que ver con que la mayoría de las personas asociamos el dolor de pecho con un infarto o con otras afecciones cardiacas, por lo que si este síntoma clásico no se presenta, o no lo sentimos tan fuerte, lo pasamos por alto. Es por ello que los responsables del estudio insisten en que la gente debería conocer las señales “atípicas” de un infarto, por ejemplo:

  • Dolor en la espalda alta

  • Dolor en la mandíbula

  • Falta de aire

  • Náuseas

  • Sensación de acidez, pero con presión, en el abdomen alto.

Sugirieron que habría que vigilar más la educación que se da al respecto de los síntomas de un infarto porque los infartos silenciosos presentan riesgos similares a los infartos “normales” para la salud. Finalmente insistieron en la importancia de controlar y regular los factores de riesgo, como la presión alta y los niveles de colesterol, además de fomentar la ingesta de una dieta sana y el hábito del ejercicio.

@travesabarros

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