¿Por qué tu perro no tiene su propio refrigerador?

Una fotografía sin fecha proporcionada por Kacey Gilpin de las jaulas empotradas para perros que la diseñadora de interiores Mel Bean creó para los dos perros Westies de un cliente en el dormitorio principal. (Kacey Gilpin vía The New York Times)
Una fotografía sin fecha proporcionada por Kacey Gilpin de las jaulas empotradas para perros que la diseñadora de interiores Mel Bean creó para los dos perros Westies de un cliente en el dormitorio principal. (Kacey Gilpin vía The New York Times)

Derek Walker nunca había construido una casita de juguete para mascotas.

Walker, carpintero de Nashville, Tennessee, suele construir armarios a la medida, pero cuando Kelly Ladwig, una agente inmobiliaria local, le pidió que construyera una casita de juguete para sus tres gatos y dos perros, se quedó intrigado. La iban a instalar en la recién construida casa de Ladwig, donde los animales, a los que ella llama “los cinco peludos”, iban a tener su propia habitación.

El diseño de Walker para la casita de juguete de 2 por 3 metros refleja detalles de la casa real, como puertas corredizas de granero y barandales que combinan con la escalera de la casa. También hay un balcón al que Ladwig y su esposa, Suzie Stolarz, se refieren como el “gatio”, que se colocó a propósito en el lado de la casita más cercano a la ventana de la habitación. “Si los gatos quisieran tumbarse y tomar el sol en el gatio, podrían hacerlo”, explicó Walker.

Los precios de los proyectos personalizados de Walker varían, pero este en concreto costó unos 12.000 dólares. (Walker tiene una perrita Irish Doodle de unos 20 kilos, pero es demasiado grande para tener su propia casita, comentó).

“Estos son nuestros hijos”, señaló Ladwig, de 52 años, y añadió que ella y su esposa los consideran “como a cualquier otra persona cuando construyes una casa”.

“La ventaja de construir una casa a la medida es que puedes hacer lo que quieras”, dijo Ladwig. “Así que construimos cosas que funcionaron para nuestro estilo de vida”.

Además de la casita de juguete, Ladwig y Stolarz instalaron un baño para perros, cajas de arena en el lavadero y un bebedero en la cocina.

Una fotografía sin fecha proporcionada por Christine Messier de sus perros Bella, a la izquierda, y Beau disfrutando de su espacio de alimentación (que completaron con tazón que se autoabastece) en su casa en Sarasota, Florida. (vía Christine Messier vía The New York Times)
Una fotografía sin fecha proporcionada por Christine Messier de sus perros Bella, a la izquierda, y Beau disfrutando de su espacio de alimentación (que completaron con tazón que se autoabastece) en su casa en Sarasota, Florida. (vía Christine Messier vía The New York Times)

Desde hace tiempo, los estadounidenses sienten afinidad por sus mascotas y están dispuestos a gastar dinero en ellas (echa un vistazo a las charolas de charcutería para perros y los hoteles de lujo para mascotas), y esa tendencia aumentó durante la pandemia, cuando también hubo un aumento de la tenencia de mascotas. En junio de 2021, una encuesta bienal publicada por la Asociación Estadounidense de Productos para Mascotas mostró que el 35 por ciento de los encuestados afirmaron que, en los últimos 12 meses, gastaron más en artículos para mascotas (incluidos alimentos, productos relacionados con el bienestar y otros artículos para su cuidado) que en el año anterior.

Los altos tipos de interés han hecho que la perspectiva de poseer una vivienda propia parezca cada vez más fuera del alcance de algunas personas, pero para quienes pueden darse el lujo, mimar a sus mascotas con elementos arquitectónicos incorporados es un gasto que merece la pena.

La evolución de un simple animal de compañía a un miembro de cuatro patas de la familia comenzó en la década de 1970, según Andrea Laurent-Simpson, profesora adjunta de Investigación Sociológica en la Universidad Metodista del Sur y autora del libro “Just Like Family: How Companion Animals Joined the Household” .”

De acuerdo con Laurent Simpson, en Estados Unidos se produjeron cambios en la dinámica familiar, como el aumento de la independencia económica de las mujeres, lo que dio como resultado que los niños dejaran de ser el centro de atención y que las familias fueran más pequeñas, esto permitió que los animales de compañía desempeñaran un papel más importante en ellas. Lo que la autora llama “familias multiespecie” surgieron al mismo tiempo que las familias no tradicionales.

“Creo que es un fenómeno generacional que irá en aumento”, afirmó Laurent-Simpson. Según la escritora, los baby boomers han pasado a considerar a sus mascotas como miembros de la familia, pues ellos se han convertido en nidos vacíos, pero son las generaciones más jóvenes (los miléniales y de la generación z) las que se inclinan por la idea de los perros como hijos. Algunos incluso renuncian por completo a los niños en favor de los perros.

Para algunos dueños de mascotas, el diseño orientado a ellas es una confluencia entre hacer la casa más funcional y mimar a los cachorros. Mel Bean, diseñadora de interiores de Tulsa, Oklahoma, recordó haber diseñado unas jaulas empotradas en el dormitorio principal para los dos Westies de un cliente.

“Duermen en la habitación con ellos todas las noches”, explicó Bean. “Así que esto les dio un espacio designado”. Teniendo en cuenta los escasos metros cuadrados de la habitación, diseñó un armario tipo alacena con las jaulas integradas en el fondo. Están pintados de blanco, como los armarios que los rodean, y tienen una puerta de rejilla de alambre con cerrojos elegidos para combinar con la estética de la casa.

“Es mucho más bonito que la cama para perros tirada en el suelo y les proporcionó un montón de almacenamiento útil”, añadió Bean.

Ese proyecto se hizo en 2013, pero desde la pandemia, diseñar para perros se ha convertido en algo habitual para la empresa de Bean. “No sé si he construido una sola casa nueva que no tenga una zona para perros como esta”, afirmó.

En una casa en la que está trabajando actualmente hay bulldogs franceses, que tienen “hábitos notoriamente desordenados para comer”, dijo Bean, así que los clientes le pidieron que diseñara una estructura similar a una perrera junto al dormitorio principal. La perrera tiene una puerta que se abre desde el exterior y conduce directamente a la regadera para perros, así como jaulas empotradas, además de tener su propio refrigerador y cajones de congelador para su comida cruda.

El espacio también incluye un cajón lavavajillas dedicado exclusivamente a los tazones de los perros, que los clientes querían por razones sanitarias. “La habitación es fresca y bonita, pero también se puede fregar y limpiar con una manguera”, señaló Bean.

No obstante, en ocasiones la funcionalidad es un efecto secundario del deseo de los dueños de crear un espacio especial para sus animales.

Una regadera para perros y un comedero, según Ladwig, pueden ayudar a la reventa de la casa, porque es probable que a otras personas les parezca útil. “¿De verdad es necesario tener una puerta para perros en una puerta de acero? Quizá no”, dijo, pero “nos facilita la vida”.

© 2023 The New York Times Company