Una mujer pierde 72 kilos de peso tras no poder subirse a ninguna atracción del parque de Harry Potter

La peor humillación (y la más necesaria) de su vida. Así recuerda Stephanie Chavez su incidente en el parque Harry Potter World (Estados Unidos). En 2010, cuando visitó el lugar junto con su marido y con su primer hijo, los trabajadores le impidieron subirse a cualquier atracción porque estaba demasiado gorda y no cabía en los asientos. Por aquel entonces, Stephanie pesaba 139 kilos. Pero 6 años después su existencia ha cambiado de manera radical.

Esta mujer de 30 años residente en Fort Wayne (Indiana,Estados Unidos) ha perdido 72 kilos de peso. Para ello ha seguido una estricta dieta y se ha apuntado a un gimnasio. Su figura se ha estilizado tanto, que ha ganado un concurso de bikinis. Pero como se suele decir, una imagen vale más que mil palabras.

“Mi dieta antes era un desastre. Engordaba y adelgazaba como un yoyó. Tomaba mucha comida basura y alimentos de supermercado de cocina fácil”, explica Chavez en declaraciones concedidas al Daily Mail. “Mi vida era muy difícil. En realidad no estaba viviendo, no podía ni jugar con mis hijos. Pasaba tanto tiempo inactiva que mis músculos se atrofiaron. Solo podía estar sentada y ni siquiera me podía levantar a andar”.

Pero después del encontronazo con la realidad que supuso el viaje a Orlando, la localidad en donde está el parque dedicado al mago, Stephanie se puso las pilas. “Ese día en Harry Potter World fue muy triste. Me sentí muy incómoda con mi piel y deprimida. Lloré en el hotel. Toda mi familia son fans de Harry Potter”.

Cuando volvió a casa, decidió cortar por lo sano. Nada de preparados, solo comió alimentos frescos. Pero no consiguió muy buenos resultados hasta que tuvo una revelación cuando tuvo a su segundo hijo en 2013, que vino al mundo con problemas de salud y tuvo que ser alimentado a través de un tubo gástrico durante sus primeros días de vida. “Ver a mi hijo pasar por una operación me mentalizó aún más”, recuerda. “Cuando vi que con 7 semanas tenían que operarle me di cuenta de que tenía que llevar un estilo de vida más saludable”.

Cuando su pequeño pudo volver a casa, Stephanie contrató a un entrenador personal que además supervisó toda su dieta. “Mi día a día fue muy duro. Volvía del gimnasio muerta. Pero cada jornada era más fuerte y me sentía mejor. Dejé de lamentarme por mí misma y abandoné las excusas”, asegura.

El culmen de su recuperación llegó en 2015, cuando ganó un concurso de bikinis. En tan solo dos años había pasado de ser una obesa casi mórbida a tener una figura de miss. “Fue la primera vez en mi vida que me atreví a ponerme un bañador de dos piezas. Y triunfe”, manifiesta emocionada. “Ahí me di cuenta de que por fin estaba viviendo la vida que siempre quise. Soy feliz”.

Ahora Stephanie espera con paciencia a que su hijo de 8 años cumpla los 11. Ese día le va a hacer un regalo muy especial del que seguro ella también disfruta: un viaje a Orlando para ir a Harry Potter World. Y por su puesto, se subirá a todas las atracciones.