Urticaria por oruga procesionaria: claves para identificar reacciones alérgicas y qué hacer

Una madre advierte a otros padres después de que sus hijos sufran una reacción severa a la picadura de unas orugas tóxicas. Te contamos en qué consiste la urticaria por oruga procesionaria y cómo actuar ante una reacción alérgica

(SWNS)
Síntomas como hinchazón del rostro, garganta o lengua, decoloración de la boca, dificultades respiratorias o un sarpullido que se propague rápido pueden indicar una reacción grave y requieren atención médica inmediata. (SWNS)

Tras pasar la tarde jugando en un parque al sur de Londres, Caroline Berry y sus dos hijos, Annie y George, de dos y cinco años, desarrollaron un sarpullido doloroso después de que entraran en contacto con los diminutos pelos venenosos que cubren los cuerpos de estos insectos, según publica la edición inglesa de Yahoo Style. La madre ha querido compartir la historia en redes para alertar a otros padres.

Aunque las polillas procesionarias del roble son un especie no nativa del Reino Unido, desde que en 2005 se introdujera accidentalmente en el país el gobierno ha estado tratando de detener su propagación. Es una de las 5.000 especies de insectos lepidópteros de Europa. En España son más comunes las orugas procesionarias de pinos, de la mariposa nocturna Thaumetopoea pityocampa (TP).

El cambio climático, de inviernos más suaves, estaría favoreciendo su expansión. A partir de mayo se puede observar en muchos pinares cómo los árboles empiezan a llenarse de bolas blancas como de algodón que parecen estar enganchadas en las ramas. Ahí es donde hacen sus nidos, y se alimentan de sus agujas y brotes. Cuando su número es excesivo, se convierten en una plaga. Sobre todo anidan en la zona centro y sur de la península, y prefieren pinos, cedros y abetos. Es una oruga pequeña fácilmente reconocible por las largas hileras que forma en el suelo. Precisamente, de ahí viene su nombre de procesionaria.

Anidan en estos árboles en una especie de bolsa y cuando esta se rompe (parte del ciclo para completar su metamorfosis), las orugas bajan al suelo en fila india, asemejando una procesión", explica la doctora Cristina Ortega Casanueva, especialista en Alergología pediátrica.

Este insecto (Thaumetopoea pityocampa) que podemos encontarnos en parques y zonas rurales donde hay pinos y cedros causa problemas en la piel y en los ojos, entre otros efectos. (Foto: Getty)
Este insecto (Thaumetopoea pityocampa) que podemos encontarnos en parques y zonas rurales donde hay pinos y cedros causa problemas en la piel y en los ojos, entre otros efectos. (Foto: Getty)

Una imagen que a los niños puede resultarles simpática, ya que desconocen los peligros que entraña cualquier contacto con las orugas o los pelillos que desprende. Por eso es recomendable enseñarles las consecuencias de tocar este insecto o de acercarse a él. De hecho, conviene enseñarles a evitar las orugas espinosas y de colores brillantes, ya que esas características a menudo son un código natural que indica veneno.

3 reglas básicas de prevención con niños

  1. Evitar jugar con los nidos de procesionaria para que no se rompan y caigan las orugas.

  2. No tocar las orugas, dejándose llevar por su aspecto suave porque pican y provocan afecciones en la piel, como la urticaria.

  3. No entorpecer la fila de orugas con palos.

También es aconsejable extremar las precauciones con las mascotas, como los perros y los gatos, para que no se coman ni olisqueen estos insectos.

Daños en piel y ojos

De las 80 familias de lepidópteros, se ha demostrado que 12 pueden ocasionar patología en el ser humano, que va desde dermatitis, conjuntivitis y asma, a osteocondrosis, fallo renal y hemorragias intracerebrales.

Los pelos y espículas de la TP son los responsables de su efecto nocivo, que se produce por contacto directo o a través del aire, aunque también se ha descrito algunas casas por ingestión de la oruga.

Cada oruga dispone a lo largo de su cuerpo de unos 500.000 pelos de pequeño tamaño, muy urticantes, que pueden desprenderse con facilidad, lo que implica riesgo, no sólo por contacto directo, sino también por vía aérea a través de corrientes de aire. (Foto: Getty)
Cada oruga dispone a lo largo de su cuerpo de unos 500.000 pelos de pequeño tamaño, muy urticantes, que pueden desprenderse con facilidad, lo que implica riesgo, no sólo por contacto directo, sino también por vía aérea a través de corrientes de aire. (Foto: Getty)

Daños oculares y en vías respiratorias

Los síntomas suelen ser de aparición inmediata tras haber caminado por un pinar, y comienzan con intenso picor cutáneo y aparición de habones y lesiones compatibles con picaduras, que se localizan en las zonas expuestas: brazos, cara y piernas habitualmente. Conviene revisar muñecas, antebrazos y tobillos. En los niños, pueden verse afectadas las palmas de las manos y los espacios interdigitales por el contacto directo con la oruga al jugar en terrenos infestados.

Al principio la sensación es más de ardor o quemazón que de una reacción alérgica al uso. Y aunque hay pocos trabajos publicados al respecto, se sabe que el contacto con las orugas provoca cuadros agudos de dermatitis que se caracterizan por la aparición de habones y ronchas (lesiones papulo-eritematosas muy pruriginosas), localizadas en dorso y hombros, además de brazos, abdomen y piernas.

La extensión de las lesiones depende de la sensibilidad de cada persona y, en general, se acompañan de intenso prurito que tiende a desaparecer a los pocos días, o dolor agudo a la presión.

La afectación ocular característica es la conjuntivitis, también agravada por el rascado, que aumenta la penetración y el roce de los pelos urticantes.

Se trata de una reacción inmediata de tipo tóxico-irritativo que aparece al clavarse los pelos y espículas en la piel. Cuando las orugas inyectan su veneno se libera histamina y se puede producir una reacción alérgica debido a exposiciones repetidas que causa urticarias generalizadas, disnea aguda, conjuntivitis, asma, rinitis y angioedema.

En los casos en los que afecta a la respiración puede producir náuseas, vómitos, dolor de cabeza, broncoespasmo e incluso reacciones anafilácticas que precisan asistencia urgente.

Qué puedes hacer

  • Retira a la oruga si aún se encuentra en el cuerpo. Es aconsejable retirar el insecto con pinzas o guantes, ya que, si lo hacemos con nuestra mano, es probable que la procesionaria también nos pique.

  • Coloca celo o cinta adhesiva tipo celofán o cinta americana sobre el lugar de la picadura. Pégala y quítala repetidas veces. Así extraerás espinas, pelos y toxinas. Sin embargo, cada vez que coloques la cinta, utiliza una nueva para no poner más pelos en la picadura.

  • Lava el área lesionada con agua y jabón. Retira toda la ropa contaminada y lávala con agua caliente.

  • Coloca una compresa fría en el área de la picadura después de lavarla. Una bolsa con hielo o comida congelada también vale. Cuando la sensación punzante se haya reducido (después de 15 o 20 minutos), aplica una mezcla de bicarbonato de sodio y agua.

  • Paras reducir la inflamación, intenta elevar el área de la picadura.

  • Se puede tratar el prurito con antihistamínicos orales y corticoides tópicos, o con calmantes como el Paracetamol o Nolotil pueden ser útiles, pero siempre con prescripción médica.

  • Si es necesario, puedes aplicar nuevamente la compresa fría cada hora por 15 o 20 minutos durante las siguientes horas, o usar un paño húmedo como sustituto adecuado para una compresa fría.

Sobre todo, vigila la zona y busca atención médica si el sarpullido aumenta y hay supuración, inflamación o cambio de coloración.

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