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La vida de película de Dominique Lapierre, fallecido a los 91 años

Hijo de un diplomático que soñaba con que siguiera sus pasos, Dominique Lapierre tuvo un alma aventurera muy joven. Aunque su padre supo transmitirle a él y a su hermana (madre del autor español Javier Moro) su pasión por viajar, el joven Lapierre siempre fue un alma libre. Pronto supo que lo suyo sería recorrer el mundo, como su padre, pero no de despacho en despacho, sino sobre el terreno. Eso le llevó a correr las aventuras más emocionantes y al mayor de los éxitos profesionales como reportero y como escritor, pero también le transformó profundamente. Tras décadas destinando la mayor parte de sus ganancias a causas benéficas, ha fallecido a los 91 años de edad. Ha sido su mujer, Aliette Spitzer, la encargada de dar la triste noticia a los medios franceses y lo hacía este domingo, dos días después del deceso.

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Dominique Lapierre y su mujer
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Casado en dos ocasiones y padre de una hija, Alexandra, fruto de su primer matrimonio (y también una de las escritoras actuales más reconocidas de Francia), Lapierre llevaba una vida tranquila en una casa apartada del mundanal ruido en un pueblecito, Ramatuelle, de la provenza francesa. Compró la vivienda cuando tenía 24 años y, a pesar de todo el dinero ganado con sus libros (recordemos que muchas de sus obras son bestsellers), ha seguido residiendo allí durante décadas.

Si bien es cierto que se trata de una vivienda grande, con su propia cancha de tenis, podría haberse rodeado de inmensos lujos. No lo hizo porque el viaje a Calcuta, a mediados de los 80, le cambió algo en su interior. Vivir de primera mano la miseria más absoluta de los residentes en las chabolas del lugar le sirvió de inspiración para la que sería su obra más reconocida, ‘La ciudad de la alegría’ (1985), que escribió junto a Larry Collins y que obtendría tal éxito que sería llevada al cine.

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Dominique Lapierre y Javier Moro
Dominique Lapierre y Javier Moro

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Su espíritu intrépido ya le había llevado a recorrer la URSS en uno de los tiempos más convulsos, los años 50. Lo hizo como reportero de Paris-Match y supo retratar la realidad de sus gentes sin caer en los convencionalismos ideológicos de la época y otras regiones como el Cáucaso o Europa del Este que también atravesaban momentos complicados, pero fue la India la que cambió su vida.

Creó la Fundación Ciudad de la Alegría y se volcó con la ayuda humanitaria a este país. Para empezar, destinó la mitad de las ganancias obtenidas con la novela homónima, con la que obtuvo ingresos millonarios tras ser traducida a más de 30 idiomas y vender millones de ejemplares en todo el mundo. Desde entonces, además, daba conferencias y organizaba colectas, con las que se han realizado obras de irrigación en aldeas sin apenas recursos y que mantenía hasta cuatro barcos-hospital que navegaban por algunas de las islas más aisladas del Delta del Ganges. Por esta labor, fue reconocido con el Premio Naciones Unidas para la Paz y la más alta condecoración civil, el Padma Bhushan.

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Dominique Lapierre
Dominique Lapierre

En medio, en los años 60, estuvo también en España, siendo testigo de primera mano, también junto a Larry Collins, de las andanzas cotidianas, según recoge ABC, de los niños andaluces de la época y, en concreto, de la de un joven que soñaba con ser torero: Manuel Benítez, entonces conocido como ‘El Renco’. Aquella documentación sirvió para publicar la que sería la primera biografía de ‘El Cordobés’ padre, titulada '...O llevarás luto por mí’, fruto del trabajo conjunto de ambos autores.

Un trágico accidente de tráfico, ocurrido hace diez años, le ha llevado a pasar la última etapa de la vida de Dominique Lapierre con problemas cognitivos que le han distanciado de su gran pasión, la escritura.