Érase una vez un set | Oppenheimer: Un viaje cinematográfico al núcleo de la historia

Érase una vez un set | Oppenheimer: Un viaje cinematográfico al núcleo de la historia
Érase una vez un set | Oppenheimer: Un viaje cinematográfico al núcleo de la historia

En un mundo donde los blockbusters dominan la pantalla grande, o al menos la atención de su audiencia, la última obra maestra de Christopher Nolan, Oppenheimer (95%), emergió como un faro de arte cinematográfico y profundidad narrativa. Con un elenco repleto de estrellas liderado por el incomparable Cillian Murphy, Robert Downey Jr., Emily Blunt y Matt Damon, esta película profundiza en la cautivadora historia del Proyecto Manhattan y la enigmática figura en su centro, J. Robert Oppenheimer.

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Nolan, conocido por sus narrativas llenas de capas de significado adornadas con grandes espectáculos visuales, una vez más ha superado los límites de su propia cinematografía. La preferencia del cineasta por los efectos prácticos en lugar del CGI no es ningún secreto, por lo que esta cinta se presentó como el emblema que abrazó esta filosofía sin reparar en ningún detalle. Cortesía del director de fotografía Hoyte van Hoytema, es la primera película en filmar —parcialmente— secciones en fotografía IMAX en blanco y negro, sumergiendo a los espectadores en una experiencia visual cargada de peso histórico.

La película se presenta así por medio de esta audaz narrativa, que teje con habilidad los elementos históricos y personales de la vida de científico cuya tragedia alcanza niveles shakesperianos. Estos incluyen un intenso drama familiar, lleno de amor y traición, así como un retrato intrincado de la complejidad moral que rodea el Proyecto Manhattan. La premisa de la película se ve reforzada por un guión cautivador, y, en gran parte, por sus grandes silencios. Además, el trabajo desde la lente se ve respaldado por un reparto que logró lo que sólo las más grandes cintas de nuestros días pueden, conmover a crítica y audiencia, a la par de ser una fuente de memes infinita.

Cillian Murphy como J. Robert Oppenheimer
Cillian Murphy como J. Robert Oppenheimer

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Y es que en el corazón de esta cinta se encuentra la fascinante paradoja encarnada por J. Robert Oppenheimer, retratado con asombrosa profundidad por Murphy. El brillante científico y líder del Proyecto Manhattan, se encuentra al borde de una decisión trascendental: desatar el poder de la bomba atómica y cambiar el curso de la historia o evitar una posible catástrofe global. Pero faltaba por materializarse un elemento para confeccionar esta obra artesanal del cine moderno.

Oppenheimer: una inmersión en la ansiedad y las consecuencias nucleares

De acuerdo al mismo Nolan, su fascinación por la carrera nuclear se debe a su exposición temprana a la exitosa canción de Sting de 1985, "Russians", que incluía la frase: "¿Cómo puedo salvar a mi pequeño niño del juguete mortal de Oppenheimer?", como cualquier otro niño de la Guerra Fría, un período marcado por una ansiedad nuclear generalizada entre las potencias del mudo. Con el recuerdo de este terror social, el director fue capaz de crear una representación que no sólo fuera íntimamente escalofriante, sino que se viera reflejada en su equivalente moderno más tangible que nunca: el cambio climático.

Ya en el 2014, con Interestelar (71%) nos mostraba la ruina del planeta Tierra a causa del calentamiento global. Esta idea fue un recordatorio para el público de los riesgos y la responsabilidad que conllevan las energías nucleares. El director también mostró que la humanidad puede usar la tecnología para fines constructivos en lugar de destructivos. Algo de este concepto se transmite mediante su visón en un esfuerzo, ya no estéticamente romántico, sino sumamente discursivo uso de los elementos tradicionales de rodaje en el set.

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Este filme marca la sexta colaboración entre Nolan y un increíblemente talentoso Murphy. Sin embargo, es la primera vez que el protagonista de Peaky Blinders asume un papel protagónico en una de sus películas. Para prepararse para el rol, el actor irlandés se sumergió en un extenso régimen de lectura sobre la vida de J. Robert Oppenheimer, inspirándose en la icónica presencia de David Bowie en los años sesenta para caracterizar su rol. El actor incluso perdió un peso considerable para retratar mejor la apariencia demacrada de Oppenheimer.

El proceso de casting para esta película fue tan secreto que algunos miembros del elenco desconocían sus roles hasta que firmaron. Probando la fuerte tentación del proyecto para los grandes nombres de Hollywood, estos aceptaron voluntariamente recortes salariales, ganando cada uno de ellos US$ 4 millones en lugar de los habituales salarios iniciales que llegan a las dos cifras para este tipo de estrellas.

Con un papel que desempeñaba un lugar fundamental en la historia, Downey visitó la casa de Nolan para leer el guión, que estaba impreso en negro sobre papel rojo. Posteriormente, elogió a Oppenheimer como la mejor película en la que ha aparecido. Emily Blunt se mostró igualmente entusiasmada cuando le ofrecieron el papel de Katherine "Kitty" Oppenheimer, e incluso contactó a Murphy para pedirle ideas sobre cómo trabajar con este particular director. Por su parte, Damon, quien interpretó a Leslie Groves, aceptó el papel como una excepción, ya que se encontraba en medio del complicado proceso de terapia de pareja con su esposa. Y sólo accedió luego de negociaciones por ella.

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El director de El Origen (86%) también incorporó algunas caras nuevas al reparto, eligiendo al guionista y director Benny Safdie como el físico Edward Teller, basándose en la recomendación de Paul Thomas Anderson. Safdie había trabajado anteriormente junto a un físico nuclear de la Universidad de Columbia en la escuela secundaria, por lo que su experiencia real en el campo fue decisiva para esta elección.

Un dato importante sobre esta película es que marca la primera ocasión desde Batman Inicia (84%) de 2005, en la que Nolan en la que no presenta a Michael Caine en pantalla, luego de su reciente retiro. Al ser cuestionado sobre la ausencia de Caine, Nolan afirmó que aunque Caine no se encuentre físicamente presente, su espíritu sigue siendo una parte integral del proyecto.

Un intrincado proceso de filmación

Como uno de los mayores esfuerzos en la era del cine moderno, el equipo de producción comenzó los preparativos en Nuevo México, realizando extensas convocatorias de casting para residentes locales, personal militar y científicos. La fotografía principal comenzó el 28 de febrero de 2022 en Ghost Ranch en Nuevo México.

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Originalmente previsto para aproximadamente 85 días, el plan de rodaje tuvo que ajustarse para adaptarse a las limitaciones presupuestarias de la película. Nolan redujo el cronograma de rodaje a solo 55 días para asignar recursos para filmar en California y Nueva Jersey, además de construir decorados históricamente precisos en Nuevo México. Esta apretada agenda hizo que incluso el experimentado actor Cillian Murphy describiera el ritmo como "una locura".

La excepcional ejecución visual de la película se logró mediante una combinación de película IMAX de 65 mm y película de gran formato de 65 mm. Por primera vez en el cine, las secciones se rodaron en película fotográfica IMAX en blanco y negro, especialmente creada por Kodak y desarrollada por FotoKem para la producción. El director de fotografía, Hoyte van Hoytema, utilizó lentes Hasselblad y lentes sonda personalizados para la fotografía macro, lo que permitió tomar primeros planos íntimos y visualmente impresionantes.

Los lugares de rodaje incluyeron la Universidad de California, Berkeley, así como el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, Nueva Jersey. Para recrear Los Álamos de la década de los cuarenta, el equipo de producción construyó un decorado en la cima de la meseta de Ghost Ranch, que tardó tres meses en construirse, pese a que sólo se utilizó durante seis días de rodaje.

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Uno de los momentos más destacados de la película involucró una recreación de la prueba nuclear Trinity. De acuerdo con la preferencia de Nolan por los efectos prácticos, se utilizaron explosivos reales en lugar de gráficos generados por computadora, creando una escena inolvidable que sorprendió e impresionó al público en las salas de cine. En realidad, el equipo obtuvo permiso para filmar en White Sands Missile Range, aunque el horario inconveniente los llevó a filmar la escena en otro lugar del desierto de Nuevo México. El resultado fue una representación impresionante del acontecimiento histórico.

Si bien este apego a la filmación sin agentes digitales es técnicamente cierto, es importante aclarar que la ausencia de CGI no equivale a la ausencia de tomas de efectos visuales, pues la cinta incluye a ambos. Y es que este tipo de efectos pueden abarcar muchas cosas, donde caben las imágenes generadas por computadora reprobadas por Nolan, así como efectos especiales "en cámara" creados en el set. De cualquier manera, el espíritu de esta categorización para Oppenheimer ha quedado intacto.

El coordinador de efectos visuales y colaborador frecuente de Nolan, Andrew Jackson, explica que la secuencia del Proyecto Trinity se logró superponiendo elementos filmados mediante composición digital. La empresa de efectos visuales preferida de Nolan, DNEG, combinó varias imágenes filmadas, como humo y explosiones, utilizando software de computadora para crear las tomas. La intención de Nolan era evitar el uso de simulaciones CGI de una explosión nuclear y, en cambio, mantener el lenguaje visual apropiado para la época de la película, apoyándose en elementos prácticos.

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Los elementos prácticos para la escena de Trinity Test fueron ejecutados meticulosamente. El supervisor de efectos especiales Scott Fisher dirigió la filmación de grandes explosiones prácticas y otros elementos utilizando varios lentes y cámaras, incluidas IMAX y cámaras de alta velocidad. Paralelamente, fueron utilizados cuatro bidones de 44 galones de combustible y explosivos para crear impresionantes explosiones prácticas.

El equipo de producción recopiló aproximadamente 400 elementos individuales, que se superpusieron en el proceso de composición para lograr el impacto deseado. Algunos elementos ofrecieron detalles de cerca de la explosión, mientras que otros contribuyeron a la impresión general de un evento más grande. En total, Oppenheimer contiene aproximadamente 200 tomas de efectos visuales, incluidas secuencias de efectos prácticos.

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Asimismo, el meticuloso enfoque de Nolan, al tiempo de escribir gran parte del diálogo en primera persona, creó una sensación de inmediatez, pretendiendo capturar los vívidos paisajes mentales del científico. Incluso cuando describía conceptos abstractos como partículas subatómicas, fueron empleados efectos visuales y metraje experimental para dar vida a las experiencias visionarias de Oppenheimer. Algo que en definitiva sirvió para que el espectador pudiera vivir una experiencia inmersiva integral.

El cine está en los detalles

En esencia, Oppenheimer explora las profundas consecuencias de la bomba atómica y la —posterior— lucha interna de Oppenheimer por su papel en la destrucción de Hiroshima y Nagasaki como tema central. La película emplea el violín para capturar la ansiedad del físico, destacando la inquietud del instrumento y su capacidad para pasar de la belleza al horror.

Este apego a la memoria de uno de los más cruciales eventos de la humanidad también implicó eliminar elementos modernos de ciertos lugares, asegurando la precisión histórica de la película. Y es verdad, esta ha sido a menudo un tema polémico en el mundo del cine, donde los detalles más pequeños pueden convertirse en temas de escrutinio y crítica. Sin embargo, este proyecto trasciende estos desafíos y ofrece a los espectadores una ambientación impecable.

Kai Bird, un consultor clave de la película, expresó para National Geographic su satisfacción con la precisión de la película y señaló: "No pude encontrar ni un solo error histórico en la película". Incluso el sombrero de fieltro característico de Oppenheimer cumplió con el estándar de autenticidad, gracias a la dedicación de la diseñadora de vestuario Ellen Mirojnick, quien buscó fabricantes de sombreros en Nueva York e Italia hasta que encontró la combinación perfecta en el legendario Baron Hats en Los Ángeles.

La responsabilidad de construir el mundo de Oppenheimer recae sobre los hombros de la diseñadora de producción Ruth De Jong, quien diseñó meticulosamente la recreación en expansión de Los Álamos, transformándola en un enorme modelo 3D. Sin embargo, al darse cuenta del inmenso coste que suponía construir una réplica a escala real con interiores y exteriores, De Jong optó ingeniosamente por rodar la mayoría de las escenas interiores en edificios existentes de la época. Aunque muchas escenas se filmaron dentro de la casa original donde residían Oppenheimer y su esposa, Kitty.

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Con una duración de tres horas, esta película se une a la exclusiva lista de largometrajes de gran presupuesto que han llegado a las pantallas este año con una extensa duración, entre ellos Avatar: El Camino del Agua (93%) de Disney y Barbie (88%) de Warner. Sin embargo, a diferencia de sus competidores, esta película ha demostrado ser una joya tanto en términos económicos como en críticas.

En su primer fin de semana en todo el mundo, Oppenheimer logró recaudar US$ 174,5 millones, hasta llegar a unos impresionantes US$ 928,589,375. Esto es un logro extraordinario y, hasta cierto grado, impensable para una película que dura tres horas, presenta escenas en blanco y negro, está dirigida a un público mayor de 18 años y sin grandes escenas de combate. Además, el hecho de que no forma parte de ninguna franquicia cinematográfica ha resultado una bocada de aire fresco para una industria que había sido dejada de lado durante la última década.

Algo innegable sobre el fenómeno Oppenheimer, es que ha demostrado que el cine puede seguir sorprendiendo y cautivando al público con historias profundas y una narración magistral, incluso en una era que se ha visto dominada por un sabor artificial en el paladar. Fascinando a la audiencia y a la crítica por igual, este filme se encamina a ser la punta de lanza de una nueva ola de proyectos que otorguen a sus directores la libertad creativa necesaria para entregarnos verdaderas producciones artísticas.

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