Del éxito a la bancarrota: ¿qué es de la vida de Toni Braxton?

Supo tenerel mundo a sus pies gracias a una canción que la volvió una sensación global de la noche a la mañana, pero un día despertó envuelta en deudas y obligada a vender todos sus vestidos, zapatos y hasta sus premios Grammy. La historia de Toni Braxton parece salida de un afiebrado guionista, pero muestra cómo el camino al éxito también puede estar lleno de obstáculos y sorpresas desagradables.

La música estuvo presente en la vida de Braxton desde el día que nació. Hija de un obrero y una excantante de ópera de Atlanta, es la mayor de seis hermanos, cinco mujeres y un hombre. Su madre les daba clases de canto a sus hijas, con el sueño de que se volvieran parte del coro de la iglesia metodista a la que ella y su esposo asistían.

"Éramos los freaks del barrio... los únicos de la cuadra que no festejábamos Navidad y que no escuchábamos música que no fuera religiosa. Crecí con la idea de que ir al cine era pecado y que no podía usar pantalones. Mi mamá me ponía sombreros y ropa que me cubría del cuello a los tobillos..." recordó la intérprete sobre su infancia.

Los padres de Braxton terminarían siendo pastores de esa iglesia, pero sus hijas decidieron hacer su propio camino formando un grupo llamado The Braxton. Lograron un pequeño contrato y sacaron un tema en 1990, "Good Life", que no fue exitoso, pero sirvió para que llegara a los oídos de los productores Antonio "LA" Reid y Kenny "Babyface" Edmonds, quienes se enamoraron del estilo de la hermana mayor.

"Su voz es única y se destaca del resto. Cuando uno la escucha en la radio, no importa si no conoce la canción, sabe que es Toni Braxton y nadie más. Eso es una cualidad muy difícil de encontrar, tener una buena voz y que sea tan identificable", explicó Babyface.

Así fue que la cantante consiguió trabajo en el sello de Reid y Babyface, LaFace, que era parte de la disquera Arista. La joven intérprete comenzó a ganarse la vida grabando demos y haciendo de corista en presentaciones en vivo de otros. Su gran oportunidad llegó en 1992, cuando Eddie Murphy necesitaba con urgencia canciones para la banda de sonido de su película Boomerang y los demos de una voz ignota le parecieron suficientemente buenos.

"Hoy miro lo que me pasó y me siento tan afortunada como culpable: fueron situaciones en las que yo debí haberme impuesto más. El disco de Boomerang explotó y de golpe mis canciones sonaban en la radio, pero yo era ingenua y simplemente estaba feliz, sin pensar en mi futuro. Por eso cuando me ofrecieron hacer mi propio álbum, sentí la necesidad de hacerlo lo mejor posible y no me puse a discutir los detalles", explicó.

Su placa Toni Braxton se lanzó en 1993 e incluyó los dos temas de Boomerang, "Love Shoulda Brought You Home" y "Another Sad Love Song", que ya eran populares. "Fue un disco hecho en laboratorio, repitiendo el estilo de esas canciones, en el género adulto contemporáneo", se sinceró.

It's like breathing...[R][R] #amas

Una publicación compartida por Toni Braxton (@tonibraxton) el 26 de Nov de 2019 a las 6:13 PST

Por eso cuando llegó la hora de hacer la siguiente placa, decidió involucrarse más, ya que sentía que debía demostrar que ella era mucho más que una chica con suerte. Así, además de volver a trabajar con Babyface y Reid, se alió con Diane Warren, compositora de algunas de las baladas más conocidas del mundo. Con un abanico de géneros más amplio, en 1996 Braxton lanzó su disco Secrets, que incluía el tema "Unbreak My Heart".

En un momento en el que las baladas de Celine Dion, Whitney Houston y Mariah Carey dominaban el aire de las radios en todo el mundo, "Unbreak My Heart" se convirtió en un hit global, pasó once semanas en la cima del ranking Billboard y se volvió la canción más popular de 1996. De repente, su voz llegó a sitios que jamás la habían oído y convirtió a Secrets en uno de los álbumes más populares de la década.

"Whitney siempre fue un faro en mi vida y, de hecho, ese año logré vender más que ella, ¡y eso me causaba mucha culpa! Al igual que lo que sucedió con ella, la manera en la que me trataban en la compañía estaba mal. Me hacían usar vestidos largos cuando yo soñaba con simplemente andar de jeans o calzas. Lamentablemente las veces que estuve con ella no me dio consejos profesionales sino consejos para salir con chicos sin que la prensa se enterara...", recordó entre risas Braxton.

Acompañada por su sello discográfico, Arista / LaFace, se embarcó en una gira promocional por Europa y Asia y comenzó a presentarse en estadios de todo el mundo. Sin embargo, meses después de vender 15 millones de copias con Secrets, en enero de 1998 Braxton sorprendió a todos al presentarse en la Justicia para declararse en bancarrota por una deuda de 50 millones de dólares.

De acuerdo al escrito presentado por su abogado, el contrato que había firmado con Arista / LaFace consignaba que sólo recibiría 33 centavos de dólar por álbum vendido, lo que no fue suficiente para mantener el nivel de vida que se esperaba de una cantante de su popularidad. Con la medida judicial, Braxton estaba presionando a sus jefes para que la liberaran de sus obligaciones para irse a otro sello o renegociar otro tipo de acuerdo. Sin embargo, la estrategia no sirvió de nada y no pudo cubrir sus gastos.

Desesperada, Braxton creyó que lo mejor era salir a hablar en público de su situación para conseguir apoyo. Así que en 1997 se sentó en el talk show más relevante de la época, el de Oprah Winfrey, para contar su verdad.

"Yo fui muy inocente y acepté un acuerdo sin entenderlo por completo. Arista me dio un adelanto por mi trabajo, pero con la promesa de que cuando se liquidaran las regalías y las entradas de los shows tendría un nuevo cheque. Cuando finalmente llegó, me encontré con que eran menos de 2000 dólares. Recuerdo aún la cifra: 1972 dólares", le dijo a la conductora.

Sin embargo, las cosas no salieron como esperaba: en vez de apoyarla, Winfrey comenzó a preguntarle detalles del estilo de vida que llevaba la cantante, desde cuántos autos tenía a cómo eran las sábanas en las que dormían. Braxton respondió que sólo dormía en camas con ropa blanca de mil hilos de algodón griego y que tenía toda su vajilla con sus iniciales en oro, lo que cayó mal, tanto en la conductora como en el público.

La visita televisiva se le terminó volviendo en contra. "Oprah fue cruel y malvada conmigo. En el fondo a mí no me parecía una buena idea ir a su programa, pero me convencieron de que lo haga y me arrepiento muchísimo, puso la lupa donde no debía y me perjudicó", reveló.

En medio del escándalo, la compañía discográfica le impuso un bozal legal para que no hable más del tema, obligándola a negarse a dar cualquier entrevista que pudiese llevar más claridad sobre su situación. Acorralada por las deudas, Braxton se vio obligada a vender vestidos, joyas, autos, un piano de cola y, cuenta la leyenda, hasta sus premios Grammy.

En una desesperada búsqueda de un trabajo que le permitiera sobrevivir, pero impedida de volver a los estudios de grabación, aceptó la invitación de Disney de sumarse a la adaptación de Broadway de La Bella y la Bestia, en donde debutó como la primera artista afrodescendiente en encarnar a la protagonista. La demanda de entradas fue tal que incluso sumaron una nueva canción escrita con ella en mente, "A Change in Me".

Durante los seis meses de show, Braxton vivió en un pequeño departamento de dos ambientes que le puso la producción en la Gran Manzana, con los mínimos electrodomésticos y sábanas que ella misma compró en un supermercado por 25 dólares. "Estaba aterrorizada de gastar dinero, me volví tacaña y paranoica", revelaría mucho tiempo después.

Tras un año de negociaciones, en enero de 1999, la cantante consiguió liberarse de su contrato pagando un monto de dinero que se mantuvo en secreto y a cambio de que ambas partes no hablaran del asunto por una década.

Los detalles del desastre financiero terminarían contados en su autobiografía, Unbreak My Heart, que lanzó en 2017. Allí reveló que el acuerdo que había firmado con Arista / LaFace para grabar demos de canciones para otros artistas se mantuvo luego del suceso de Boomerang y que, por eso, tanto su disco debut como Secrets no le reportaron ganancias. De hecho, todo lo que la discográfica invirtió en esas grabaciones y marketing salió de los pagos que le correspondían.

"No creo que la gente entienda que el artista paga por todo: si te invitan a los Grammy no podés caer en bicicleta. Tenés que contratar una limusina. Después tenés que tener bien el pelo, que alguien te haga el maquillaje y conseguirte un maravilloso vestido de Marc Bouwer. Todo eso es dinero. Dinero, dinero y dinero, que yo pagaba", escribió.

Liberada de ese mal trago, Braxton firmó un nuevo contrato y en 2000 lanzó su demorado tercer disco, The Heat, que demostró que el público seguía ansioso por escucharla. Gracias a canciones como "He Wasn't Man Enough" y "Just Be a Man About It" volvió a sonar en las radios, además de abandonar el pelo corto con el que muchos la conocían y mostrar un look mucho más sensual.

"Crecí en una familia tan tradicional que hoy muchos se deben sorprender con mi apariencia, pero siento que estoy en paz con quien soy en mi interior. Estoy muy agradecido por mi infancia porque ayudó a formarme pero decidí comenzar a vestirme tal como me siento", explicó en aquel momento.

En 2001 lanzó un disco navideño sin mucho suceso y al año siguiente regresó a Arista / LaFace con un nuevo contrato y sus antiguos productores. Sin embargo More than a woman no tuvo la repercusión esperada, lo que hizo que cancelara sus planes originales y decidiera lanzarse en 2005 con una producción propia, Libra, que tampoco encontró eco en el público. La estrategia de lograr que los más jóvenes la escucharan simplemente no fue la correcta.

"Escucho hoy esos discos y... muchas canciones son como esas citas de las que no querés hablar o esos romances que duraron una noche. Si juntás los tres discos no llegaron a vender 100 mil copias y quizá fue porque estaba muy preocupada por sonar como Beyoncé o Rihanna cuando soy otra cosa. Hoy preferiría que nadie los escuche, pero están ahí para recordarme mis errores", reconoció hace algunos meses.

Así que, tal como hicieron varias de sus colegas, decidió instalarse en Las Vegas con una serie de shows en un hotel. Es una fórmula que le funcionó a Elton John, Britney Spears, Lady Gaga y más: en vez de girar por el mundo, dar dos conciertos diarios en un hotel en la ciudad turística más importante del mundo.

El concierto Toni Braxton: Revealed debutó en 2006 y brindó conciertos seis noches a la semana hasta que 2007 la cantante simplemente se desplomó sobre el escenario en medio de un tema. Tras ser hospitalizada y estar varios días sin hablar con la prensa, canceló el show por razones de salud y comenzó una nueva pesadilla.

Braxton fue diagnosticada con lupus, la misma dolencia que aqueja a Selena Gómez y a Thalía, que se combinó con problemas cardíacos que tenía desde hacía tiempo, pero que había ocultado a todos. Esto hizo que no pudiera cumplir con los conciertos programados, que eran parte de la manera en la que pagaría deudas que aún traía de sus problemas con Arista / LaFace. Así que en 2010 volvió a declararse en bancarrota.

"Fue una pesadilla. Una semana antes de mi internación había renovado contrato con el hotel y con muchos de los agentes que vendían las entradas en paquetes turísticos. Por indicación médica no puedo subirme más a un escenario, así que no puedo trabajar y no puedo pagar mis deudas", explicó en 2012.

Pero el destino le tenía reservado otra oportunidad para Braxton... nada menos que con sus hermanas. A caballo del suceso Keeping up with the Kardashians, la señal de cable WeTV le ofreció tener un reality show con su familia, con el foco puesto en las cinco hermanas que alguna vez había compartido escenario.

Braxton Family Values debutó en 2011 y fue un éxito inmediato. Las peripecias de Toni, Traci, Towanda, Trina y Tamar tanto en sus vidas profesionales como amorosas se volvieron un suceso entre los televidentes y en las redes sociales, en donde sus perfiles de Instagram se volvieron muy populares. La relación entre las Braxton no siempre es fácil pero, como sucede con las Kardashian, en ocasiones es difícil distinguir realidad de ficción.

Si poder dar conciertos por su salud, hoy la cantante de "Unbreak My Heart" es una estrella de los reality shows, pero comparte cartel con su familia. Las Braxton volvieron a las noticias en estos días luego de que Tamar fuera internada el jueves pasado, tras ser encontrada inconsciente en una habitación de hotel de Los Ángeles. Según consignó la policía, los empleados del lugar pidieron ayuda por "una posible sobredosis". Al acudir las autoridades, confirmaron que la mujer no respondía y fue internada.

Tamar tenía todo listo para debutar a fin de mes con Tamar Braxton: Get Ya Life, su propio reality show, en el mismo canal que tiene en pantalla Braxton Family Values, que ya lleva seis temporadas. Lo que ocurrió con Tamar aún no es claro. De acuerdo al comunicado oficial firmado por toda la familia, "Tamar tuvo un día muy duro y emotivo. En los próximos días llegará más información. Por favor, recen por ella".

Tal parece que el destino tiene reservado aún más episodios para la vida de la cantante y su familia...