Íconos: 7 actrices de los años 70 y 80 que marcaron tendencia, impusieron su estilo y despertaron suspiros desde la televisión
Tiempo antes de que las supermodelos tomaran por asalto el planeta y más de medio siglo antes que las influencers fueran las encargadas de legitimar y marcar tendencias, desde la televisión, un puñado actrices jóvenes imponían alrededor del mundo nuevos estándares de belleza, mucho más despojados y reales, pero también enamoraban al público con sus personalidades.
Durante años, niñas de los cinco continentes jugaban a interpretar los papeles que habían convertido a estas mujeres en estrellas, mientras que adolescentes y jóvenes intentaban recrear sus looks. Salieron a la venta muñecas con sus rostros; figuritas, pósters y todo tipo de merchandaising. Semana a semana, ellas iban imponiendo desde la pantalla aquello que luego se vería en las calles. Si una de ellas tenía un estilo más romántico, otra apostaba a lo simple y una tercera se inclinaba por propuestas más cómodas y urbanas. Lo mismo pasaba con sus peinados; ellas encarnaban un muestrario con todas las posibilidades: brushings rabiosos, ondas, permanentes y alisados.
Distintas, pero con el mismo apego por la estética, estas siete actrices se convirtieron en ícono de sus épocas de gloria y en los rostros favoritos de los televidentes.
Lynda Carter
De chica, Lynda Carter sufrió bullying por ser alta, flaca y latina . Sin embargo, en su familia encontró la fuerza y el amparo para crecer con confianza en sí misma. Primero, se convirtió en modelo. Después, desplegó su talento como cantante. Y, casi sin ningún crédito, se convirtió nada más ni nada menos que en la Mujer Maravilla, un rol que resultaría consagratorio. Aquella gran posiblidad le llegó en 1975, cuando Warner y ABC decidieron darle una segunda oportunidad a la heroína más importante de D.C. A pesar de que ya habían emitido años atrás un piloto -protagonizado por la tenista Cathy Lee Crosby- que había pasado inadvertido, estaban convencidos de que la princesa de las amazonas tenía todo el potencial para reinar también en el universo de la televisión. Se estima que al casting se presentaron más de dos mil postulantes, entre ellas las que luego se convertirían en Los Ángeles de Charlie originales, Jaclyn Smith, Kate Jackson y Farrah Fawcett.
Lynda también se presentó, pero cuando los días comenzaron a pasar sin que tuviera novedades, pensó que, una vez más, había perdido el papel. “Solo tenía 25 dólares en mi cuenta bancaria cuando recibí la llamada de mi representante confirmándome que había sido elegida para el rol”, contó la actriz varias veces. Sin embargo, no le resultó fácil: desde el principio, los responsables del programa le dejaron en claro que había sido elegida por su belleza y no por su talento. A ella no le importó . Nada le importaba menos que resultarle atractiva a los televidentes masculinos, y estaba dispuesta a demostrar que era mucho más que una cara bonita. “Les voy a demostrar que están equivocados. Voy a interpretarla de tal manera que todas las mujeres van a querer ser como yo, o por lo menos van a sentir ganas de ser mis mejores amigas”, les respondió. Y lo consiguió. En noviembre de 1975 se emitió el primer episodio de la serie y el éxito fue inmediato y Carter se convirtió en una de las actrices más famosas del mundo.
Lindsay Wagner
Casi al mismo tiempo en el que la princesa de las amazonas desembarcó en la televisión con su propia serie, llegó también otra heroína con poderes especiales: La mujer biónica, interpretada por Lindsay Wagner. Dos mujeres jóvenes liderando la audiencia, con programas distintos, pero con personajes con características similares, no era algo habitual en la televisión desde la época de Mi bella genio y Hechizada. Por eso, no pasó mucho tiempo hasta que la prensa y el mismo público buscara enfrentarlas.
Tanto Lindsay con Lynda se rieron en su época de esa fallida intención y hoy siguen siendo grandes amigas. Además de las diferencias obvias -una era morena y llena de gracia, la otra rubia y con un estilo más romántico-, las dos actrices llegaron a ese primer protagónico por caminos bien distintos. Wagner contaba con un extenso recorrido en el cine y televisión cuando fue elegida para interpretar a Jaime Sommers, una mujer reconstruida en un laboratorio, tras sufrir un accidente en parapente, en la exitosa serie el Hombre nuclear. Participó del ciclo durante toda la tercera temporada, hasta que los productores se convencieron, gracias a la buena reacción del público, de que el personaje merecía su propio ciclo. La serie del personaje en solitario debutó en la pantalla en 1978 y gracias a su desempeño, la intérprete se alzó con un premio Emmy y fue nominada a los Globo de Oro.
Catherine Bach
Los creadores de Los Duques de Hazzard tenían algo en claro: la actriz que interpretara a la prima Daisy debía ser parecida a Dolly Parton. La imaginaban con una frondosa melena rubia, la voz aflautada y curvas potentes. Catherine Bach no tenía ninguna de esas características, pero cuando se presentó al casting, nadie lo dudó. Ella era la indicada.
Tal fue la confianza que despertó en los responsables del ciclo que los convenció de modernizar y simplificar el look del personaje. Así nació el look que se volvió símbolo de una época: shorts de jean y camisas de estampado a cuadros anudadas en la cintura. Con el tiempo, Bach decidió reinventarse y se lanzó de lleno al diseño de joyas con diamantes.
Jane Badler
Si hay una villana de los años ochenta que dejó huella en toda una generación fue, sin dudas, Diana. La líder de los “visitantes” de la serie V: Invasión extraterrestre debía ser odiada y lo logró, pero también se convirtió en el personaje más emblemático del programa. Y, sin dudas, la actriz que la interpretó, Jane Balder, tuvo mucho que ver en eso.
Con su mirada dura y misteriosa, casi sin gesticular y con una furia contenida que se evidenciaba en cada toma, la intérprete logró generar tanto odio como fascinación. A pesar de que su personaje generalmente lucía trajes militares, la estética de Diana -y de Badler- también marcó tendencia: un delineado profundo en los ojos, los labios y los pómulos bien marcados, y su peinado, una cabellera frondosa en rulos. Después del programa, la actriz participó de algunos proyectos televisivos, pero encontró en la música su lugar en el mundo.
Jaclyn Smith
El rostro de Jaclyn Smith era conocido por el público estadounidense mucho tiempo antes de que la actriz se convirtiera en Kelly Garrett, el ángel sofisticado de la exitosa serie Los ángeles de Charlie. Sin embargo, fue aquel rol el que la convirtió en una de las actrices más famosas de aquellos días y en un símbolo de elegancia y refinamiento.
Además, se convirtió en la única protagonista original en estar presente en las cinco temporadas de la serie . Por eso, en aquellos días en los que la sutileza de los setenta comenzaba a cederle el paso al desparpajo de los ochenta, fue la única de las seis actrices que acompañó ese cambio, generando tendencias. Su vigencia la llevó, en 2003, a participar de la segunda película de Los Ángeles de Charlie protagonizada por Cameron Diaz, Drew Barrymore y Lucy Liu con el mismo rol que la llevó a la fama.
Erica Gimpel
Dos años después de que se estrenara la exitosa versión cinematográfica de Fama, NBC decidió adaptar la historia para televisión. Sin embargo, se encontraron con un gran problema: Irene Cara, la actriz que interpretó en la pantalla grande a la talentosa y rebelde Coco no aceptó ser de la partida. Y encontrar a una actriz que estuviese a la altura no fue sencillo, pero los productores vieron en la casi desconocida Erica Gimpel el potencial para enamorar a la audiencia.
Según ella misma contó hace un par de años, para encarar el personaje logró el generoso asesoramiento de Cara. En aquel momento tenía apenas 16 años y, claramente, no contaba con el mismo caudal de voz que su predecesora, que, gracias a su interpretación del tema principal de la película se había alzado con un premio Oscar y un Globo de Oro. Sin embargo, gracias a su frescura, el personaje consiguió un brillo distinto que la hizo resaltar entre todos los compañeros.
Con su estilo netamente neoyorquino, su sonrisa gigante y sus cuerpo de bailarina, Gimpel logró posicionarse como la gran favorita de la serie. Luego del programa, a diferencia de algunas de las estrellas televisivas de su época, supo mantenerse activa: participó de unos cincuenta programas de televisión y en decenas de obras teatrales.
Farrah Fawcett
A mediados de los 70, los fans que querían atesorar una imagen de sus ídolos solo tenían dos opciones: esperar que una fotografía suya saliera publicada en alguna revista o comprar un póster. En 1976 quiso la suerte que a un ejecutivo de Pro Arts —una de las tantas empresas estadounidenses que se encargaban de retratar y comercializar pósters de modelos, músicos y actores— se le ocurriera ofrecerle a Farrah Fawcett posar para ellos. La actriz aceptó y así se organizó la sesión con el fotógrafo Bruce McBroom que se convertiría en su plataforma de despegue. Para la ocasión, Fawcett se peinó y se maquilló a sí misma y posó con atuendos de su propio guardarropa. Para las fotos más “osadas” eligió una malla enteriza color rojo sangre. El póster resultante se convirtió en el más vendido de la historia de los Estados Unidos.
Fawcett y su esposo, Lee Majors (el Hombre Nuclear), solían jugar al tenis con el productor Aaron Spelling. En una de las charlas post partido, el creador de programas como El crucero del amor y La isla de la fantasía le propuso a la actriz formar parte de su próximo proyecto, basado en la historia de tres mujeres detectives que trabajan en una agencia comandada por un hombre misterioso. El primer capítulo de Los ángeles de Charlie se emitió en los Estados Unidos el 21 de marzo de 1976 y el éxito fue inmediato . “Cuando el programa se convirtió en el tercero más visto, pensé que se debía a nuestras buenas actuaciones, pero cuando llegó a la primera posición, llegué a la conclusión de que solo podía ser porque ninguna de nosotras usaba sostén”, se sinceró la actriz algún tiempo después.
Al final de la primera temporada abandonó la serie , pero un contrato leonino la obligó a volver, de manera esporádica, al programa. Sin embargo, aunque solo protagonizó Los ángeles de Charlie durante un año, se convirtió en la favorita del público y de la crítica. Y su brushing poderoso, en todo un símbolo de la época.