“Lo único que pido es que los culpables sean señalados”: la historia detrás de los ‘Cachirules’ de Italia 90

Cachirul en España significa peineta. En Chile, rizo. Su etimología puede derivarse del anglosajón, catch. En algunos lados se cree que cachivache proviene de cachirul. En México, particularmente en el futbol, significa que una persona se hace pasar por quien no es.

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Esta historia sucedió en 1988. Hubo cuatro jugadores expoliados, sobajados como los Cachirules a los que su voz de protesta se volvió estropajosa. Aurelio Rivera, José Luis Mata, Gerardo Jiménez y José de la Fuente, quedaron enredados en el tiempo.

Hubo advertencia, un comunicado que señalaba consecuencias para aquellos que alinearan jugadores por encima de la edad. La FIFA había dado un puñetazo en el escritorio, sin embargo, en México los directivos creían que la diplomacia era tener una buena relación.

“Todos los equipos lo hacían en ese tiempo”, aseguró Aurelio Rivera, al que la prensa le descubrió el acta modificada que le hizo la Federación Mexicana de Futbol. “Los de Guyana tenían arriba de 23 años”, dice enjuiciado.

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Apodado El Coreano por tener los ojos rasgados, se pudo sobreponer al alboroto de los Cachirules. Pasó de un modesto equipo como el Tampico, al Cruz Azul, y después al Puebla en el que afianzó su sentimiento. Se le recordará como un defensa sanguinario, que pocas veces midió la fuerza con la que aterrizaba a los delanteros.

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Me costó trabajo convencerlo para hablar del tema. Pasé el tiempo vigilando que se mantuviera en la tribuna del Estadio Cuauhtémoc porque me había prometido una entrevista. Al silbatazo final se arrepintió. Luego, la dueña de un palco, invitó a varios a un restaurante, entre ellos al Coreano Rivera.

Los alcancé como un añadido incómodo y solamente con tres whiskys que apuró como si en el fondo del vaso encontrara la verdad, pudo soltarse las amarras.

Ni siquiera con los años agarré trabajo. Todos los delatados sufrimos por algo en lo que no tuvimos qué ver. Yo era el capitán de la Selección ¿cómo decir que no? Antes tuvimos una gira por Italia, a José Luis Mata y a mí nos quiso llevar la Fiorentina y mira cómo acabó todo”.

Cuando pasó, Aurelio Rivera tenía 24 años y jugó contra chicos de 19.

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El Tri juvenil viajó a Guatemala para enfrentar al anfitrión y a Guyana. Se ganaron los partidos con 16 goles a favor. Era uno de los objetivos trazados por el presidente de la Femexfut, Rafael del Castillo.

Todos estaban conscientes. A lo mejor Del Castillo no fue el ejecutor, pero en una reunión, explotó diciendo que le hicieran como quisieran, pero se tenía que clasificar al Mundial Sub 20 de Arabia”, recuerda el periodista Miguel Ángel Ramírez, investigador del caso cuando pertenecía al diario La Jornada.

Presionados, el técnico Francisco Avilán y el asesor Gerardo Gallegos, decidieron hacer el papeleo falso.

Miguel Ángel Ramírez retiene su investigación: “Les dijeron que debían aprender sus fechas de nacimiento y lugar, porque les pusieron en las actas poblados remotos, sitios de difícil pronunciación”.

Gerardo Jiménez fue el autor del gol con el que México venció a Guatemala y se clasificó a Arabia Saudita. Su acta estaba alterada por dos años, lo mismo que la de José de la Fuente; la de José Luis Mata estaba cambiada por cuatro.

Estos hombres, junto a Aurelio Rivera, fueron señalados por la prensa como los elegidos para el engaño, “pero era casi todo el equipo, había 15 con papeles falsos. Después varios de ellos trabajarían para la Federación Mexicana de Futbol, no fueron condenados como nosotros”, dice El Coreano.

El término Cachirul les taladra el oído.

Nunca me sobrepuse a esa palabra, hasta la fecha no la puedo decir… es algo que te estigmatiza, nos cambió la vida, porque la gente piensa que eres tramposo para todo, hasta para comprar en la tienda me miraban feo”, dice Gerardo Jiménez, quien tuvo una modesta carrera en el Monterrey.

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Televisa se convirtió desde 1973 en una de las empresas mexicanas con mayor penetración en el mundo.

En sus cimientos, procuraron tener segmentos de calibre didáctico. Uno de ellos fue el programa El Teatro Fantástico. El protagonista era Enrique Alonso bajo el personaje Cachirulo que, por obvias razones, representaba menor edad a la que realmente tenía.

El programa fue una vorágine hasta que el futbol pasó a ser un espectáculo.

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El dueño, Emilio Azcárraga Milmo, aseguró en una época que, “México es un país de clase media muy jodida, que no va a salir de ser jodida. Para la televisión es una obligación llevar entretenimiento y sacar de su triste realidad y futuro difícil a la gente”.

La guerra era frontal ante Imevisión por el público ávido de futbol, sólo que el emporio de Televisa, tenía adjudicado los partidos del Real Madrid, que con el ariete Hugo Sánchez como la estrella, copaba los domingos. Imevisión, para competir, ocupó la liga italiana con el Nápoles de Diego Armando Maradona, “en realidad era una forma de disputar el rating. Michel de María, padre de Decio, era quien nos vendía cada partido en 10 mil dólares”, reveló el periodista José Ramón Fernández, quien tendrá mucho que ver en la historia.

En cierto momento, la prensa deportiva se topó con un regalo cuando, basados en un anuario de la Femexfut, el diario Ovaciones publicó que el equipo rebasaba el límite de edad. Sin embargo, al no firmar la nota, Rafael del Castillo, contraatacó diciendo que “eran calumnias”.

“Todo fue obra de un chaparrito (José Ramón Fernández), que estoy seguro donó las actas a la Federación de Guatemala para que se quejaran con la Concacaf. Yo me basaba en el pasaporte y resultó que hicieron actas falsas, en mucho de eso tuvo que ver el entrenador Francisco Avilán”, rebatió Del Castillo.

Miguel Ángel Ramírez, de La Jornada, obtuvo el acta de José Luis Mata por medio de la iglesia en la que fue bautizado, al decirle al párroco que la requería para ser su padrino de boda.

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“Sánchez Noya, que era el jefe de prensa de la Federación, me dijo que minimizaron mi nota porque el periódico donde trabajaba era de política, pero cuando Imevisión sacó otras dos y luego obtengo una última de Aurelio Rivera, las cosas se les complicaron. Para cuando vino el investigador de Concacaf, el salvadoreño José Manuel Flores, la cosa ya estaba hirviendo”, dice el periodista.

El hombre que había descubierto las inexactitudes del anuario fue Antonio Moreno. Trabajaba en Ovaciones y al mismo tiempo en Imevisión. “Fue una casualidad. Esperaba una conferencia cuando veo las fechas de los jugadores, en particular la del Coreano Rivera se desfasaba mucho. Fui con José Ramón Fernández e iniciaron las investigaciones, se dedicaron dos programas de una hora al asunto”.

Aurelio Rivera trina “fue por las putas televisoras, que no se hagan tontos, ya traían su pleito”

Rafael del Castillo era amigo de Emilio Azcárraga Milmo y Guillermo Cañedo. Con Televisa tenía los convenios de transmisiones y arruinaba los planes de Imevisión.

José Ramón Fernández se enojaba mucho porque negociaba una cantidad con Del Castillo y después éste se la cambiaba, obviamente para bloquearlo”, asegura Ramírez.

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Del Castillo, doctor en derecho, tenía un carácter siempre en ebullición. Menciona este asunto como algo crucial, “ese señor (José Ramón Fernández) sabe que pudo negociar con nosotros y nunca presentó una oferta, caso contrario a Emilio Azcárraga”.

Aunado a este problema, el presidente de la Concacaf desde 1971, el mexicano Joaquín Soria Terrazas, sentía que su lugar era amenazado por Del Castillo.

Descubrimos que tenían un pleito directo. Soria Terrazas llevaba mucho tiempo en la silla de Concacaf. Del Castillo buscaba ese puesto, aunque una cosa eran sus pretensiones y otra la realidad”, asegura José Ramón Fernández.

“Era un mal mexicano”, menciona Del Castillo sobre Soria Terrazas. “Fue quien desde su poder orquestó toda la trama para castigar cobardemente a México sólo porque sintió amenazado su puesto cuando yo nunca aspiré a eso. El tema de los Cachirules fue tan fuerte, que me retiré del futbol”.

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Guatemala obtuvo las actas de los jugadores mexicanos e interpuso una queja.

Por muchos años se acusó al periodista Antonio Moreno de haber llevado los papeles. “Es falso. Desde esos años, la señal de televisión llegaba a Centroamérica. Ellos vieron la investigación y sabiendo que podrían beneficiarse, hablaron al canal, pero jamás las proporcionamos. Les dimos los datos de los registros civiles, hasta ahí. Hay que hacer hincapié en esto, una cosa fue la sanción de Concacaf y otra el mal manejo con la FIFA”.

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En las cúpulas había dos personas que se mostraban lo colmillos, Soria Terrazas y Del Castillo.

La Femexfut sabía que no habría ningún romanticismo con la Concacaf que castigó con dos años a las selecciones menores y suspensión de por vida a los directivos. La sanción fue tomada por Rafael del Castillo como un desafío, algo que no ganaría sino echando el cuerpo a tierra. El colapso estaba por venir. Si los directivos hubieran guardado silencio y soportado la condena de Concacaf, el episodio de los Cachirules hubiera sido archivado.

Del Castillo y Guillermo Cañedo pensaban tener la amistad del presidente de la FIFA, Joao Havelange, y buscaron eliminar el castigo. Llegaron a Zurich para apelar. Fueron recibidos incómodamente porque antes, un fax del secretario general, Joseph Blatter, les advirtió que la decisión de Concacaf era inapelable, pero ahí estaban.

Pasaron muchas cosas raras ante el consejo de FIFA. Uno de los directivos, el brasileño Abilio D’Almeida, influenciado por Joaquín Soria Terrazas se puso en nuestra contra”, argumenta Del Castillo. “Perdimos por un voto. Muchos se voltearon en un parpadeo, como el presidente de la federación uruguaya, Julio Franzini, y el de Colombia, León Londoño”.

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Miguel Ángel Ramírez cubrió la audiencia, “León Londoño le dijo a Guillermo Cañedo que él no defendía los intereses del futbol mexicano, que lo que le preocupaba era que Televisa se viera afectada y votó en contra”.

Se recordará a Del Castillo con sorna a su regreso con un pesado legajo que penalizaba a México. Guillermo Cañedo se encogió de hombros, “ya está, nos han castigado dos años de toda competencia”, dijo.

El epílogo fue que el Tri quedó fuera de los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, el Mundial juvenil de Arabia Saudita 1989 y el Mundial de Italia 1990.

Nunca se los voy a perdonar. Estaba en mi mejor momento, era el Mundial que había esperado, nos cortaron la carrera deportiva a varios. Estaba seguro que con mi nivel iba a ayudar a México en Italia”, desmenuza Hugo Sánchez.

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Aurelio Rivera en 1996, cerca del retiro, atropelló en estado de ebriedad a dos ciclistas, por lo que pasó casi tres años en la cárcel.

“Para mí es peor lo de los Cachirules. Cuando atropellé fue mi culpa y pagué mi castigo, pero en esto no hice nada. Tengo las tres actas falsas en una caja fuerte, con una de ellas me casé. Lo único que pido es que, aunque pasen los años, los culpables sean señalados: fueron Rafael del Castillo y Gerardo Gallegos”.

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Lo mismo opina Gerardo Jiménez. “Me hice ingeniero en análisis instrumental químico. Me retiré del futbol porque quedé marcado. La vida nunca volvió a ser la misma. Me miraban pensando que todo lo hacía con trampas”.

Al final de todo esto, se abrieron elecciones en la Femexfut y por primera vez una administración que no estuviera ligada a Televisa se hizo de las riendas.

Duró poco la gestión de Francisco Ibarra de Quevedo y Emilio Maurer quienes contrataron a César Luis Menotti. A partir de 1991 cambió la mentalidad del futbol mexicano, pero tuvieron que pasar 730 días de castigo para ello.