A 20 años de Locas de amor, la ficción de Polka que se animó con un tema tabú

Leticia Brédice y Julieta Díaz, en una escena de Locas de amor
Leticia Brédice y Julieta Díaz, en una escena de Locas de amor

Se cumplen 20 años del estreno de Locas de amor, la ficción de Polka que contó la historia de tres mujeres con diferentes trastornos relacionados con la salud mental, que eran parte de un proyecto piloto de externación en el que las pacientes deberían pasar por una convivencia monitoreada por un psiquiatra.

Leticia Brédice, Julieta Díaz y Soledad Villamil encarnaron a Simona Teglia, Juana Vázquez y Eva Doura, tres jóvenes que habían salido de una institución psiquiátrica y tenían que compartir el mismo techo con sus manías, fobias, temores y ansiedades. Diego Peretti era Martín Uribelarrea, el médico psiquiatra que las eligió para esta experiencia y el encargado de controlarlas en el día a día con un objetivo: intentar reinsertarlas socialmente en un mundo cada vez menos tolerante y que tendía a expulsar a todo lo que se alejara de la “normalidad”.

Villamil interpretaba a una chica de familia tradicional que había sido internada después de un brote psicótico; Díaz, a una paciente obsesiva-compulsiva que le tenía miedo al contacto físico porque en la infancia había sido abusada por su padre; mientras que Brédice sufría bipolaridad y depresión, con una tendencia a autoflagelarse.

La tarea de las actrices comenzó mucho antes de los ensayos, ya que tuvieron varias reuniones con un especialista en salud mental para obtener información y crear sus perfiles. Luego de una investigación previa y mucho material de lectura de por medio, el 27 de abril de 2004, el unitario se estrenó en la pantalla de eltrece. Un rol clave tuvieron los autores Susana Cardozo y Pablo Lago y su director, Daniel Barone, que se propusieron contar esta historia de manera diferente desde el principio. “Fue un desafío y nos fuimos dando cuenta con la repercusión del afuera de lo que iba a ser este proyecto. Previo a escribir los guiones, tuvimos charlas con profesionales y con pacientes, visitamos instituciones para ver cómo era la convivencia. En esa época había algo de no nombrar la locura en televisión, de eso no se habla, ‘ahí no nos podemos meter’, entonces el programa provocó una apertura en muchas personas y sus familias para poder conversar sobre el tema“, le dijo Cardozo a LA NACIÓN.

Uno de los grandes méritos que tuvo Locas de amor fue poner en el centro de la escena la salud mental, en un tiempo en el que en los medios de comunicación se la asociaba solo con la locura. La simplificación que muchas veces se lleva adelante en noticieros y programas de espectáculos hizo que la mayoría de las noticias relacionadas con el tema estuvieran llenas de estereotipos y clichés.

“Nosotros nos propusimos no estigmatizar a la locura , eso de señalar al ‘loco’ con el dedo y cruzar de vereda. Cuando empezamos el proyecto, fuimos entendiendo las diferentes patologías, los procesos de terapia. Compartir jornadas con internos e internas nos permitió no caer en los típicos prejuicios. También contábamos con Diego Peretti, que además de actor, es psicólogo”, recordó Pablo Lago.

Entre el amor y la “locura”

Otra de las perlitas de Locas de amor fue su elenco. Como solía pasar con los unitarios, grandes actores y actrices participaban de lo que hoy podría considerarse un lujo para la televisión abierta. Alfredo Casero, Paula Siero, Luis Ziembrowski, Fabián Arenillas, Violeta Urtizberea, Gustavo Masó, Alan Sabbagh, Horacio Roca, Leonor Manso, Cristina Murta, Andrea Pietra y Cristina Banegas daban vida a varios personajes relacionados, de alguna manera, con la vida de Simona, Juana y Eva. Pero en esta ficción, Adrián Suar se pudo dar otro lujo: Alfredo Alcón fue parte de varios capítulos encarnando a Gervasio Sumalacarregui, un historiador cuyo delirio lo hacía creerse la reencarnación de Julio César, uno de los tres pacientes varones que se sumaron para realizar la misma experiencia de convivencia, siempre supervisados por el doctor Uribelarrea. Completaban el trío, Damián de Santo, como un excocainómano que tuvo una fuerte escena de sexo con Eva (Soledad Villamil); y Patricio Contreras, un bibliotecario obsesivo-compulsivo.

¿Cuál es el límite que separa la locura de la cordura? En un tiempo de corrección política, en el que ya no es mirado con malos ojos alguien que manifiesta alguna manía, un ataque de pánico o una neurosis, Locas de amor se adelantó a todo. El impacto en la sociedad fue tal, que todos los martes, a las 23, en varias instituciones dedicadas a la salud mental, les permitían a sus pacientes acostarse más tarde para ver el unitario. México hizo su versión y también los españoles estuvieron interesados en adaptarla. El año pasado, sus autores fueron invitados a la Quinta Cumbre Mundial de Salud Mental para exponer sobre el programa de rehabilitación asistida que plantearon en el programa.

No fue la primera vez que la televisión se animó con un asunto tan complejo, la misma productora había hecho antes Culpables y Vulnerables, pero sí fue un unitario bisagra porque despertó conciencia y fue a fondo con un tema que, hasta el día de hoy, sigue generando discriminación y prejuicios.