A 30 años de 'Señora de las cuatro décadas', el gran hit de Ricardo Arjona que cambió su vida para siempre
El 19 de abril de 1994, Ricardo Arjona publicó su quinto disco de estudio. Tenía treinta años (los había cumplido tres meses antes) y varias historias que quería compartir con su público. Se estrenaba como treintañero y sostenía aún esa fascinación por las mujeres más grandes. Por eso escribió “Señora, no le quite años a su vida, póngale vida a los años, que es mejor”. También se puso en la piel de un taxista que “quería seducir a la vida”. Esa historia de un ganador-perdedor que, por aquellos años, captaba más y más voluntades femeninas para la audiencia de Arjona. Aquel disco, Historias, que hoy cumple 30 años, hizo que la carrera de Arjona diera un salto.
Sin desmerecer a los anteriores, una colección de publicaciones que comenzó en 1986, ese disco del guatemalteco tuvo al menos cuatro hits poderosos, que lo posicionaron como uno de los cantantes románticos latinoamericanos más singulares del final de siglo.
Historias traía “Señora de las cuatro décadas”, “Historia de taxi”, “Te conozco” y ”Realmente no estoy tan solo”, cuatro canciones con las que hizo crecer su fama en América Latina de manera exponencial. Mientras que los dos primeros fueron temas que proponían relatos a los que no estaban acostumbrados a la producción melódica, los dos últimos resultaron dos “lentazos” para la época en la que (todavía) los lentos tenían un fuerte valor sentimental, incluso por fuera de la corriente tradicional encabezada por el bolero.
“Te conozco” era ya un tema conocido del repertorio arjoniano, porque el cantautor lo había publicado tres años antes, en su disco Del otro lado del sol. Era la historia de un seductor que pretendía volver a entrar en el corazón de la mujer que había perdido por el lado donde ella (teóricamente) más fácilmente lo dejaría entrar: “Dime si él te conoce la mitad. Dime si él tiene la sensibilidad, de encontrar el punto exacto, dónde explotás al amar (…) Dime si él te ama la mitad, de lo que te ama este loco que dejaste en libertad”.
“Realmente no estoy tan solo” es una canción original para este disco. A primera escucha podría estar en la línea de la anterior. Es el relato (por el tono de voz parece un reproche) de un hombre que habla del recuerdo que tiene de una mujer que ya no está, que se ha ido. Se podría sospechar, al principio, que se fue detrás de un nuevo amor. Sin embargo, hay otra lectura posible que se impone hacia el final de la canción. Se trata de una mujer que ya no está en este mundo. Dice los últimos versos: “Realmente no estoy tan solo, ¿quién te dijo que te fuiste? Si aún te encuentro cocinando algún recuerdo en la cocina. O en la sombra que dibuja la cortina. Realmente no estoy tan solo, ¿quién te dijo que te fuiste? Si cargaste el cuerpo pero no con el recuerdo. Y el recuerdo está conmigo. Realmente no estoy tan solo, ¿quién te dijo que te fuiste? Si uno no está donde el cuerpo, sino donde más lo extrañan. Y aquí se te extraña tanto. Tú sigues aquí, sin ti, conmigo ¿Quién está contigo si ni siquiera estás tú?”. Este final es el que termina de confirmar el videoclip, donde la primera escena muestra un funeral.
“Historia de un taxista” es la manera más original que Arjona encontró para relatar un doble engaño. Los protagonistas de una pareja que se engañan mutuamente. Casi en tono cinematográfico, la secuencia transcurre una noche en la que un taxista sale a trabajar en su VW Escarabajo modelo 68. Sube a una pasajera que lo lleva a su casa para pasar una noche de amor, como venganza porque su pareja la engaña. De allí van a un bar y como el destino es grande cuando la ciudad se vuelve chica (más o menos así lo define Arjona), ella encuentra a su novio abrazado a una chica que es la esposa del taxista.
Con “Señora de las cuatro décadas”, Arjona le puso la frutilla al postre. Terminó de definir su estilo para quien lo quiera escuchar y para quien no. Porque también es cierto que ha tenido muchos detractores. Lo han tildado de obvio, de cursi, machista. Hasta le han dicho que tenía pretensiones de ser un Serrat, pero de supermercados. Supo aguantar todas esas acusaciones y se mantuvo fiel a su estilo que años después dio nuevos hits a su carrera. Incluso de un tenor que no era el más habitual en esa canción romántica, con fuertes rasgos de autor. Dos años más tarde, por ejemplo, lanzó un disco que trajo el tema “Tu reputación”, con dos primeros versos que suenan fortísimos, hasta que luego revierten su sentido para hablar y alabar a una mujer que quiere y puede hacer lo que se le da la gana. Obviamente, esto hay que interpretarlo desde los códigos finiseculares de aquellos tiempos (no con los actuales). Aun así, hay una entrelínea en su relato, expresado desde la óptica patriarcal, que no cambia.
Con cada álbum que vino después, Arjona dio muestras de que no estaba dispuesto a ceñirse a la corrección política de la industria del pop melódico. Fueron apareciendo canciones que, ya con sus títulos, dieron cuenta de lo que fue capaz. “Pingüinos en la cama”, por caso.
Pero volvamos a aquella señora de las cuatro décadas. La situación era esta: ese muchacho que recién pisaba los 30 y que hacía una radiografía muy a su manera de la gente que cumplía 40, con todo el bajón que puede producir el cambio de década. Aunque el foco etario estaba ajustado exclusivamente al universo femenino. Al coqueteo con esa mujer madura y al deseo irrefrenable de conquistarla. Por supuesto que si se habla de universo femenino es porque Arjona aquí no le habla a una mujer sino a todas. La trata de “usted”, lo cual puede ser un recurso estilístico (poético, generosamente hablando) pero podría desbaratar todo ese plan de conquista. Tutear a esa mujer de 40 podría haber sido lo más atinado en ese caso. Pero, de cualquier forma, Arjona ha demostrado con esa canción que las ha conquistado. Basta con verlas (hoy tienen 50 y 60) en sus recitales. Y si en la canción hay referencias a la grasa abdominal -así como en otras hay comentarios en los que más de uno habrá pensado que el guatemalteco desbarrancaba- a ese gran público que lo sigue no parece haberle importado.
“Señora de las cuatro décadas
No insista en regresar a los treinta
Con sus cuarenta y tantos encima
Deja huellas por dónde camina
Que la hacen dueña de cualquier lugar
¡Señora!
No le quite años a su vida
Póngale vida a los años, que es mejor
Solo Arjona fue capaz de animarse a tanto. Y volvamos al principio: si se juzga por lo que ha sido su carrera en los últimos treinta años, le ha salido muy bien.
“Cómo sueño con usted señora, imagínese Que no hablo de otra cosa, que no sea de usted Qué es lo que tengo que hacer, señora, para ver si se enamora De este diez años menor”.
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