36 horas en Miami
El inicio de la pandemia hizo que la gente acudiera en masa a Miami y Miami Beach por la arena, los bajos impuestos, las escasas restricciones sanitarias y el clima cálido durante todo el año. Ese reasentamiento provocó un auge comercial en la zona, que incluyó un aluvión de aperturas de restaurantes y nuevas muestras de arte público. Pero algunos residentes atribuyen el aumento de los alquileres a esta nueva migración y describen los cambios repentinos en el tejido cultural como una “neoyorquización” del sur de Florida. Esta guía está diseñada para ofrecerte lo mejor de lo nuevo y lo viejo de la zona, con especial atención a sus culturas latinoamericana y caribeña. Aquí encontrarás un club de salsa en la Pequeña Habana, arte interactivo en Allapattah, un bar en una azotea con vistas impresionantes y una notable mezcla de cocina cubana y estadounidense que define cómo se come en esta zona.
ITINERARIO
Viernes
3 p. m. | Acuéstate sobre la arena
South Beach, en Miami Beach, puede resultar poco refinado y caótico. Un mejor lugar para nadar en el cálido océano turquesa y tomar el sol es Surfside Beach, en Surfside. Hay kilómetros de ciclovías y senderos para correr a lo largo de las playas de la ciudad. Aquí también es mucho más fácil estacionarse, ya que hay varios estacionamientos al otro lado de la calle, incluido uno en la calle 95 (4 dólares la hora). La zona es una de las más transitables del condado de Miami-Dade y atrae a una comunidad judía religiosa muy unida, cuyos miembros se relajan en la playa con sus familias, asisten a la sinagoga y pasean hasta los restaurantes kosher cercanos. Los residentes de este prístino lugar siguen conmocionados por el derrumbe de un edificio de apartamentos en 2021 que tuvo víctimas mortales.
7 p. m. | Saborea Latinoamérica
El barrio de la Pequeña Habana en Miami ha sido el corazón de la comunidad de exiliados cubanos desde la década de 1960. Su demografía ha cambiado, pero la zona sigue siendo el centro de la cultura, la comida y las protestas políticas cubanas. El restaurante cubanoestadounidense Doce Provisions es un ejemplo de los nacidos en Miami que se aferran a sus raíces latinas. Empieza con los bollos de lechón asado, cerdo asado en un bollo al vapor blando (10,50 dólares); luego pasa al mahi-mahi fresco de Florida con una cremosa salsa de coco (25 dólares). Otra opción a poca distancia en auto es El Carajo, un diminuto restaurante español de tapas cuyo nombre proviene de una palabra altisonante del castellano. Ubicado en la tienda de una gasolinera, el restaurante cuenta con un amplio surtido de vinos en lugar de largas estanterías llenas de patatas fritas y dulces.
8.30 p. m. | Toma una copa con vista
En la azotea de un hotel boutique llamado Life House, en la Pequeña Habana, los camareros de Terras sirven bebidas en las que las frutas tropicales son las protagonistas, como la sandía fresca con vodka y otra bebida hecha con mamey cremoso y ron (ambas por 14 dólares). Las hierbas, frutas y especias para las bebidas se extraen de los jardines de la azotea y el patio del bar. Siéntate en las mesas cercanas a la entrada, desde las que se contempla el centelleante horizonte de Miami, una vista impresionante que puedes disfrutar aquí sin los elevados consumos mínimos de bebida y los códigos de vestimenta de los bares al otro lado de la calle.
10 p. m. | Gira al ritmo de la salsa
Mueve las caderas y gira en círculos al ritmo de la música salsa en vivo en Ball & Chain (entrada gratuita), un club de baile en Miami con una historia de casi 90 años (músicos de jazz como Billie Holiday, Count Basie y Chet Baker se han presentado aquí). En el interior, un DJ toca éxitos latinos modernos de Bad Bunny y Pitbull mientras la gente bebe mojitos (15 dólares), se dispara confeti y el humo llega a la pista de baile desde máquinas instaladas en el techo. Un bailarín y un percusionista utilizan la barra libre como escenario mientras la gente forma una conga a su alrededor.
Sábado
10 a. m. | Come pastelitos hojaldrados
Un desayuno cubano emblemático en esta zona tiene que ser de lo mejor. En Breadman Miami, eso significa cajas de pastelitos hojaldrados (rellenos de guayaba y queso o carne); croquetas con un relleno pegajoso de jamón o elote dulce y queso; pan cubano tostado; y café con leche. La panadería es uno de los cientos de ejemplos de una variada cultura panadera influenciada por Latinoamérica y el Caribe. Cada pastel artesanal puede costar desde 1,25 dólares. El propietario de la tienda nació y creció en Hialeah, donde viven muchos cubanos. Si no probaste la ropa vieja, un estofado de res, en Doce Provisions, pruébala en una empanada aquí. Es más bien un sitio para llevar, pero en el interior hay sitio para sentarse.
11 a. m. | Compra en el distrito de las artes
En otros tiempos, Wynwood fue el distrito textil de Miami y luego se convirtió en el hogar de muchos puertorriqueños de la ciudad. A finales de los setenta, las drogas, la violencia y la pobreza se apoderaron de la zona. A principios de la década de los 2000, se abrieron galerías en sus destartalados edificios, lo que revitalizó la zona y la convirtió en un distrito de arte contemporáneo transitable, con muros de arte urbano, galerías y docenas de boutiques. Haz una escala en Wynwood Kollective, una boutique cooperativa que vende productos de artistas y diseñadores del sur de Florida. Si buscas una experiencia de compras más relajada, prueba el centro comercial Upper Buena Vista, un oasis verde y bohemio menos de 3 kilómetros al noreste de Wynwood. Busca Clara 8A, una tienda que vende coloridos conjuntos confeccionados por Clara Ochoa, una artista colombiana.
2 p. m. | Juega con arte
El Museo Rubell (entrada: 15 dólares), que se trasladó de Wynwood al barrio Allapattah de Miami en 2019, alberga la colección privada de arte contemporáneo de la familia Rubell. La colección de 7400 obras incluye nombres conocidos como Keith Haring, Jean-Michel Basquiat y Yayoi Kusama (la entrada a las instalaciones de Kusama cuesta 10 dólares más). Merece la pena hacer una parada en Leku, el restaurante vasco de alta cocina del museo. Al otro lado de la calle, en un almacén gris, se encuentra Superblue Miami (entrada: 39 dólares), una experiencia artística inmersiva inaugurada en 2021. Una exposición interactiva llamada “Pulse Topology” (Topología del pulso), del artista mexicano-canadiense Rafael Lozano-Hemmer, proyecta los latidos de tu corazón a través de una corriente de luz de 3000 focos. Por 12 dólares más podrás acceder a “Massless Clouds Between Sculpture and Life” (Nubes sin masa entre la escultura y la vida), una obra escultórica por la que la gente camina y juega con nubes hechas de burbujas de jabón.
7 p. m. | Elige una cocina caribeña
Después de 38 años en Wynwood, el restaurante jamaicano original Clive’s Cafe cerró en 2013 cuando la zona fue reurbanizada. Más tarde ese mismo año, Clive’s reabrió a unos 3 kilómetros en el barrio de Pequeña Haití. Este restaurante sin lujos es conocido por platillos como la cabra al curry (12,50 dólares), el pollo zarandeado a las brasas (11,99 dólares) y la cola de buey (25 dólares). Para disfrutar de una visión diferente del Caribe, el chef Niven Patel dirige Mamey Miami, un restaurante de Coral Gables inspirado en sus viajes por Asia, la Polinesia y el Caribe, así como en sus orígenes indios. Desde los tacos de camarones de Key West, que tienen cáscaras hechas con taro, un tubérculo caribeño (16 dólares); hasta las empanadas jamaicanas de costillitas (14 dólares); pasando por un ceviche hecho con la más cremosa leche de tigre de coco (18 dólares), son algunos de los bocados más sabrosos de Miami.
9 p. m. | Relájate con libros
Desde 1982, Books & Books ha llenado un vacío en el sur de Florida de una librería independiente, pues con el tiempo ha abierto locales por todo el condado. En su sucursal principal de Coral Gables, en un edificio de 1927 incluido en la lista de lugares históricos de la ciudad, uno se puede tomar una copa de vino en el patio o sentarse en la cafetería con un chai sucio (5 dólares) y un montón de libros hasta las once de la noche. Aquí abundan los títulos que reflejan la cultura regional, con una gran selección en español, así como libros de autores locales, sobre la historia de Florida y las comunidades de inmigrantes, y también libros de cocina que representan la amplia gama de gastronomías de la zona.
Domingo
11 a. m. | Disfruta una última probadita de Cuba
Desde un diminuto espacio en la Pequeña Habana, Sanguich prepara los mejores sándwiches cubanos de la ciudad, para los que prácticamente cada ingrediente, incluyendo el cerdo asado, el jamón curado, los pepinillos, el pan y la mostaza, se hace en casa. El restaurante, que tiene un aforo limitado en el interior, sirve las versiones más sabrosas de los clásicos, como el cubano (12,49 dólares), el pan con lechón con reluciente cerdo desmenuzado (10,99 dólares) y el medianoche, similar a un cubano pero en pan dulce (10,29 dólares). Incluso puedes pedir algo del “menú secreto”: pide el sándwich dulce y salado Elena Ruz (llamado así por la socialité cubana que lo inventó), hecho con pan media noche dulce, mermelada de guayaba, queso crema, pavo y tocino (11,50 dólares).
Mediodía | Visita a los caimanes en su hogar
¿En serio puedes visitar Miami y el Parque Nacional de los Everglades en un fin de semana? Desde la Pequeña Habana, a esta hora del día, solo te llevará de 35 a 45 minutos llegar al borde del pantano de Florida, donde podrás subirte a un breve paseo en barco y ver caimanes en los humedales con una superficie de 6105 kilómetros cuadrados, cuya población se está reduciendo, por lo que enfrenta una crisis existencial. Coopertown: el Original Airboat Tour lleva más de 60 años haciendo excursiones acuáticas. Durante los 40 minutos que dura el recorrido (25,95 dólares), el guía hace algunas escalas para hablar del parque, advertir a los visitantes que no toquen la hierba de sierra (pueden hacerse un corte muy feo) o señalar caimanes y grandes garzas azules junto al agua. Lleva sombrero, gafas de sol y protección solar.
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ESCALAS OBLIGADAS
Ball & Chain es un animado club de salsa en Miami que se remonta a los años treinta con bandas y DJs.
El Museo Rubell en Miami muestra una extensa colección de arte contemporáneo, con obras de artistas como Jean-Michel Basquiat, Keith Haring, Yayoi Kusama y Nick Cave.
Surfside Beach, en Surfside, está al norte de todo el ajetreo de Miami Beach, con senderos tranquilos a lo largo de la costa para correr y andar en bici.
Coopertown: Original Airboat Tour ofrece paseos emocionantes y educativos por el Parque Nacional de los Everglades.
DÓNDE COMER
Breadman Miami sirve pasteles cubanos hojaldrados con rellenos clásicos como guayaba y queso crema, junto con otros más inesperados como pizza o Nutella.
Sanguich se especializa en sándwiches cubanos y elabora casi todos los ingredientes en casa.
Mamey Miami es un restaurante de Coral Gables con comida influenciada por los viajes del chef por Asia, la Polinesia y el Caribe.
Clive’s Cafe en el barrio de Pequeña Haití, sirve comida jamaicana como cabra al curry y pollo zarandeado a las brasas.
Doce Provisions es un restaurante cubanoestadounidense con platillos característicos en el barrio de Pequeña Habana.
DÓNDE HOSPEDARSE
Si la playa es tu máxima prioridad, el Grand Beach Hotel de Surfside tiene acceso directo. También cuenta con varias piscinas y jacuzzis con vistas al océano Atlántico. Las habitaciones dobles rondan los 400 dólares la noche.
El THesis Hotel Miamien Coral Gables, ofrece cierta distancia de las multitudes de South Beach y el centro sin estar demasiado lejos. El hotel tiene una piscina en la azotea y una idílica terraza. Las habitaciones dobles están disponibles desde 260 dólares.
El Freehand Miami Hotel de Miami Beach está a menos de un kilómetro y medio de la vida nocturna de South Beach. Las habitaciones cuádruples privadas del hotel, con cuatro literas, cuestan desde unos 170 dólares la noche. La habitación doble más sencilla cuesta 140 dólares.
Si buscas rentas a corto plazo, considera el barrio más antiguo de Miami, Coconut Grove. Las atracciones cercanas incluyen el Parque Matheson Hammock, donde se puede disfrutar de una puesta de sol; el exuberante Jardín Botánico Tropical de Fairchild, de 33 hectáreas y la extravagante mansión Vizcaya y sus jardines.
c.2023 The New York Times Company