A los 50 años, Robbie Williams cumplió en Ámsterdam un sueño que jamás creyó poder cumplir

Robbie Williams muestra su lado más desconocido
Robbie Williams muestra su lado más desconocido

El cantante británico Robbie Williams ha vendido 75 millones de discos en solitario, a los que habría que sumar los éxitos con la banda Take That, con la que debutó en 1990 y alcanzó la fama. Pero más allá de la música se dedica también al arte gráfico. Es otra forma de expresión en la que se volcó durante el duro período de su primera internación para superar su adicción a las drogas, en esos años 90 y que lo ha ayudado desde entonces. Desde el pasado viernes y hasta el próximo 8 de julio, expone por primera vez sus obras en el Moco Museum de Ámsterdam. Con la salud mental como hilo conductor, la exhibición se presenta bajo el título Orgullo y prejuicios personales.

Robbie Williams ha jugado aquí con una de las obras más famosas de la escritora inglesa Jane Austen, titulada Orgullo y prejuicio (1813), para brindar una suerte de diario visual que documenta su conmoción interior. También el desahogo que supone plasmar sus pensamientos, la aceptación de sus problemas mentales y el toque humorístico que le ha servido para sobrellevarlos. “Mi yo de 50 años está asombrado, y el adolescente de 17 que llevo dentro no se lo puede creer”, declaraba el pasado jueves a la televisión holandesa NOS, durante una visita previa a la apertura al público de su exposición.

Y las sensaciones que tuvo, tras su visita a la muestra, las quiso compartir también con sus tres millones de seguidores en Instagram: “Me sentí abrumado por el orgullo y la gratitud. Y, sinceramente, si mis medicamentos no hubieran funcionado tan bien, habría derramado una lágrima”, escribió en un mensaje en el que volvió a dirigirse al Robbie Williams adolescente: “Mientras estaba allí, miré en la tienda de regalos y había un libro con una cita de Virgil Abloh. Decía: ‘Todo lo que hago es para mi versión de 17 años’. Mi yo de 17 años en este momento está radiante y se pregunta cómo carajo lo he hecho. En sentido figurado, simplemente le di un gran abrazo”.

Nacido en 1974 en la localidad británica de Stoke-on-Trent, Robbie Williams se hizo famoso de adolescente y de golpe, como uno de los miembros del grupo musical juvenil Take That. Formado por chicos, triunfaron en los años 90 con canciones como “Back for Good” o “Never Forget”. En 1995, sin embargo, las imposiciones comerciales sobre las giras, el volumen de actuaciones e incluso la forma de vestir lo llevó a alejarse. El cantante quería componer por su cuenta, una ruta llena de altibajos personales y profesionales, pero también de éxitos arrolladores. La banda Take That vendió 14 millones de álbumes y 12 millones de discos sencillos. En solitario, Williams ha vendido 75 millones de álbumes, según la revista especializada británica Music Week.

En otra de las obras, puede leerse esto: “Mi vida es perfecta. Todo es perfecto. Ni siquiera estoy triste”. En otra más, en medio de una maraña de bocadillos como los usados para escribir el diálogo en los cómics, admite su confusión y vulnerabilidad: “No sé por qué me apasiono tanto con mi opinión. No tengo ni idea de lo que estoy hablando”. La dirección del Moco Museum presenta esta conversación gráfica del artista como “un antídoto contra un mundo a veces cruel” y “las luchas internas”. Hay obras en color y en blanco y negro “que pueden ayudar a embarcarse en una forma de sanación”, según el centro artístico. Una de ellas resulta punzante y esperanzadora a la vez. Es un corazón rojo que se divide en dos colgantes y dice: “Tu enfermedad mental y la mía son perfectamente compatibles”.

El propio Williams ha dicho durante su estancia en Ámsterdam que intenta “crear sonrisas para la mente” y que si eso le sirve a otros estará encantado. Durante el recorrido, los visitantes reciben una tarjeta donde pueden anotar cinco cosas positivas sobre ellos mismos. Algo que el artista, hoy casado y con cuatro hijos, no fue capaz de hacer durante años. “Su lenguaje visual terrenal, vulnerable, pero audaz, ilustra su lucha personal con la presión externa, la vergüenza, el miedo y otros demonios internos”, añade el museo.

Inaugurado en 2016, el Moco Museum es un centro independiente y privado con sedes en Ámsterdam y Barcelona (para el próximo verano está prevista la apertura de una nueva en Londres). Tiene entre su colección obras de Basquiat, Banksy, Damien Hirst, Andy Warhol y Mark Rothko, y está ubicado en el corazón museístico de la capital holandesa, en un edificio de 1904. En Barcelona está en el casco antiguo, junto al museo dedicado a Picasso. Los promotores son la pareja formada por Kim Logchies-Prins y su esposo, Lionel, dueños de una galería de arte que se lanzaron a esta aventura.