8 casos en los que sí hay que tomar suplementos de vitamina D (y medir sus niveles)

Ha pasado de ser la gran olvidada a ponerse de moda; los expertos advierten del peligro de la sobremedicación y de la ‘psicosis’ creada en torno a este suplemento

Según el Doctor James Down, autor de <em>The Vitamin D cure</em>, sus bajos niveles provocan una mayor incidencia de padecer enfermedades autoinmunes como es el cáncer, la esclerosis múltiple, diabetes, lupus y artritis reumatoide así como problemas cardiovasculares. (Foto: Getty)
Según el Doctor James Down, autor de The Vitamin D cure, sus bajos niveles provocan una mayor incidencia de padecer enfermedades autoinmunes como es el cáncer, la esclerosis múltiple, diabetes, lupus y artritis reumatoide así como problemas cardiovasculares. (Foto: Getty)

El déficit de vitamina D entre la población española es una realidad que afecta aproximadamente al 80 por ciento de individuos mayores de 65 años, alcanzando, incluso, un 40 por ciento entre la población menor de 65 años. En adultos más jóvenes también se ha encontrado déficit por poca exposición solar, una dieta inadecuada y el uso de fotoprotectores.

Estas concentraciones bajas de vitamina D en nuestro país podrían encontrar su origen en distintas causas: un escaso aporte dietético de esta vitamina, la protección solar durante los meses de verano o que la mayor parte de España está por encima del paralelo 37ᵒ, donde la posibilidad de sintetizar la vitamina D es escasa durante todo el otoño e invierno.

food high in vitamin D
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Ante esta realidad, los especialistas recomiendan determinar el nivel de vitamina D en todos los individuos con factores de riesgo. En concreto, el doctor José Luis Neyro, especialista en Ginecología y Obstetricia, considera que aunque “no existe justificación científica suficiente como para realizar determinación de los niveles de vitamina D en toda la población, no es menos cierto que hay que poner el foco en los niveles de 25-OH-D en pacientes que pertenezcan a grupos de riesgo”.

  1. Entre estos destacan las personas que padecen osteomalacia, un trastorno que produce síntomas como dolores osteomusculares y debilidad muscular.

  2. Los niños con raquitismo, una enfermedad rara que ablanda la estructura ósea.

  3. “Además, se debe medir la vitamina D en todos los pacientes que inicien o continúen tratamiento farmacológico contra la osteoporosis”, apunta el Dr. Neyro.

  4. También es importante controlar los niveles de vitamina D en aquellos que padecen trastornos intestinales que cursen con malabsorción (enfermedad inflamatoria intestinal en todas sus formas, celiaquía).

  5. En las personas sometidas a cirugía bariátrica o ‘de la obesidad’.

  6. En aquellas con enfermedades reumáticas con carácter inflamatorio.

  7. En mujeres con deseo reproductivo o afectas de infertilidad.

  8. Y en personas mayores de 65 años.

Es decir, la medición de los niveles de vitamina D es razonable en aquellos grupos de pacientes con alto riesgo de déficit, destacando las personas hospitalizadas, los ancianos institucionalizados, las personas con inmovilización prolongada, las personas con enfermedades neoplásicas, aquellas con otras enfermedades cutáneas que no deben exponerse al sol o con malabsorción gastrointestinal y las mujeres embarazadas.

Sin embargo, la SEEN no recomienda medir los niveles de vitamina D en población sana y sin factores de riesgo. Tampoco se debe tomar este suplemento sin control o indicación médica, ya que puede causar daño renal.

No está recomendado la determinación universal de vitamina D, y sólo debe realizarse en personas o grupos de riesgo de déficit”, aclara Soledad Ojeda, reumatóloga de la Unidad de Metabolismo Óseo del Hospital Dr. Negrín de Gran Canaria.

Cuál es su función

El principal papel de la vitamina D en el organismo es la regulación de la absorción intestinal del calcio y el mantenimiento de la homeostasis ósea y muscular a través de la formulación del metabolismo del calcio, el fósforo y el magnesio (funciones endocrinas). Además, la vitamina D presenta acciones autocrinas y paracrinas, regulando la proliferación y la diferenciación celular.

El complejo hormonal D regula más de 200 genes en nuestro organismo, razón por la cual influye en distintos circuitos metabólicos a todos los niveles: en el sistema músculo esquelético, en el aparato cardiovascular, el aparato digestivo, el sistema inmunitario, el sistema nervioso central o, incluso, la proliferación celular de cualquier tejido. (Foto: Getty)

Pero el especialista señala que el diagnóstico y tratamiento de la deficiencia de vitamina D no solo es importante para la salud musculoesquelética, ya que, a nivel extraóseo, parece que puede interferir en la salud cardiovascular y en el sistema inmune, entre otros.

Además, en los últimos años, se ha producido un creciente interés por sus efectos extraóseos, como la capacidad para inhibir la proliferación e inducir la diferenciación de múltiples células, modular el sistema inmunológico o promover la secreción de insulina.

¿Cuál es el valor normal de la vitamina D?

La medición de la concentración sérica de 25OHD es aceptada comúnmente como indicador clínico del estatus de vitamina D del organismo, aunque el punto de corte de la normalidad difiere entre las diversas sociedades científicas. La mayoría de las considera que el nivel sérico adecuado debe estar por encima de 30 ng/ml.

“Desde el grupo de trabajo de Metabolismo Mineral de la SEEN se acepta que deben mantenerse unas concentraciones de 25OHD en sangre de entre 30 y 70 ng/ml. Niveles por debajo de 20 ng/ml son indicativos de insuficiencia y por debajo de 10 ng/ml de deficiencia”, explica la doctora Antonia García Martín, coordinadora del Grupo de Metabolismo Mineral de la SEEN.

“El análisis de las características individuales de cada uno de los pacientes que pertenecen a un grupo de riesgo y la determinación de su vitamina D, podría ayudar a una adecuada evolución de la enfermedad, del mismo modo que podría facilitar la efectividad clínica de un determinado tratamiento. Por ejemplo, en el caso de las mujeres en edad fértil que desean ser madres, unos niveles adecuados de 25-OH-D facilitan la posibilidad de conseguir un embarazo e incluso mejoran las tasas de concepción tras un ciclo de fecundación in vitro”, concluye el Dr. Neyro.

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