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Logroño, 5 dic (EFE).- El joven defensa Pol Arnau sigue, horas después, emocionado por su papel de héroe en la eliminatoria de Copa del Rey en la que la Unión Deportiva Logroñés eliminó al Girona al parar un penalti, en el que cree que tuvo la ayuda de su padre, portero de Primera División fallecido en 2021, y, "allí donde esté, se sentirá orgulloso". Arnau ha vivido este jueves una mañana muy diferente a las habituales para él, ya que se ha entrenado como siempre en la ciudad deportiva de su club, donde alterna la presencia en el primer equipo, que milita en la Segunda RFEF, y el filial de Tercera, con el que tiene ficha. Sin embargo, mientras se ejercitaba, ha visto una "nube" de cámaras centradas en sus ejercicios, empeñadas en captar cada gesto, cada sonrisa de un chaval que desprende alegría. Luego, ha ofrecido una rueda informativa multitudinaria, en la que se ha emocionado al acordarse de su familia y en la que ha reconocido que dormir anoche fue muy complicado. Pol Arnau vive el fútbol desde la cuna. Su padre fue un portero de Primera en el Barcelona, donde jugó desde las categorías inferiores; y en el Málaga, donde se retiró en 2011. También fue director deportivo del equipo andaluz y del Oviedo, cargo que ejerció hasta mayo de 2021. Además, su madre, María José Camacho, fue futbolista de Primera división y, como él mismo recuerda sin parar, su hermano Marc juega de portero en el Mollerussa. Él pasó por los juveniles del Oviedo y del Damm de Barcelona, donde alguien se fijó en un espigado lateral derecho y le ofreció seguir progresando en el fútbol en Logroño, a donde llegó en el verano de 2023 y, aunque sigue vinculado al filial de este equipo, ya ha vivido dos momentos de "gloria" en Las Gaunas, ya que fue el autor del gol con el que la UD Logroñés eliminó al Eibar en la primera ronda de la Copa. "Yo puedo" Solo diez horas después del partido de anoche le ha tocado volver a entrenar y explicar de nuevo cómo vivió lo que pasó en el estadio de Logroño. Cuando el portero de su equipo, Kike Royo, quedó tendido en el suelo, casi inconsciente (este jueves ha sido dado de alta de un centro hospitalario, con un gran chichón en la cabeza), algunos de sus compañeros se dirigieron a su banquillo contrariados porque no se pudiera hacer un cambio más, algo que, por cierto, sí se permite en el fútbol profesional. Arnau preguntó a su entrenador, Sergio Rodríguez, quien en ese momento parecía inclinarse por otro futbolista para el puesto. "Le dije 'yo puedo' y 'me agarré la camiseta'", en un gesto que llevó al técnico a darle los guantes, que "me estaban algo grandes", ha dicho. "Creo que es algo que tengo de familia, de mi padre y de mi hermano", ha explicado para detallar cómo se colocó bajo los palos, "aunque tengo que mejorar algo en las salidas para la próxima vez", ha bromeado. Tras la prórroga, en la que detuvo varios balones, llegaron los penaltis y, como un profesional en el puesto, recibió un papel que describía las formas de tirar penaltis de los jugadores del Girona. El portero suplente del Logroñés, Daza, le insistió en por dónde lanza habitualmente Abel Ruiz: "Me tiré en función de eso y salió bien", tanto que su equipo eliminó a un rival de 'Champions'. No todo han sido momentos felices Además, ha recordado cómo tuvo tiempo de hablar con el portero del Girona, Pau López, que le insistió en la norma de poner el pie en la línea antes de cada lanzamiento. "Con él me reí porque era en una situación que no te puedes creer, ni me daba cuenta de dónde estaba, pensaba que era el patio del colegio", ha bromeado este joven jugador, que está a días de cumplir 20 años. También pensó, ha detallado, en su hermano Marc, al que ha visto detener varios penaltis en la Copa de Cataluña y "hacer las cosas como él me ayudó". "He pasado una noche de muchas emociones y muchos mensajes, pero ya estoy pensando en el partido del fin de semana", ha afirmado, sin saber todavía si jugará en Logroño, con su equipo de Tercera, o en Subiza (Navarra), si le vuelven a reclamar para el lateral del equipo de Segunda. "Donde me manden iré", asume. En Logroño se siente "muy arropado", ha asegurado, porque "desde el primer día me han tratado muy bien, la gente del club y los jugadores más veteranos", y ha tenido palabras de agradecimiento también para el técnico Miguel Flaño, que dirigía a la UD Logroñés en Segunda RFEF hasta que fue destituido hace dos semanas. Pero especialmente se ha acordado, visiblemente emocionado, de su familia, "en la que no todo han sido momentos felices", especialmente por la pérdida de su padre, "con el que yo hablo todos los días". "También lo hice ayer antes de los penaltis, miré al cielo y él me dio energía, seguro que estará orgulloso", ha indicado. Eduardo Palacios (c) Agencia EFE