Primer actor de 83 años debe trabajar porque no tiene dinero para su retiro

Rafael Inclán tiene 65 años de carrera ininterrumpida y cientos de trabajos profesionales; sin embargo, no cuenta con recursos económicos para quedarse en casa.

Con 65 años de carrera ininterrumpida, Rafael Inclán es uno de los actores más respetados de México. En su haber tiene más de 130 películas, 27 telenovelas, 17 series y diversas obras de teatro. Pese a su prolífica trayectoria profesional, el artista confiesa que no piensa en el retiro y tampoco puede hacerlo porque no cuenta con los recursos económicos para dejar de trabajar. 

“No sé hacer nada, no tengo capital para retirarme. No tengo más que mi trabajo. Nunca he pensado en retirarme”, confesó Inclán a los medios de comunicación. “No [me capitalicé]. Y diría ‘¿para qué me preocupo?’”.

De hecho, este famoso asegura que, como otros colegas, podrá seguir en el escenario hasta que su salud lo permita; tal como lo han hecho Ignacio López Tarso, Sergio Corona, El flaco Ibáñez, entre otros, que ha seguido o siguieron trabajando con más de 80 años. “La bendita carrera de actor te permite tener 90 años, si llegas, o más y seguir trabajando”, mencionó. “El trabajo es tres partes de la vida”.

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Pese a su edad, el intérprete de Darío Sanabria en la nueva versión del melodrama El maleficio sabe que no ha sido muy cuidadoso en lo que a su salud se refiere. Aún así, bromea y asegura que “espero ser más grande todavía” y vivir mucho más.

“Como nunca me he cuidado mucho, ahí voy. La última intervención quirúrgica de la prótesis del fémur no está muy fuerte por culpa mía por adelantarme a trabajar, pero ahí voy. 

Espero que no [necesite otra cirugía]”, comentó. “La vitalidad disminuye con los años, hay que echarle cerebrito a todo. Los que cambian es porque se arrepienten de cómo fueron y yo no. La vida cobra factura, te portes bien o mal, ahí no hay pata dónde”. 

Rafael Inclán no está interesado en publicar su biografía y solo pretende seguir disfrutando de su existencia. “Soy incapaz de echar de cabeza a mis compañeros, sobretodo, a los que ya se fueron”, advirtió. “No tengo necesidad [de incomodar a nadie] y ¿para qué?”.