Adal Ramones y la lectura de adolescencia que lo ayudó a sobrevivir su secuestro

El actor y conductor recuerda cómo puso en práctica los consejos de un especial que publicó la revista 'Selecciones' en los '70

Adal Ramones pudo mantener la cordura durante su secuestro gracias a un especial de la revista Selecciones que leyó en su adolescencia.  (Photo by Adrián Monroy/Medios y Media/Getty Images)
Adal Ramones pudo mantener la cordura durante su secuestro gracias a un especial de la revista Selecciones que leyó en su adolescencia. (Photo by Adrián Monroy/Medios y Media/Getty Images)

Nunca se sabe cuándo un contenido publicado en la sección Vida y Estilo de una revista puede ayudar a un lector a sobrevivir un secuestro. Así ocurrió con el conductor y actor Adal Ramones, quien a 25 años de haberlo vivido en carne propia recuerda cómo una antigua edición de Selecciones le sirvió para cuidar el aspecto psicológico de su persona y mantener la cordura mientras fue privado de su libertad a principios de 1998.

En aquel año Ramones era uno de los principales activos de Televisa en su barra de entretenimiento, si no el más importante. Con el programa Otro rollo registraba altos índices de rating semana tras semana, convirtiéndose en el espacio con más audiencia de la televisión abierta. Esa cima del éxito fue el gancho que atrajo a sus captores para exigir rescate por él, pues se trataba de una celebridad relevante para el emporio televisivo.

"Luego luego me ataron de pies y manos, me vendaron, me pusieron algodón en las orejas para que no oyera nada. Sin embargo, sí fui oyendo todo", rememoró Ramones en entrevista con Mara Patricia Castañeda sobre el instante en que fue secuestrado al exterior de su vivienda en la colonia Narvarte.

Toda vez que estuvo trepado e inmóvil en el vehículo de la fuga, Ramones recurrió a la memoria para recordar todo lo que había leído en un artículo especial que publicó Selecciones en los '70 acerca de El libro del secuestrado, un breve manual con sugerencias básicas para reaccionar de manera adecuada ante la privación ilegal de la libertad.

"Yo era un adolescente y lo leí. Casualmente lo leí. Venían ahí los tips (sobre qué hacer) si a ti te secuestraban", comenta respecto a aquella lectura que por curiosidad y ocio de la adolescencia iba a funcionar en su adultez para un evento de esa magnitud.

Guardando la compostura y cooperando con las indicaciones que le dieron, Ramones activó sus sentidos. A pesar de los algodones que le colocaron en sus oídos, el actor supo que habían salido de la ciudad para llevarlo a una casa de seguridad en otra entidad.

"Entonces medía los tiempos, hacia dónde vamos, cuántas curvas, claxon, sonidos de fábrica. Si bajaba el sonido es que ibas en el campo. Recuerdo cómo oí el pago de una caseta. Salimos de la caseta, luego agarramos terracería. Se abrieron dos hojas, dos puertas de hierro forjado y oigo dónde rebota una y dónde rebota la otra. Pero antes que abrieran tocaron una campanita. Me suben, me meten en un clóset con candado".

Encerrado en un clóset durante su cautiverio, el conductor trabajó mucho en lo mental. Lógicamente tuvo miedo. Temió torturas, vejaciones, mutilaciones y que lo mataran. Pero también sabía que debía ocuparse en el plan de protección psicológica recomendado en Selecciones. Y eso consistía en concentrarse para actuar o fingir estados de ánimo orientados al pánico y al trauma para engañar a sus captores. La finalidad era no relajarse y meter presión a los delincuentes para que lo liberaran rápido.

"Mantuve la calma porque en El libro del secuestrado decía: 'tú tienes que hacer creer a los secuestradores que te va a dar un infarto, que estás tan nervioso que te falta el aire, que estás temblando y que tienen ellos una papa caliente en la mano'. Esa era una clave, porque si te veían relajado a mí me podían tener ahí por tres meses. Entonces, cuando abrían la puerta les decía 'díganme, por favor, que me van a soltar'. Era todo ese miedo y ellos… 'Madres, ¿qué hacemos con este güey?'. Esa fue una clave importante".

Aparte de las negociaciones que se llevaron a cabo para liberarlo, los consejos de la revista surtieron efecto. Pese a que los secuestradores intentaron suavizar la situación con él queriéndolo tratar de forma amistosa, Ramones se negó. Tenía que hacerles entender que era una víctima de secuestro más, no una estrella de la televisión, y condicionó que el cautiverio durara una semana.

El pago del rescate y la liberación

Para mediar su libertad, Ramones propuso al productor Guillermo del Bosque como negociador. Desistió al apoyo de amigos más cercanos o familiares debido a que consideró a Del Bosque como un hombre con mente fría, cerebral para dialogar y con carácter para no quebrarse en el proceso.

La casa del productor, tal como él lo describió décadas después, se transformó en un búnker policíaco y de espionaje para localizar el lugar de origen de las llamadas, para albergar asesores antisecuestros y estar al tanto de cualquier movimiento atípico dentro de la negociación. Luego de seis días de tensas comunicaciones, se fijó la cifra de un millón de dólares para soltar al conductor.

Televisa, bajo la figura de su presidente, Emilio Azcárraga Jean, pagó el rescate. El dinero fue entregado por el chofer de Guillermo del Bosque en la carretera libre a Cuernavaca. Cumpliendo con su parte del trato, los secuestradores liberaron al actor en la vía pública dentro del perímetro de San Juanico Ixhuatepec, Tlalnepantla, territorio del Estado de México. Allí fue auxiliado por un vendedor de jugos para que pudiera encontrarse con Del Bosque y familiares.

En abril de 1998 se casó con Gabriela Valencia, hoy exesposa. A la boda arribó un grupo antisecuestros para darle a conocer que la mitad de la banda de secuestradores había sido detenida. La información brindada por Adal Ramones a partir de lo que escuchó -como el dato que a uno de los captores se le salió comentar cuando dijo que en la esquina de la casa había una tienda Conasupo- contribuyó a las investigaciones.

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