Adrián Otero: a diez años de la trágica muerte del cantante de Memphis La Blusera

Adrián Otero
Adrián Otero murió a los 53 años, tras un accidente de tránsito

El 2012 había comenzado con plena actividad para Adrián Otero. Tras desvincularse de Memphis La Blusera y a cuatro años del lanzamiento de Imán, su debut como solista, el músico completó la grabación de su segundo álbum, una atractiva colección de versiones de temas de emblemáticos nombres como Pappo´s Blues, Manal, Pescado Rabioso, La Mississippi y Viejas Locas, entre otros. Sumamente entusiasmado por la concreción de este proyecto producido por Oscar Mediavilla, Otero no veía la hora de lanzarlo al mercado y presentarlo en vivo.

Sin embargo, el 12 de junio de ese mismo año ocurrió algo impensado. En viaje hacia Capilla del Monte, el automóvil que él conducía se estrelló contra el cantero central de la autopista Córdoba-Rosario, a la altura de la localidad de Ballestero s, ubicada a 173 kilómetros de la capital cordobesa. Como consecuencia del accidente, el músico murió a los 53 años. Y de acuerdo a los primeros informes de la policía local, Otero habría perdido el control del vehículo cuando intentaba encender o apagar un cigarrillo.

Adrián Otero, de Memphis la Blusera y Miguel Cantilo
Adrián Otero, de Memphis la Blusera y Miguel Cantilo - Créditos: @Mauro Roll


Adrián Otero, de Memphis la Blusera y Miguel Cantilo (Mauro Roll/)

La sorpresiva noticia no sólo colmó de hondo pesar y tristeza a toda la escena musical local sino que provocó un tremendo impacto en la gran cantidad de público que lo seguía desde sus comienzos como cantante de Memphis La Blusera. Finalmente, tres semanas después de su muerte, El jinete del blues, tal el título de su esperado disco, vio la luz. No obstante, lo que había sido ideado como un homenaje a los mejores artistas y bandas del rock y el blues argentino terminó convirtiéndose inesperadamente en un sentido tributo a quien fuera la voz más importante del blues de nuestro país.

Nacido el 31 de julio de 1958 en el barrio porteño de Villa Luro, Adrián Fernando Otero se crió en Mataderos. Hincha fanático de Vélez Sarsfield, en su juventud cursó estudios de psicología y recorrió gran parte de América, Europa y África, en donde desarrolló diferentes tareas tales como cocinero, artesano y periodista deportivo. Su relación con la música se dio de manera paulatina. En un principio, se trató de una mera compañía mientras estudiaba. Hasta que en 1980 decidió sumarse a Memphis La Blusera, una banda nacida dos años antes en la que se desempeñó como vocalista, además de conformar una prolífica dupla compositiva junto al bajista Daniel “El Ruso” Beiserman.

Memphis La Blusera, a todo volumen
Memphis La Blusera


Memphis La Blusera

Los inicios del grupo no fueron nada sencillos, principalmente porque durante gran parte de los ochenta el interés musical local estaba enfocado casi en su totalidad hacia el pop bailable y contagioso de bandas como Virus, Los Abuelos de la Nada, Soda Stereo y Miguel Mateos/ZAS. De todos modos, el panorama comenzó a ser mucho más favorable hacia fines de aquella década y durante los noventa, gracias a la difusión de grandes éxitos como “Moscato, pizza y fainá”, “La bifurcada”, “La flor más bella” y “Montón de nada”, entre otros, y los álbumes Nunca tuve tanto blues y Cosa de hombres. Aunque el punto más destacado de Memphis en aquellos años fue el haber encabezado (junto a Pappo, La Mississippi, Durazno de Gala y un puñado de artistas más) el resurgimiento del blues en la Argentina, tanto a través de sus propias producciones como así también generando un espacio para el nacimiento y desarrollo de nuevas bandas del estilo y abriendo el juego a las visitas de grandes estrellas internacionales de la talla de Albert King, Taj Mahal y el regreso del propio B.B. King.

Fue, sin dudas, el período más brillante y de mayor popularidad del grupo, con presentaciones en el Estadio Obras, el teatro Gran Rex, el Luna Park, el teatro Colón y varias giras por todo el país y Latinoamérica.

En 2005 Memphis lanzó ...Etc, su noveno álbum de estudio que finalmente se convirtió en el último con la participación de Adrián Otero. En efecto, a comienzos de 2008, y a través de una carta abierta, el cantante y compositor anunció su decisión de abandonar la banda para iniciar así su carrera como solista. En 2007, tuvo lo que él definió mucho más adelante como “una recaída breve pero intensa” en el alcohol y la cocaína. “Me sentía mal, empantanado. Estaba metido en un rollo del que no podía salir. El laburo era siempre el mismo. Me di cuenta de que Memphis no tenía destino. Era la nada misma y yo no podía aportar nada a la nada”, dijo en una entrevista con un matutino.

Luego de un período de recuperación, en el que estuvo internado y alejado de los medios, dijo volver a la calma y aseguró que no extrañaba a la banda. Se dedicó a desarrollar su camino en solitario (cuyo primer capítulo fue el ya citado Imán) y a su vida familiar, junto a su esposa Lola y sus hijos Jazmín y Julián.

“Tuve momentos en que pensé que los astros estaban en mi contra, pero rápidamente deseché ese pensamiento porque de ningún modo es así. Uno cuando tiene una gran pasión y una gran vocación, y tiene cosas para contar, rápidamente desecha los pensamientos negativos para ponerse a pensar en positivo, que es lo que vale. De otra manera ya perdemos de entrada”, reflexionaba en aquel entonces.

El jinete del blues, su segundo trabajo discográfico, significaba para él su regreso a la actividad musical y su absoluta prioridad hasta que la tragedia, de la cual se cumple una década, truncó todos los planes.

Fue el final inesperado y menos deseado para un artista que junto a Memphis La Blusera continuó el sendero iniciado por Manal y Norberto “Pappo” Napolitano y condujo al blues a lo más alto de la consideración masiva en nuestro país. Con su característico registro vocal y sus historias, que abordaron desde el lunfardo y el “idioma de la calle”, cuestiones sociales, barriales y diversas situaciones amorosas y de pareja, la figura de Adrián Otero (quien entre 1997 y 1998 participó en las películas Graciadió y 5 pal’ peso de Raúl Perrone) se erige hoy no sólo como un recordado e indiscutido referente del blues argentino sino también como un típico personaje de la singular Buenos Aires.