Adriana Ugarte se convierte en Ava Gardner para recrear una histórica portada de la actriz en ¡HOLA!
Marcaron una época. Dentro, pero también fuera de la pantalla. Eran magnéticas, rutilantes, fabulosas… Y su vida, como su belleza, era tan extrema como arrolladora. Ava Gardner, Rita Hayworth o Ingrid Bergman protagonizaron películas míticas. Ellas fueron Pandora, La Dama de Shanghai o Anastasia. Eran las reinas de los Estudios y ganaban Oscars en la Cara A, pero se enamoraban perdida y escandalosamente en la Cara B. Arrebataban corazones y, por supuesto, las páginas de ¡HOLA! en Technicolor y en blanco y negro. Hoy, aquellas actrices son leyendas. Forman parte de nuestra Historia. Pero el glamour, la sofisticación y el talento no son cosas del pasado. Los clásicos siempre son modernos. Y como ¡HOLA! siempre invita a soñar, hemos querido ahora revivir aquella fábrica de sueños del Old Hollywood. Lo hacemos con estrellas de hoy en día. Con mujeres que ya no le temen a nada, dueñas de sí mismas y con una personalidad única. Adriana Ugarte es un buen ejemplo de ello. En marzo de 1946, Ava Gardner, "el animal más bello del mundo", protagonizó la portada de nuestra edición 81. Setenta y ocho años más tarde, es Adriana quien se pone en la piel de la actriz, que traía loca a media humanidad por su belleza, pero también por su intensa manera de vivir la vida.
—Te has puesto, nada más y nada menos, en la piel de Ava Gardner, a quien se conocía como "el animal más bello del mundo".
—Ha sido un honor "ser" Ava Gardner un ratito. ¡Y menuda presión! Era una mujer preciosa. Ha sido una experiencia distinta, porque estábamos muy condicionados por la portada original. El desafío consistía en no salirse de una composición determinada y, a la vez, cargarla de una energía virgen.
—¿Te pensaste mucho hacer la portada, o te decidiste pronto?
—¡No tuve ni que pensarlo! Me llamó mi agente y la idea me hizo muchísima ilusión. Encarnar a Ava me pareció un regalo, y el equipo y el universo ¡HOLA! me hacía sentir segura.
—Ponerte en la piel de un mito como ella no es fácil, pero te ha ido ¡como anillo al dedo! ¿Te esperabas este resultado?
—¡No me lo esperaba para nada! El set estaba precioso y la luz jugaba muy a favor para emular las características de una foto de los años 40-50. Elegí esta foto porque, dentro de lo sofisticada que era ella, me atraía mucho esa imagen natural y relajada en traje de baño.
"Ahora estoy en un momento de combinar la vida en el campo cántabro y en la sierra madrileña. De cuidar mi salud, mis tiempos y decidir conscientemente la vida que quiero llevar"
—Vamos, que de haber vivido en aquella época, podrías haber sido tú La condesa descalza…
—No sé yo si sería capaz de tener ese poderío. ¡Menuda mujer era! —ríe.
—Durante la sesión, estabas muy bien acompañada por tus amores perrunos, incluso son protagonistas de alguna foto.
—¡Sí! Me dio mucha alegría que 'Ona' y 'Calabacito' vinieran a visitarme. Son geniales. 'Calabacito' va a cumplir siete años. Venía de la Cañada Real en muy malas condiciones y presentaba agresión a otros perros y personas. Gracias a la rehabilitación, es un perro más equilibrado que puede tener relaciones sanas y comerse a besos a todo el mundo. 'Ona' y yo llevamos doce años juntas y es la veterana. Las decisiones importantes se las consultamos a ella —ríe.
—¿Sientes que tomaste la decisión adecuada, cuando cambiaste de vida y te fuiste a vivir al norte, hace un par de años? ¿Sigues allí, rodeada de animales?
—Estoy muy contenta con la decisión de haber cambiado radicalmente mi lugar de residencia. Veo la vida como un camino de aprendizaje, y la rehabilitación de esta casa y el "choque", a muchos niveles, me han hecho plantearme cosas y pasiones que nunca hubiera imaginado. Sigo rodeada de nuestros animales, sí. La vida manda y, hasta que ella diga, aquí estoy para cuidarlos.
—¿En qué etapa vital te encuentras ahora?
—Ahora estoy en un momento de combinar la vida en el campo cántabro y en la sierra madrileña. En un momento de escuchar mis necesidades, sin juzgar ni evaluar si deberían o no ser así. Un momento de cuidar mi salud, mis tiempos y decidir conscientemente la vida que quiero llevar y con quién me quiero relacionar.
—¿Cómo te cuidas para sentirte bien por dentro y por fuera?
—Para el cuidado global, empiezo por tratarme bien, dirigirme buenos pensamientos, perdonarme cuando me equivoco, descansar todo lo que me pida el alma, darme buenos alimentos, deporte regular y suave, actividades retadoras y calmantes, trabajo que me estimule y rodearme de personas que están lo suficientemente sanas como para tratar con ternura a su entorno.
—¿La filosofía y el yoga siguen siendo parte activa y muy importante en tu bienestar?
—La filosofía, el yoga, los animales, la literatura, la cerámica, el baile, mis amigas, la decoración… son básicos que me acompañan en la vida. El equilibrio entre mi vida personal y profesional no es fácil. Porque he elegido un trabajo que, en modo on, es muy acaparador y, en modo suave, se convierte en casi inexistente. En mi caso, una manera de poder conciliarlos es construyendo una vida privada y personal muy rica y nutritiva, y un plan de trabajo anual que te permita tener periodos de "vacío" laboral, para llenarte de "ti".
—Y ahora que empieza, digamos, el nuevo curso, ¿qué retos y proyectos enfrentarás próximamente?
—En este nuevo curso, hay cosas preciosas en el horizonte y espero, de corazón, que puedan convivir. Voy a combinar mi trabajo de actriz con una pasión que me acompaña desde pequeña y, por fin, le he dado un espacio. ¡Os contaré pronto!
—Si tuvieras que ponerle un titular a tu vida en este momento, ¿cuál sería?
—Ya me amo.
—En unos meses, celebrarás 40. Llegado este momento, ¿te sientes a gusto contigo, o sigues buscando mejores versiones de ti?
—Entro en nueva década. Soy un animal buscador, no lo puedo remediar. Partiendo del titular de mi vida, la búsqueda se centrará en versiones más amables conmigo misma, más aventuras y disfrutonas.
—¿Nos puedes contar algún recuerdo de tu vida que esté vinculado a HOLA?
—Recuerdo el ¡HOLA! por casa, desde que soy pequeña. No sabía leer y ya estaba cotilleando y señalando con los deditos a personas que no conocía —ríe.