Alberto Closas: el galán español que conquistó nuestro país y fue cómplice del romance de Evita y Perón
Se llamaba Alberto Félix Jaime Closas Lluró, pero todo el mundo lo conoció siempre como Alberto Closas. Nació en Barcelona el 1° de noviembre de 1921, y cuando estalló la Segunda Guerra Mundial sus padres lo enviaron a la Argentina, junto con su hermano Jordi. Aquí estudió con Margarita Xirgu, que le vaticinó que sería un perfecto galán. Filmó su primera película, La pródiga, junto a Eva duarte y fue testigo de su romance con Juan Domingo Perón ; Closas les prestaba las llaves de su departamento en los primeros encuentros secretos . La película nunca se estrenó, pero fue un buen puntapié inicial para él. Cuando Franco concedió una especie de amnistía, el actor pudo volver a España y durante años fue y vino, según sus compromisos laborales. Tuvo varios amores y cinco hijos, y falleció en Madrid el 19 de septiembre de 1994, a los 72 años, de cáncer de pulmón.
Hijo de un abogado republicano que fue consejero de Cataluña durante la Segunda República, Rafael Closas Cendre, y de Teresa Lluró, Alberto Closas creció en una familia acomodada que debió exiliarse con el golpe franquista. Primero recalaron en París (Francia), pero cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, el padre envió a sus hijos mayores, Alberto y Jordi, a Argentina donde tenían familiares.
Un destino que abrazó
Se hizo actor por casualidad cuando, a los 21 años, acompañó a un amigo a un casting que hacía la actriz catalana Margarita Xirgu, también exiliada, que tenía su propia compañía teatral y una escuela de arte. La Xirgu reparó inmediatamente en aquel joven alto, apuesto, de ojos verdes y voz profunda, y le hizo una pregunta que él tomó a broma: “¿cuánto tiempo aguantas sin comer?”. “Con lo entrenado que estoy, un año”, respondió. “Entonces podrás ser un gran primer actor”, vaticinó ella. Ese breve diálogo marcó la relación laboral y de cariño entre ellos, que se extendió durante varios años porque lo contrató para hacer Mariana Pineda, de Federico García Lorca, en 1944. Hicieron gira por Uruguay y Argentina hasta que la compañía se disolvió en Buenos Aires, y Closas decidió quedarse.
El cómplice de Evita
En 1945 protagonizó La pródiga, junto con Eva Duarte, que por entonces empezaba a tener los primeros encuentros con Juan Domingo Perón, quien todavía no era presidente. Según la biografía A un paso de las estrellas, que escribieron sus sobrinos, Francis Closas y Silvia Farriol, el actor fue testigo y cómplice de aquel romance y sus primeros encuentros secretos. La pródiga no se estrenó porque, dicen, Evita interpretaba a una viuda rica de vida licenciosa, poco apta para la imagen de la mujer de un presidente. Pero Alberto Closas siguió trabajando.
En 1954, Franco concedió una especie de amnistía que permitió a Alberto Closas regresar a España y el director Juan Antonio Bardem le propuso ser protagonista de Muerte de un ciclista, junto a Lucía Bosé. Desde entonces vivió entre Buenos Aires y Madrid, yendo donde el trabajo lo requiriera.
En teatro hizo clásicos, comedias, dramas, entre ellos Los árboles mueren de pie, La dama del alba, La tercera palabra, El abanico de Lady Windermere, Mi adorado Juan, Pato a la naranja, Hamlet, Largo viaje hacia la noche, Cartas de amor, Rosas de otoño, Casi una diosa, Caprichos y la última fue El canto de los cisnes, en 1993, que protagonizó cuando ya estaba enfermo. También se convirtió en empresario y dirigió el Teatro Marquina de Madrid, y el Teatro del Globo y el Avenida, en Buenos Aires.
En cine filmó más de 60 películas, entre ellas La honra de los hombres, Cristina, María Rosa, El pecado de Julia, La gran tentación, Historia de una maña mujer, Cuidado con las mujeres, Vivir un instante, El ídolo, Mi viudo y yo, Mi fierecilla domada, Muerte de un ciclista, La gran familia, El baile, El diablo también llora, Piso de solteros. La viuda soltera, Un día es un día, Bodas de cristal, La rabona, El divorcio que viene, Esquilache, El maestro de esgrima.
El salto a televisión se dio naturalmente con Las doce caras de Juan, en 1967, y siguió con Anillos de oro, Goya, Gatos en el tejado, Compuesta y sin novio, Secretos de familia, Farmacia de guardia.
Sus amores
En 1950 se casó con la actriz Amelia Bence que, dicen, era “la mujer con los ojos más bellos del mundo”. Se habían conocido cuatro años antes durante el rodaje de María Rosa, en Chile. Coronaron el romance con una boda y formaron una compañía teatral con la que recorrieron todo el país. Pero se separaron en 1954, luego de un viaje de él a México y constantes rumores de infidelidad. Sin embargo, mantuvieron una buena relación y siguieron trabajando juntos.
Closas se casó en segundas nupcias con la actriz argentina Lía Elena Centeno Padilla, pero el matrimonio duró poco tiempo. A finales de los 50 conoció a Marisa Martínez Hernández, que según su biografía fue la mujer de su vida. Se casaron y fueron padres de Alejandra, Alberto, Jaime, Marisa y Catalina. Marisa era hija de un empresario cinematográfico dueño de varios cines en Alicante y de extensos terrenos en la playa de San Juan, donde la pareja construyó una casa en la que pasaban sus veranos. Se divorciaron 1973, aunque mantuvieron una buena relación el resto de sus vidas.
Su hijo Alberto Closas Junior, que es actor y director en España, contó en El español que lo recuerda “como a un tipo fantástico, muy simpático, encantador, con facilidad de palabra y muy amigo de sus amigos. Nos divertíamos mucho porque, además de padre e hijo, éramos amigos, pese a que él iba y volvía de la Argentina a España y a veces no nos veíamos por largos períodos. Era una monstruo del teatro, era su pasión; vivía por y para el teatro. Y ese es un defecto que yo he heredado y es una faena. Mi padre era un hombre que caía muy bien, muy familiar”.