Alejandro Ibarra, el discreto conquistador que siempre ha cubierto sus romances con un velo de misterio
Hay un dicho popular mexicano que reza: "verbo mata carita" en referencia al hecho de que muchas veces es el carisma lo que conquista más que la apostura, y muchos podrían decir que el caso del excantante y popular actor Alejandro Ibarra es de esos, y tendrían mucha razón.
El hijo menor de la legendaria Julissa, una de las actrices más emblemáticas de su época y del rockero Benny Ibarra Sr. sacó de sus padres — igual que su hermano mayor, Benny Ibarra De Llano—las mejores características de ambos y no solo en lo que a talento se refiere (la transición de actor infantil a adolescente a cantante pop solista a actor adulto a hombre maduro la ha hecho con mucho estilo y versatilidad) sino también en personalidad.
Como parte de una familia dedicada al espectáculo, no fue raro que Alejandro se aventurase a la carrera que hizo célebres a sus padres, aunque ambos acordaron que solo sería, como en el caso de Benny, si era lo que realmente deseaba. Y desde los ocho años, Alex sabía que era lo suyo: así fue como se incorporó al elenco de Plaza Sésamo (la versión mexicana de 'Sesame Street') en 1982 y desde entonces no ha parado de trabajar frente a las cámaras, apareciendo ahora como un malévolo villano en 'S.O.S. Me estoy enamorando' con Daniel Arenas e Irán Castillo, quien por cierto, en un momento de su vida tuvo un breve noviazgo con él.
Y es que Alejandro siempre ha sido un conquistador tremendo, aunque eso sí, con el tiempo aprendió a ser discreto y si bien en muchos programas de TV le han tratado de sacar la fórmula para llegar al corazón de tantas famosas como las que han pasado por su vida —además de Irán, están figuras como Angélica Vale, Aracely Arámbula, Yuri (que es siete años mayor que él), la exTimbiriche Silvia Campos, África Zavala y Bárbara Mori, con quien tuvo una relación larga y muy en serio (tanto así, que incluso se asociaron en la construcción y operación de un hotel en Yelapa), y otras más (hay quienes afirman que hasta Thalía formaría parte de esta distinguida lista, pero él no lo admitirá jamás) — Alejandro no suelta prenda.
Y ese es el punto interesante: donde una gran mayoría de hombres —no necesariamente celebridades tampoco — no tendría empacho de presumir sus proezas para ligar, Alejandro ha hecho un auténtico modelo de discreción en ese y todos los aspectos, aún si ha pasado también por momentos difíciles y amargos, como la separación de Mar Milla, la madre de sus hijos pequeños, habiendo puntualizado que, sin que importe cualquiera de las cosas que ella pudiese haber dicho o hecho en el momento de su ruptura, jamás hablará mal de ella, precisamente porque es la madre de sus hijos, y por eso la respeta.
La actitud de Alejandro no sorprende tanto si se toma en cuenta que tiene unos valores sólidos que le inculcaron sus padres —aún si lo hicieron por separado — y esa educación es lo que lo ha llevado a adoptar como suyo el lema de "los caballeros no tienen memoria", para mantener lo que fueron sus relaciones cubiertas por un velo de misterio, si bien hay un solo detalle de su táctica de conquista que ha hecho público ocasionalmente — y esto no tiene nada qué ver con el reality show en el que participó en 2009, donde todo seguía un cierto guión acerca de la "Búsqueda del amor"— es que la estrategia infalible que él ha tenido para poder manifestarse en el interés romántico de las mujeres es, simplemente, tratarlas con respeto y hacerlas reír.