Quién fue Alicia Gironella y cuál es su legado en la cocina mexicana

CIUDAD DE MÉXICO, febrero 5 (EL UNIVERSAL).- La industria gastronómica en México está de luto debido a que la chef mexicana Alicia Gironella De´Angelli falleció el pasado 2 de febrero a sus 94 años de edad en Guadalajara.

Su importancia está en la difusión que le hizo a la cocina mexicana dentro y fuera del país, además de haber formado a varias generaciones de cocineros, escribir libros de gastronomía, fundó la revista Club Gourmets a lado de su esposo Giorgio De´Angelli y traer al país uno de los movimientos sustentables más importantes del mundo, no referimos a Slow Food, una plataforma en la que la proximidad, la dignidad en el campo, el precio justo y la temporalidad de los alimentos son base de su filosofía.

En 1993 fundó El Tajín a lado de su esposo Giorgio, un restaurante enfocado en cocina mexicana dentro del Centro Cultural Veracruzano, un proyecto que desde 2016 es dirigido por la chef Ana Arroyo.

Dentro de sus influencias para cocinar está la cocina yucateca, herencia de su familia materna, la catalana por parte de su padre, la italiana de su esposo, así como el uso de producto y valor por el movimiento Slow Food y contacto con cocineras tradicionales.

Entre las recetas icónicas la cocinera miembro de miembro de la Academia Culinaria de Francia, del Vatel Club México y de la Asociación Cordon Blue, está su mole rosa inspirado en la cantera rosa de la iglesia Santa Prisca ubicada en Taxco, Guerrero; además de una pasta en donde reunía a la cultura mexicana y la italiana: fusilli con huitlacoche, una receta que para los inicios de los ochenta fue toda una revelación.

Publicaciones:

El gran libro de la cocina mexicana (1987)

De Manteles Largos (1987)

Epazote y molcajete (1993)

Cocina mexicana para el mundo (2002)

El Larousse de la cocina mexicana (2006)

La cocina mexicana, uno de sus grandes orgullos

Además de divulgadora, y organizadora de festivales en pro de la cocina mexicana, fue parte del comité de cocineros e investigadores que fueron a París, Francia y Nairobi, África, para defender a la gastronomía mexicana ante la UNESCO y que le reconociera como parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, un título que fue posible en el segundo intento en el 2010 gracias a la documentación de la cocina michoacana.