Dejó sin aliento a todos con un video en un ascensor y hoy a los 61 años está igual: Patricia Sarán “canta” la verdad
“Hoy digo que soy una actriz que canta, no una cantante que actúa. Igual me gusta la no etiqueta”, se define Patricia Sarán a sus 61 años, aquella modelo que en los ‘80 generó un terremoto de polémicas con la sensual publicidad del jean Jordache grabada en un simple ascensor. Ella sabe que apenas se pronuncia su nombre, quienes vivieron la época de inmediato la recuerdan por eso, y si bien preferiría que fuera por otros tantos trabajos, tampoco reniega demasiado.
“Cuando salió la publicidad del jean Jordache, del ascensor, yo ya trabajaba con Gerardo Sofovich desde hacía dos años en la tele. Lo que pasó es que ahí exploté, pero ya había hecho casi noventa publicidades antes, acá en la Argentina y por el mundo. De hecho ese comercial lo produje yo. La historia empezó así: tenía que cambiarme de ropa, estaba apurada y entonces se me ocurrió trabar el ascensor de la Universidad de El Salvador donde estudiaba Derecho. Cuando bajé estaban los profesores protestando y esperando abajo, me dijeron de todo, estuve como tres semanas sin ir, me salvé de que me expulsaran”, rememora entre risas.
Al tiempo por esas cosas del destino, una agencia la contactó con el dueño de Jordache que quería producir un aviso. “Buscaba realizar la misma publicidad que había hecho Susana Giménez para Gatopardo y entonces le dije que no, me parecía una copia burda. Me acordé de lo de la facultad, sugerí esa idea y aceptaron. Grabé junto con un amigo que era asistente de dirección. La hicimos y terminé ganando el Lápiz de Platino, que significa que todas las agencias la votaron como la mejor publicidad. Quedó como la más recordada y sensual de todas las épocas. Hace muy poco me llamaron de una agencia internacional para proponerme algo, pero dije que no porque hoy apunto a otra cosa, la publicidad para mí ya fue”, aclara.
A los 14, su primer comercial
Su primera incursión publicitaria ocurrió a los 14 años. “Mis padres me habían dado plata para cortarme el pelo y fui a lo de Andrea Paparella, que era lo mejor de la época. Me propuso que si me lo cortaba la otra semana en un desfile encima me pagaba, acepté y así empecé. Me vio la gente de Fiorucci, me contrató y nunca paré de trabajar. Fui actriz, conductora, modelo, tapa de revistas y muy espiritual siempre. Mi madre era profesora de yoga, eso lo heredé de ella de toda la vida. Me gusta meditar, ser solidaria, dar algunos consejos y ayudar a la gente que me escribe, rescatar animales…”.
-¿Te divertías “haciendo de linda”?
Sabés que llegó un momento que no. Cuando me di cuenta de que me llamaban para eso dije basta. Porque había estudiado con Augusto Fernández, Julio Chávez, Lito Cruz y Luis Agustoni. Me convocaban para novelas como Son Amores pero para hacer de linda, nunca para pensar. Me dediqué a hacer programas míos en cable como Saber elegir, en Canal Metro. Ahí estuve diez años haciendo entrevistas, me encantaba. Cuando estudiaba teatro con Luisina Brando, me ve el marido, Juan José Jusid, y me llama para Dónde estás amor de mi vida que no te puedo encontrar, pero como estaba conduciendo y no podía hacer todo, no participé. Sí lo pude hacer en Muerte dudosa. Siempre me basé en la formación, por eso estudié mucha actuación”.
“Sofovich está haciendo un casting”
Su comienzo en TV fue de pura casualidad. “Una amiga me dijo: ‘Sofovich está haciendo un casting, acompañáme’. Y fui. Ella iba súper producida y yo en jeans, sencilla. Llegamos a Canal 13, había una fila que daba vuelta cuatro veces a la manzana, eran miles de mujeres. Sacamos un número y en eso se abre una puerta y aparece Gerardo. Me dice medio con mal carácter: ‘Vos pasá’. ‘Yo nada que ver, vengo a acompañar a mi amiga’, le respondí. ‘¿No me escuchaste?’, insistió. ‘Vos no me escuchaste’, le repliqué. ‘¡Podés pasar por favor! ¿a qué te dedicás? Empezás el sábado que tengo programa. No es una pregunta, es una orden’, subió la apuesta. Era así, le gustaba dirigir todo. Yo estaba en pareja con un psicoanalista, no sabía qué me iba a decir. Fui al programa y explotaron los teléfonos, me contrataron de Canal 13 y Gerardo se enojó porque sintió que lo habían puenteado. Tuvo que esperar dos años para contratarme él directamente. Me tenía respeto intelectual. A mí me asustaba porque era muy bravo, jajaja. Siempre dijo que iba a convertirme en una estrella”.
Fueron cuatro años junto a Sofovich, pero demasiado intensos: “Se anticipaba a todo, era como que adivinaba el futuro, un genio, el tema eran las formas. Cuando hice la publicidad del ascensor no me la hizo fácil, se enojó, estuvimos distanciados como quince años, hasta que nos reencontramos por una invitación al programa de Susana. Él quería que yo condujera Polémica en el Bar pero con mujeres. Me llevó a ser popular, eso lo reconozco. Soy muy amiga de Gustavo, Gerardo me decía que me iba a casar con él”.
Su intimidad con Rodrigo
Hoy Patricia cuenta a LA NACIÓN que se dedica al canto y a escribir sus propios temas. “Me encanta, me da placer, compongo con Mariana Molinero, una profesional impresionante. Canto de todo, digo lo que pasa a través de las canciones, que son siempre distintas”, subraya y agrega: “Te comento que le hice un tema al Potro Rodrigo que se llama Pura pasión, como era él”.
-¿Cómo era tu relación con él?
A mi casa llamaba un pibe y mi papá me decía: ‘Hay un tal Rodrigo que te viene llamando muy seguido’. Una vez atiendo, me dice que me llamaba desde Córdoba, que era cantante, que me quería ver y me encontré con el padre y con él. Era un pendex, famoso ni lejos, sí divino, con el pelo largo, nos hicimos íntimos. Quería hacer conmigo un tema de Ricardo Montaner que se llama La chica del ascensor. Yo era refamosa, pero le expliqué que no quería volver a hacer lo mismo que para Jordache, lo sentía así. Igual quedamos íntimos. Nos veíamos seguido, me tenía como un referente porque lo cuidaba.
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-Permítame preguntarle a esta altura de la confesión si pasó algo entre ustedes…
-Jajaja, Patricia Pacheco, su mujer, hasta que me conoció creía que yo era la amante y me odiaba. Porque él le hablaba de mí. Después ella vino a casa, me conoció y nos hicimos muy amigas. Podría haber explotado esa amistad y confianza pero nada que ver, como en su momento hizo Graciela Alfano cuando se acercó a él. Pero no es mi forma de ser, recién le hice un tema después que murió.
-¿Me está contando toda la verdad? Está a tiempo de hacer una revelación.
-Te juro que no pasó nada, confiá en lo que te digo. Recuerdo que una noche nos reencontramos en un restaurante, él estaba con Fernando Olmedo, me ve y me viene a ver a la mesa. ‘Viste flaquita que llegué’, recuerdo que me comentó con su clásica gran sonrisa. Le contesté: ‘Ojo con los amigos del campeón, no te marees’. Creo que no tuvo la contención que necesitaba. La canción que le hice habla de eso. Que cuando lo conocí era Pura pasión, un torbellino difícil de aplacar. Cuando menciono lo de amigos del campeón no lo digo por Fernando, eh, que era un divino. A El Negro, su padre, lo conocí mucho, me quería llevar a hacer temporada en Mar del Plata y yo siempre le decía que no.
Patricia se empeña en resaltar que para todos los trabajos que encaró en su vida artística se preparó con profesionalismo: “Por eso no me gusta Gran Hermano, donde todos quieren ser famosos a lo que cueste, me parece una vergüenza. Entiendo lo del voyeurismo, espiar la vida de otra persona, pero todo el mundo quiere triunfar sin contenido. Yo me dediqué a lo artístico porque la vida me presentó esa posibilidad. Pero antes había estudiado Derecho, me faltan tres materias para ser abogada. Siempre aposté al esfuerzo. Nací en mi campo, en Monte Nieva, La Pampa, me adelanté al parto y entonces estábamos Flora mi mamá, luego aparecí yo y mi vieja se las rebuscó sola, no había otra persona cerca. Vengo de una familia muy católica: mi tío era obispo, fui a un colegio inglés, luego viajé a Suiza a estudiar durante tres años, y cuando volví fue que me metí en Abogacía”.
Amores famosos: “Salí con Arjona”
“Tuve muy pocos hombres en mi vida, porque no me veían a mí sino al envoltorio”, dice sin preguntárselo y entonces surge la consulta por los famosos internacionales con los que salió: “Hace pocos años se enteraron de que salí con Ricardo Arjona y Luis Miguel, pero yo no lo había contado. Nunca llamé a los fotógrafos para obtener fama, cuidé mi intimidad. Siempre fui por lo artístico, aunque sé que eso vende. A Arjona lo conocí en Mar del Plata, haciendo teatro con Marta González y Analía Gadé. Me gustaba su música, no conocía su figura, cómo era físicamente. Una vez estaba cenando con mi papá y entró al restaurante. Se acercó, me pidió hablar, no lo reconocí, te juro. Me cantó un tema, le pregunté si él también era fan de Arjona y me respondió: ‘Soy Arjona’. Salimos, pero vi lo que provocaba en las chicas y no seguimos.
-¿Y con Luismi qué pasó?
-Algo parecido, pero no quiero dar detalles, disculpame. Solo te cuento algo simple que no tiene que ver con nuestra intimidad. Una vez estaba en Punta del Este entrenando con Daniel Tangona, aparecieron unos tipos muy raros, con anteojos oscuros en unas camionetas negras. Daniel se preocupó por mí y se quiso ir. Era Luis Miguel que venía a verme rodeado de guardaespaldas, para mí era natural, no lo magnificaba. Siempre fui muy sencilla, me gusta recordar mis orígenes en el campo, por eso te conté lo de mi nacimiento sin partera ni nada, solo mi mamita y yo.
Un repaso por sus películas
Patricia trabajó, en 1989, en Bañeros 2, la playa loca, dirigida por Carlos Galettini junto a Emilio Disi, Guillermo Francella, Gino Renni, Mónica Gonzaga, Juan Manuel Tenuta y elenco. Ese mismo año estrena la película Los Extermineitors junto a Emilio Disi, Guillermo Francella, Aldo Barbero y elenco.
En 1994 forma parte del elenco de la película Muerte dudosa, junto a Víctor Laplace, María Socas, Manuel Callau, Salo Pasik y gran elenco. En este mismo año protagoniza la obra teatral Pobres angelitas, en el Teatro Regina de la ciudad de Mar del Plata acompañada por las actrices Analía Gadé, Marta González y Adriana Parets.