¿Puede la alimentación en la infancia prevenir el cáncer?
Según el Código Europeo contra el Cáncer, el riesgo de tener esta enfermedad en la edad adulta se puede reducir hasta un 18% gracias a una alimentación sana.Así lo recalca la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) en su 'Guía de alimentación saludable en la infancia y la adolescencia', donde señala la importancia de tener hábitos de vida saludables desde edades tempranas.
¿En qué tiene que basarse la dieta de los menores para hacer esta función? ¿Qué alimentos son los más importantes y cuáles habría que desechar?
Al educar desde pequeños en la comida saludable se normaliza y se educa el paladar, lo que ayuda a mantener estos hábitos de mayores
¿Cómo influye una buena alimentación en los niños?
Cuando la alimentación es adecuada, mejora la salud, fortalece el sistema inmune y maximiza el desarrollo de niños y adolescentes. De hecho, la citada Guía recalca que no es lo mismo alimentarse que nutrirse. "Los alimentos no solo sacian el hambre, sino que son la materia prima que llegará a nuestras células para que todas funcionen correctamente, ayudando a potenciar la salud, el desarrollo y el crecimiento a todos los niveles".
Además, hay que tener en cuenta que la dieta infantil y juvenil tiene un efecto directo sobre las siguientes áreas, tal como destaca la AECC:
Crecimiento muscular y óseo. Cuando los niños no están bien nutridos no pueden alcanzar su desarrollo óptimo. Las vitaminas y los minerales de los alimentos naturales son necesarios para su crecimiento físico.
Sistema inmunitario. Para mantener una microbiota equilibrada y un sistema inmunológico fuerte es necesario seguir una alimentación nutritiva.
Funcionamiento hormonal. "Las hormonas se forman a partir de nutrientes esenciales como la grasa, que son cruciales en ciertas etapas del desarrollo", se destaca.
Desarrollo mental. Para que neuronas y células del cerebro funcionen bien se precisa un equilibrio adecuado de nutrientes. Los buenos hábitos de alimentación también influyen en la concentración y la memoria de los más pequeños.
Buena relación con la comida. Al educar desde pequeños en la comida saludable se normaliza y se educa el paladar, lo que ayuda a mantener estos hábitos de mayores.
Una dieta rica y variada
Además de las frutas y verduras que son, por excelencia, una de las bases de la alimentación saludable, hay otros aspectos a tener en cuenta. En cuanto a estas, deben tomarse cada día tanto en la comida como en la cena. "Se recomienda variar y tomarlas crudas y cocinadas para maximizar el aporte de nutrientes. La fruta siempre mejor al natural, masticada y no en zumo", aconsejan.
Cereales: los mejores son los de grano entero e integral para aprovechar al máximo el contenido de fibra y la concentración de vitaminas y minerales.
Proteínas: las carnes deben ser magras y han de evitarse las que son procesadas, ya que tienen un efecto negativo para la salud. En cuanto a los pescados y mariscos son muy ricos en vitaminas y minerales, al igual que los huevos. También se recomienda tomar legumbres, que contienen hidratos, proteínas, fibras, vitaminas y minerales.
Aceite de oliva virgen extra: "Debe ser la grasa más utilizada. Aporta multitud de beneficios a la salud por su efecto antioxidante y cardioprotector".
Lácteos: conviene elegir lácteos no edulcorados. Los yogures y algunos quesos fermentados aportan microorganismos beneficiosos para la microbiota.
Frutos secos: tienen un alto poder nutricional y, además de proteínas, "aportan grasas saludables y son muy ricos en vitaminas y minerales". Hay que ofrecerlos molidos antes de los cinco años.
Con respecto a la bebida, la elegida ha de ser siempre el agua.
Los mejores trucos para que tomen un menú saludable
Es bueno explicar a niños y adolescentes que nuestro cuerpo necesita buenos nutrientes para funcionar bien. Por eso, cuando lo comprenden, es más fácil que puedan aceptar una dieta determinada. En el mercado hay cuentos que tratan sobre este tema y que pueden ayudar a que los más pequeños se familiaricen con la alimentación saludable.
Además, es muy recomendable, según apunta la AECC, que se compartan momentos en la cocina y en la mesa entre padres e hijos. En esos momentos juntos se pueden realizar recetas que les gusten a los más pequeños, priorizando ingredientes saludables. Por ejemplo, si le gusta la pizza, la base puede ser de coliflor o de zanahoria. Y si le va la pasta a la boloñesa, esta puede hacerse también con verduras.
Los padres son el mejor ejemplo para sus hijos, así que lo que coman ellos va a tener gran influencia en los niños. En cuanto al dulce, el paladar acostumbrarse al dulzor de la fruta.
Hay que ofrecerles siempre opciones ricas y sanas. Dentro de estas alternativas, niños y adolescentes pueden elegir lo que deseen. "No todos los niños tienen los mismos gustos, pero si las opciones son: macarrones integrales con boloñesa de verduras, lentejas con verduras o quiché de verduras y salmón, no hay problema en que el niño tenga preferencia por un plato que por otro", recalca la Guía de la AECC.