Alimentación consciente: así puede ayudarte a cuidar de tu aparato digestivo

El ‘Mindfoodland’ es un movimiento en pro de la nutrición consciente que asegura que nuestro 'segundo cerebro' es indispensable para mantener un buen equilibrio físico y emocional. Algo así como el Mindfulness aplicado a la alimentación para disfrutar más de lo que comemos evitando atracones y molestias digestivas como gases o ardor. Te explicamos en qué consiste esta técnica para desarrollar nuestra consciencia sobre qué, cómo y cuándo comer a partir de la observación nuestros patrones de ingesta

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El MFL promueve el estudio de la microbiota para saber qué grupos de alimentos concretos, nutrientes y procesos pueden contribuir a cada individuo a comer mejor, vivir mejor, alcanzar la deseada serenidad, e incluso evitar multitud de enfermedades futuras.(Foto: Morsa Images / Getty)

Escondido en las paredes del sistema digestivo, este ‘cerebro en el intestino o segundo cerebro’ controla tu mente y tu salud, y está revolucionando la comprensión de la medicina sobre los vínculos entre la digestión, el estado de ánimo, la salud e incluso la forma en que pensamos.

La investigación en torno a este nuevo concepto se engloba bajo la “nutrición de precisión”, que ayuda a prevenir patologías relacionadas con la salud física y mental del ser humano. Un movimiento en pro de la nutrición consciente, rebautizado como ‘Mindfoodland’, que propone a la sociedad una práctica de la serenidad y alimentación conscientes con el fin de encontrar una alimentación más sana y a la medida, aprendiendo a gestionar nuestras emociones.

Bajo el lema “somos lo que comemos” amparado en que cuando nos alimentamos, también lo hacen los trillones de microorganismos que cohabitan en nuestro sistema digestivo, una dieta vegetal variada, equilibrada y ajustada a la microbiota de cada uno es el eje sobre el que gira el movimiento ‘Mindfoodland’, que se une a la corriente nutricional Alimentación Consciente.

Sugar addiction, nutrition choices, conscious eating, overeating. Cropped portrait of overweight woman choosing between junk sweet food and fruits

Es una manera de contrarrestar estos efectos nocivos para la salud, que se inscriben en la tensión cotidiana y que disminuyen nuestra calidad de vida, no solamente por las enfermedades que acarrean, también porque hacen desaparecer el placer que otorga el concentrar los cinco sentidos en lo que se está ingiriendo y disfrutar realmente de la comida.

Según defiende el movimiento, un tratamiento más racional de tus emociones se consigue a través de práctica de la alimentación consciente (cuatro veces al día). Para aprender a practicar alimentación consciente el mejor camino es probar las diferentes técnicas de serenidad como el chikung, el yoga Nam, mindfulness, la meditación o el mindful eating entre otras.

Y por cierto, aprender a comer con total consciencia lleva su tiempo, empieza con solo una de las tres comidas del día, quizás el desayuno. O incluso empieza con un elemento del desayuno, por ejemplo, una manzana. Ya pasarás después a todas las demás comidas del día.

Nada de pantallas, ni televisores ni teléfonos, cero distracciones. Comer sentada a la mesa y en un lugar tranquilo es una de las normas principales de la alimentación consciente. (Foto: Getty)
Nada de pantallas, ni televisores ni teléfonos, cero distracciones. Comer sentada a la mesa y en un lugar tranquilo es una de las normas principales de la alimentación consciente. (Foto: Getty)

Tu segundo cerebro, también denominado sistema nervioso entérico (ENS) se compone de dos capas delgadas de más de 100 millones de células nerviosas que recubren el tracto gastrointestinal desde el esófago hasta el recto. “Su función principal es controlar la digestión, y el control del flujo sanguíneo que ayuda con la absorción de nutrientes para su eliminación”, explica Jay Pasricha, MD , director del Centro de Neurogastroenterología Johns Hopkins, quien añade que el ENS se se comunica con nuestro gran cerebro.

El movimiento Mindfoodland propugna la mejor forma de cuidar este segundo cerebro: proporcionando nutrientes vivos, presentes en los alimentos del mundo vegetal, y prácticamente inexistentes en los alimentos procesados, y ultraprocesados.

Además, para alcanzar un conocimiento más preciso sobre la alimentación que conviene a cada individuo, MFL destaca la importancia de la microbiota, el conjunto de bacterias que viven en el intestino. Por medio de análisis genéticos como los de KDNA genomics se puede saber qué alimentos concretos pueden contribuir a cada individuo a comer mejor, vivir mejor, alcanzar la deseada serenidad, e incluso evitar multitud de enfermedades futuras.

Si quieres ahondar en esta nueva corriente nutricional, existe la posibilidad de hacerte un test de microbioma para poder armonizar tus 2 cerebros, y personalizar los resultados con la ayuda de mindfoodexperts con el fin de mejorar tus hábitos alimentarios y serenidad con formación en técnicas de alimentación conscientes.

Puedes ir entrando en materia con estos consejos sobre cómo practicar la alimentación consciente:

  • Come despacio, y controla la ansiedad. Si ingerimos alimentos de forma lenta no solamente somos conscientes de los sabores, también regularemos nuestro sistema digestivo y nos saciaremos mucho antes. Sin embargo, cuando nos sentamos a la mesa con mucha hambre y ponemos ensalada de primer plato, la comemos rápido para llegar al plato fuerte, engullendo, o lo acompañamos con pan. Eso hará que se produzcan los temidos gases. Si tienes hambre y prescindes de la ensalada y pasas directamente al plato fuerte, cuando hayas terminado te sentirás pesado, beberás mucho líquido para bajarlo todo y el cuerpo te pedirá dormir para hacer esa digestión tan pesada. ¿La solución? Comer de ambos platos, masticando despacio y saboreando cada bocado. No comas en menos de 20 minutos en las comidas principales, es el tiempo que tu organismo necesita para enviar sus señales de saciedad. “Una vez más no confundas hambre con ansiedad, dale tiempo a tu estómago y a tu cerebro a que se entiendan sobre la saciedad, para eso necesitas comer en un mínimo de tiempo”, explica la nutricionista Pilar Forte.

  • Sin distracciones. Centra tu atención en los alimentos que tienes delante, así serás consciente de las cantidades y evitarán atracones innecesarios. Nada de móviles, televisor, ordenador, tablets… Huele y observa la comida antes de empezar. ¿Qué sensaciones te provoca? Come despacio y disfruta de ello, pon los 5 sentidos en este acto.

  • Controla la cantidad de alimentos. La alimentación consciente tiene presente la cantidad de alimentos que comemos, que siempre suele sobrepasarse. “Con este acercamiento, puedes caer en el cuenta de si realmente necesitas comer, de si realmente tienes hambre física”, explica Pilar Casanova, experta Mindful Eating y formadora en Mindfulness. Basta con beber agua cuando ya nos sintamos prácticamente llenos, y hemos comido lo suficiente.

  • Conoce de cerca la vida del alimento. Saber cuál es el proceso por el que ha pasado el alimento antes de ser ingerido ofrecerá información para vivir esta experiencia mucho mejor. Por ejemplo, puedes mezclar alimentos crudos con alimentos cocinados, porque cuando cocinamos los alimentos matamos las enzimas que favorece la digestión. Al no tenerlas, el cuerpo solicita reacción del sistema inmunológico y satura de trabajo a este, produciéndose leucocitosis. Si hemos elegido una buena ensalada como primer plato y un plato de carbohidratos de segundo, al combinar un bocado de cada plato conseguiremos engañar al cuerpo y evitaremos la leucocitosis.

  • Aprende a condimentar. Si vamos a tomar una ensalada y después un plato de arroz o pasta, la ensalada no debemos aliñarla con vinagre ni limón, porque cortaríamos la producción de ptialina, que es la enzima que se produce en la saliva y es la responsable de la digestión de los carbohidratos. Al no incluir ácido en el aliño, evitamos el efecto gas en nuestros intestinos.

3 trucos que funcionan

También puedes introducir pequeños cambios que te ayudarán a comer de forma consciente. Por ejemplo, conviene utilizar platos y cubiertos pequeños para que la mente perciba raciones más grandes (no se trata de quedarse con hambre pero tampoco de hinchar e hinchar el estómago), y cuidar mucho el color de la vajilla. ¿Sabías que comer pasta sobre un plato blanco lleva a consumir hasta un 25 por ciento más de cantidad?

Por otro lado, dejar los cubiertos sobre la mesa cada cierto tiempo hará que no ataques la comida con tanta ansiedad y serás más consciente de cuándo el estómago dice basta. De esta manera, añade Casanova “evitas la inercia y el automatismo, que te lleva a pinchar y pinchar comida sin pensar si ya tenemos suficiente”.

En qué nos beneficia

Estas prácticas repercuten en tu salud más de lo crees, y en la manera en la que los alimentos caen en tu estómago, cuidando tu cuerpo sin necesidad de hacer dietas y evitando molestias digestivas como los gases o el ardor. Y es que además de promover la concentración y enseñarte a diferenciar entre el hambre psicológica y fisiológica, la alimentación consciente evita que comamos de forma compulsiva porque cuando estás atento a la comida, la textura, el sabor, también estás practicando el auto-control. Este autocontrol ayuda a controlar lo que comemos, y nos permite detectar cuando estamos saciados, lo que lleva a una reducción de peso.

¿Has probado esta técnica? ¿Crees que podría ayudarte a mejorar tu relación con la comida?

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