Más allá de la insulina: Medi-Cal amplía el acceso de los pacientes a productos para manejar la diabetes

A June Voros le diagnosticaron diabetes tipo 1

LOS ÁNGELES - June Voros se levantó del sofá cuando un sonido agudo le alertó que necesitaba una dosis rápida de azúcar.

Su glucemia estaba cayendo en picada y el sonido procedía de un medidor continuo de glucosa que lleva en el abdomen. Este pequeño pero potente aparato le avisa a Voros cuando su nivel de azúcar es peligrosamente alto o bajo.

"Mi glucemia está en 64. Es demasiado bajo y sigue bajando", dijo Voros, de 32 años, una luminosa tarde de octubre. Comprueba el medidor hasta 80 veces al día para evitar complicaciones derivadas de la diabetes tipo 1.

Pero el monitor no sirve de mucho sin los componentes que lo hacen funcionar, como un receptor, un sensor y un transmisor, algunos de los cuales deben sustituirse cada 10 o 30 días. Voros también tiene una bomba de insulina, que proporciona un aporte constante de esa hormona a su cuerpo, y que también requiere suministros.

June Voros, a quien diagnosticaron diabetes tipo 1
June Voros, que padece diabetes tipo 1, muestra la lectura de su nivel de glucosa en sangre en un día reciente de octubre, cuando su nivel de azúcar había bajado peligrosamente. Si el nivel de azúcar en sangre baja demasiado, los pacientes pueden sufrir convulsiones diabéticas. (Angela Hart/KFF Health News)

Hasta hace poco, Voros —que está cubierta por Medi-Cal, el programa de Medicaid de California para personas con bajos ingresos o discapacidades— pasaba incontables horas al teléfono con sus endocrinólogos, su aseguradora de Medi-Cal, Health Net, y una empresa de suministros médicos para obtener autorizaciones separadas para cada producto. A veces, las autorizaciones caducaban demasiado rápido, lo que la dejaba con pocos suministros y la obligaba a racionarlos y a buscar donaciones en las redes sociales de otros pacientes con diabetes.

El año pasado sólo recibió suministros para seis meses.

"He tenido que dedicar cientos de horas al teléfono en los últimos años, y por eso he cambiado dos veces de aseguradora", explicó Voros antes de tomarse un jugo de manzana en su estudio de Mission Hills, un barrio suburbano del Valle de San Fernando. "Es agotador. Dan ganas de rendirse. Pero no puedo. Literalmente me moriría".

Desde octubre, Medi-Cal empezó a flexibilizar los requisitos de autorización previa que han causado retrasos que han puesto en peligro la vida de Voros y otras personas que viven con diabetes.

June Voros, a quien diagnosticaron diabetes tipo 1
June Voros, a quien diagnosticaron diabetes tipo 1 hace unos ocho años, lleva un monitor continuo de glucosa y una bomba de insulina en la cintura para controlar el azúcar en sangre y suministrar un aporte constante de insulina a su organismo. (Angela Hart/KFF Health News)

Antes, las autorizaciones para medicamentos y productos duraban seis meses, aunque para algunos pacientes, como Voros, caducaban antes. Con las nuevas normas, las autorizaciones deben durar un año a partir de la fecha de aprobación y pueden incluir todos los suministros necesarios, lo que pone fin a la lucha por conseguir autorizaciones separadas para cada equipo. Los pacientes pueden recibir suministros y medicamentos para 90 días de una sola vez.

El estado también ha iniciado una política que permite a los pacientes obtener autorizaciones de sus proveedores por teléfono o video.

"Antes, los requisitos de California tenían cuatro páginas de largo, y ahora es sólo poco más de una página", señaló Lisa Murdock, de la Asociación Americana de Diabetes, que ayudó a impulsar los cambios. "Es un paso adelante realmente importante. Significa no tener que adivinar constantemente cómo están los niveles de azúcar en sangre".

En los últimos dos años, el estado también comenzó a hacer que los monitores continuos de glucosa y los suministros relacionados estuvieran disponibles para muchas más personas. Esto incluyó a todos los pacientes con diabetes tipo 1, una enfermedad autoinmune crónica que ataca a las células productoras de insulina en el páncreas, y a aquellos con diabetes tipo 2, diabetes gestacional, e hipoglucemia, o baja crónica de azúcar en la sangre.

Antes del año pasado, los monitores estaban disponibles sólo para algunos pacientes dependiendo de cada caso, según el Departamento de Servicios de Salud del estado, que administra Medi-Cal.

La mejora de la cobertura se extiende a los dispositivos más nuevos y avanzados, como el popular Dexcom G7 y sus componentes, que se venden al por menor por unos $700 en Amazon para un suministro de 30 días sin seguro. Medi-Cal paga unos $400 por el mismo equipo.

La diabetes y la prediabetes están aumentando en California. Alrededor de 3,2 millones de californianos han sido diagnosticados con diabetes. El Departamento de Servicios de Salud dice que alrededor de 1,2 millones de beneficiarios de Medi-Cal padecen la enfermedad, según los últimos datos disponibles.

Antes de estos cambios, los beneficiarios de Medi-Cal tenían más dificultades para conseguir medicamentos y dispositivos que las personas con seguro privado, indicó Murdock.

"La diabetes es una enfermedad realmente desgarradora y costosa, y para cuidarse, las personas con diabetes necesitan no sólo un fácil acceso a la insulina, sino también los suministros para controlar la enfermedad", añadió.

Los activistas y las autoridades sanitarias estatales coinciden en que los cambios permitirán ahorrar dinero y salvar vidas, ya que darán a quienes viven con diabetes un mayor control de su glucemia y evitarán complicaciones, como fallas orgánicas y amputaciones de pies y dedos.

Esta ampliación de la cobertura "mejora el acceso y los resultados, reduce las hospitalizaciones y comorbilidades (cuando la persona tiene dos o más trastornos o enfermedades), y mejora la calidad de vida de los miembros con un mejor control de la enfermedad y menos pinchazos en los dedos", explicó Ann Carroll, vocera de Medi-Cal. El estado, dijo, quiere asegurarse que todos los pacientes con diabetes puedan obtener "la atención que necesitan para llevar una vida sana y plena".

Antes de que Voros consiguiera su monitor, hace unos tres años, tuvo que ir a una sala de emergencia en varias ocasiones al sufrir convulsiones y fue hospitalizada con otras complicaciones de la diabetes. También perdió la función de los nervios gástricos —que impide la digestión de alimentos ricos en fibra, como las verduras— a medida que avanzaba su enfermedad.

"No he tenido que ir a terapia intensiva en casi dos años. Literalmente, me ha salvado la vida", afirmó.

Pero los obstáculos burocráticos que impedían a Voros obtener dispositivos para su monitor eran una fuente constante de estrés. La situación es mucho mejor desde que cambió de compañía de suministros médicos y Medi-Cal ha estrenado su nuevo proceso de autorización previa, en el marco de una reforma más amplia de su sistema farmacéutico.

Recibir sus suministros a tiempo significa tranquilidad, dijo Voros.

"Antes tenía miedo de irme a dormir por la noche por las convulsiones que me provocaban las bajas de azúcar", contó. "He estado muy cerca de la muerte, pero ahora me siento mejor que nunca".

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.