¿Alquilarías amigos falsos para Instagram?

La tecnología siempre ha estado a nuestro servicio, para facilitarnos las actividades cotidianas. Actualmente, a través de un smartphone, podemos desde comprar comida hasta localizar un domicilio, pasando por traducir algún texto e incluso encontrar pareja. Pero, ¿habías pensado que podrías alquilar amigos?

Pues desde hace tiempo ya es una realidad. Se trata de aplicaciones dedicadas a contratar personas como acompañamiento y posen en las fotos para que el ‘cliente’ las comparta en sus redes sociales, y con eso mostrar un estilo de vida rodeado de amigos pero, sobre todo, de popularidad.

De esta manera, quien lo desee, simplemente puede tomar su teléfono y contratar compañía (sin fines románticos ni sexuales) para ir de vacaciones, comer en algún restaurante o simplemente ir al cine. El siguiente paso es documentar la experiencia a los ojos de las redes sociales. Lo anterior dejaría una pregunta en el aire: ¿Esto debería alertarnos sobre lo que las redes sociales están diciendo de nosotros y de los demás?

Friends sitting on the beach, having fun, taking selfies
Foto: Getty Images

Así inició todo

En 2016, fue noticia una aplicación dedicada a rentar amigos, los cuales pueden acompañarte e incluso posar contigo en fotografías que puedes compartir en redes sociales como Instagram. “Somos los primeros en comercializar la amistad”, declaró Clay Kohut, creador de la app llamada Ameego, y quien se inspiró en su propia experiencia para diseñarla.

“Tenía 19 años cuando abandoné mi pequeño pueblo en Texas y me mudé a Nueva York. Si alguien me dijera que podría darme la posibilidad de hacer nuevos amigos al instante, ciertamente habría pagado por eso”, agregó.

Y aunque actualmente esta app ya no se encuentra disponible, tras el éxito de Ameego se fueron sumando algunas más, como BeFriend, MeetUp, Bro o la página Rent a Friend, que a octubre de 2019 indica tener una lista disponible de más de 620 mil personas en todo el mundo. Por supuesto, los acompañantes no lo hacen gratis.

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Aprobación y popularidad: las ganancias

La página de renta de amigos AlquiFriend, por ejemplo, promociona así su oferta: “Es un sitio web que te permite alquilar amigos y amigas. Puedes alquilar un amigo local para pasar el rato, ir a ver una película o a un restaurante, o alguien que te acompañe a una fiesta o evento”.

Pese a lo bizarro que pueda sonar, sería apenas la punta del iceberg. En países como Japón, existen páginas para rentar una familia completa, como Family Romance, que incluso ofrece servicios como acompañar a alguna joven al altar, invitados para amenizar una fiesta y hasta padres falsos para algún cliente que quiera presentar a su amante. Los precios rondarían los 65 dólares por dos horas de sesiones de fotos.

Y esta tendencia llega aún más lejos. Páginas como People Walker ofrecen servicios de renta de acompañantes para caminar en algún sitio público. Incluso, los sitios web Cuddle up to me y The Snuggery sirven para comprar un abrazo. Sí, un abrazo.

Pero, ¿qué dirá todo esto de la sociedad actual? A final de cuentas, si hay oferta es porque hay demanda. “Internet expande la visibilidad y da popularidad. La popularidad es un valor prioritario. Ser popular es pertenecer. Marca de identidad”, indica la doctora Roxana Morduchowicz, especialista en educación y tecnología y autora del libro ‘La generación multimedia’.

Un artículo publicado por la Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud señala: “El teléfono celular es un puente para la vida social. Las personas usan intensivamente la red para ‘ganar reconocimiento y ser exitosos’ […]. Es indeseable aislarse, ‘estar o sentirse solo’. Sin duda, las redes sociales posibilitan que las minorías aisladas o los individuos que no tienen protagonismo en su vida, puedan tenerlo en este espacio y puedan crear transformaciones que les permitan un mayor reconocimiento y mayor participación en el campo social”.

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La nueva manera de estar acompañado

Ciertamente, hace años, una herramienta tecnológica diseñada para no estar solo era impensable. Y dado el éxito, quizá lo que siga sean más aplicaciones de este tipo. Al final, es un reflejo de la sociedad contemporánea y sus mecanismos actuales de convivencia.

“No creo que esté claro que nuestras redes sociales sean más grandes o más pequeñas de lo que han sido en el pasado. Pero en general, las personas informan que tienen menos amigos y confidentes más cercanos de lo que pudieron haber tenido anteriormente”. Así lo señaló Keith Hampton, copresidente del programa Social Media & Society de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey.

Portrait smiling teenage girl with friends taking selfie on outdoor basketball court
Foto: Getty Images

Al final, con este tipo de herramientas tecnológicas, pareciera que todos ganan. El cliente obtiene compañía; los acompañantes, dinero; y la plataforma, más ingresos. Rent a Friend, por ejemplo, cobra una membresía mensual de 24.95 dólares, mientras que los ‘amigos disponibles’ pueden iniciar su tarifa por unos 10 dólares la hora. Para muchos, es la nueva forma de no estar solo. Clay Kohut lo explica mejor que nadie: “Con Uber, alquilas el coche de un extraño. Con Airbnb, alquilas la casa de un extraño; y con Ameego, ¡alquilas al extraño!”.

Lo cierto es que plataformas tecnológicas como las mencionadas, si bien cumplen el cometido del cliente que las utiliza, sí habla de una manera preocupante (y hasta decadente) de relacionarnos, en la cual los mediadores digitales se vuelven más prioritarios que nunca. Porque detrás de estos intentos por ‘acercar’ a las personas, detrás de cada ‘Me gusta’ en una fotografía posando junto a amigos rentados, detrás de cada pago por un abrazo, se siguen encontrando algunos de los principios básicos de la convivencia humana: la compañía, la interacción, el acompañamiento y, sobre todo, la aprobación. ¿Alguna vez imaginaste que necesitaríamos pagar para tener amigos?

@braham_MV