Amelia Wilhelmy, la famosa 'Guayaba' que se despidió del cine ya muy enferma con un acto de bondad

Amelia Wilhelmy en la escena más icónica de la película ¡A toda máquina! con Pedro Infante y Luis Aguilar/Captura de YouTube
Amelia Wilhelmy en la escena más icónica de la película ¡A toda máquina! con Pedro Infante y Luis Aguilar/Captura de YouTube

Uno de los personajes femeninos más icónicos de la época de oro del cine mexicano es el de ‘La Guayaba’, aquella teporocha que junto a ‘La Tostada’ (Delia Magaña) le dieron un toque de humor folclórico a las películas de Nosotros los pobres (1948) y Ustedes los ricos (1948), ambas dirigidas por Ismael Rodríguez. Pero, ¿quién fue la actriz que la personifica? Suele ser una pregunta de trivia cuya respuesta es Amelia Wilhelmy.

Aunque suele olvidarse, su personaje también tenía nombre en esos filmes, y se llamaba Malena. Sin embargo, el público la recordó siempre como ‘La Guayaba’. Fue tal el impacto visual de ese personaje que fue difícil concebirla o reconocerla en otros papeles. Pocos identificaron que la viejita Nana Agustina en La oveja negra (1949) era ella. Su rol como la borrachita del barrio pesó mucho en el imaginario colectivo, tanto que Juan Orol la empleó para interpretar a una alcohólica en Cabaret Shangai (1950).

Fue en 1951 que volvió a cautivar a los espectadores que disfrutaban del cine cuando apareció como una conductora anciana simpática y enojona, detenida por cruzarse un alto debido a que había dejado la comida en la estufa. Sucedió en la película A toda máquina. La escena de la detención y las discusiones con los agentes Pedro Chávez (Pedro Infante) y Luis Macías (Luis Aguilar) se convirtió en una de las más célebres de aquella época, e incluso de la filmografía nacional por el humor y la naturalidad de las actuaciones.

Con el tiempo dicha escena cobró mayor relevancia por lo que hubo detrás de su realización. Si bien es verdad que a primera vista se aprecia que Amelia Wilhelmy muestra signos de deterioro en su rostro con un notorio ojo izquierdo cerrado, esa imagen no da para pensar que algo peor pasaba con la salud de la actriz. Para ese instante su cuerpo presentaba afectaciones como consecuencia de una hemiplejía. La movilidad fue uno de los daños principales.

Eso lo sabía el director Ismael Rodríguez, quien tuvo en Amelia a una intérprete consentida y una amiga. La estimó y la quiso mucho, más aún después de saber sobre el rápido deterioro que ella sufría. Con plena conciencia de que los productores no iban a darle trabajo por su condición, el cineasta se las ingenió para incluirla en A toda máquina con el pequeño papel de la viejita cascarrabias.

Además de añadirla al reparto creando ese papel, y a la nómina, Rodríguez planeó a detalle la escena para que su amiga no tuviera movimiento, no se lastimara y no se sintiera incómoda mostrándose en franco derrumbe físico. Por ello recurrió a la idea de que apareciera como una conductora infraccionada a bordo de su automóvil que a punta de regaños, reclamos y protestas consigue que mirones, peatones y agentes de tránsito carguen el vehículo debido a que el motor dejó de funcionar.

Los planos utilizados por el director fueron abiertos. En las tomas cerradas lo hizo desde el ángulo del perfil derecho de Amelia para que no se vieran los estragos de una parálisis en el lado izquierdo. El rodaje fue minucioso para que las tomas quedaran perfectas casi a la primera y así evitar desgaste en la actriz.

Haciendo uso de su talento como comediante, Wilhelmy no se guardó nada para manejar el ritmo y el tono de los diálogos que sostiene con Pedro Infante y Luis Aguilar, quienes cooperaron dejándose guiar por su compañera. La escena quedó de maravilla, superó las expectativas. De hecho, la película fue un éxito.

Algo intuía la propia Amelia porque luego de esta participación fue abrupto el avance de la hemiplejía que sufrió. Terminó postrada en silla de ruedas y siendo víctima de un ataque de nervios que repercutió en su memoria borrando recuerdos de su pasado. Quizá por eso, y como agradecimiento al cariño que tuvo por parte de su amigo Ismael Rodríguez, brindó su última gran actuación de manera memorable.

Pese a que se registran oficialmente otras dos apariciones en cine con cameos de estrenos posteriores (El infierno de los pobres en 1951 y Prefiero a tu papá en 1952), A toda máquina es el documento fílmico que preserva el final de su carrera como actriz en el estricto sentido de la palabra. Amelia Wilhelmy murió en 1964 de un paro cardiorrespiratorio en una casa de cuidados especiales. Tenía 64 años. Se fue dejando a ‘La Guayaba’ y a la anciana enojona como roles entrañables del cine de oro nacional.

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