Quién es quién en Por amor o por dinero: parejas celosas, familias ensambladas, bailarines y hasta un amigo de Ricardo Fort
La convivencia suele ser una prueba de fuego para muchas parejas. Pero, ¿qué pasa si a eso se le suman otras 18 personas, cámaras y una competencia? Por amor o dinero, el nuevo reality de eltrece conducido por Alejandro Fantino, quiere hacer tambalear a las relaciones más afianzadas. Las diez duplas deben convivir en una casa que consta de dos sectores: el loft sin demasiadas comodidades y el VIP, mucho más acogedor, pero también costoso.
Cada pareja recibe la suma simbólica de 50 millones de pesos que se harán efectivos si ganan el juego. Mientras, pueden ir gastando ese dinero para obtener beneficios que compran con “el negociador” Rodrigo Lussich o ir abultando la suma durante la competencia a través de diferentes consignas. Será el público quien decida, semana tras semana, quiénes se van y por eso lo que cada matrimonio aporte a la casa y al programa, será crucial.
Entre los participantes hay parejas recientes y matrimonios afianzados con casi veinte años de vida compartida, solteros que usarían el premio para casarse y familias ensambladas. Algunos compiten “por amor”, otros “por dinero”, hay padres que quieren ganar para pagar el crédito de la casa, bailarines que quieren vivir la experiencia y hasta un amigo de Ricardo Fort. El reality que se emite de lunes a viernes, y que desde hoy arrancará 22.30, ya está en marcha y las estrategias de los jugadores también.
Camila y Tomás, de 28 y 31 años, l levan diez años de novios, pero solo tres meses de convivencia. “De ella me enamora su actitud”, asegura él mientras que ella destaca la forma de ser de su compañero y que es “bueno y divertido”. La pareja se conoció a través de las redes sociales y luego de hablar durante varios meses se encontraron en la costa del Tigre, donde también se dieron su primer beso.
Amante de la fotografía y de generar contenido en redes, Camila es docente de nivel inicial y él colectivero como su abuelo. “Sos el chofer más lindo que vi en mi vida”, le dijo alguna vez una pasajera recuerda y asegura que en su trabajo hay levante: “Me dejaron números de teléfono y cuentas de Instagram”. “Él rompe con los estereotipos”, dice ella.
Camilita e Ignacio, de 24 y 25, se definen como “fogosos” , por lo que no saben qué es lo que puede pasar en la casa cuando tengan ganas de estar en la intimidad. Viven juntos hace un año y su rutina consiste en levantarse a las 8, desayunar y luego entrenar juntos: “Nos gusta cuidarnos y vernos bien”, admiten. Además ambos se dedican a la generación de contenido deportivo en las redes sociales.
Sobre el pasado: se conocieron en una juntada con amigos cuando él era futbolista. Ante la posibilidad de perder a Camila debido a una oferta que le surgió para jugar en Italia decidió comprometerse. Sobre el futuro: les gustaría tener hijos pero antes... ¡el casamiento! Para lo que el premio sin dudas ayudaría.
Quienes buscan también casarse y formar una familia son las correntinas Yuliana y Malena, de 31 y 27 , que ya en la segunda noche de convivencia se ganaron el enojo de sus compañeros por haber elegido “dinero” y no “amor” en una prenda y haberse hecho así con la suma de diez millones de pesos que los podrán acumular al premio o gastar dentro de la casa para algún beneficio.
Ellas están juntas hace tres años y para Malena, Yuli fue su primera mujer: “Tengo exhombres, siento que me enamoro de la persona”. Ella tuvo que afrontar el enojo de su papá que no aceptó que saliera con una mujer y que desde que se enteró hace poco menos de un año, dejó de hablarle. Ellas se conocieron por X (Twitter), salieron nueve meses y luego se fueron a vivir juntas.
Además, trabajan en el mismo lugar: Yuliana es directora de deportes de la municipalidad e hija del intendente y su pareja profesora de educación física. “Mi suegro es mi jefe”, dice divertida Malena y agrega: “Es mejor tenerlo como suegro porque como jefe es muy exigente”. Sobre su sueño de ser madres, aseguraron que a las dos les gustaría llevar un bebé en su vientre y que la idea sería que la mayor de ellas sea la primera en hacerlo.
Florencia y Pablo están hace seis años juntos, aunque debido a las idas y vueltas cuentan solo cinco. Son por el momento una de las parejas más polémicas en el juego, incluso ya discutieron durante el programa cuando en una charla con sus compañeros ella mencionó a una ex de él, que luego salió a responder a través de las redes sociales. “Peleamos por todo, es Hiroshima, por celos, por desconfianza, por todo”, admitió ella al entrar al reality.
La diferencia de edad entre ellos (él tiene 54 y ella 31) es sin dudas un motivo de conflicto, ya que según ellos mismos contaron, fue un problema ya que las hijas de él, Delfina y Bernardita -que tienen 24 y 22 años- y no habrían aceptado que su papá saliera con una mujer más joven. “El papá de Flor tiene 52, no tenemos diferencia”, dice Pablo entre risas. Él es abogado y tiene un estudio jurídico, y ella trabaja en la municipalidad de San Miguel, estudia Derecho y es mamá de una nena de nueve años. ¿Con el premio? A pesar de sus peleas, el amor y la química que dicen que se tienen es más fuerte y usarían el dinero para casarse.
Muy distinta es la situación de Laura y Sebastián, de 45 y 48, que están casados hace 19 años . “Él ilumina el espacio cuando llega”, dice ella enamorada como el primer día de Márquez, como cariñosamente lo llama. “Si me dice por mi nombre, es porque se enojó”, cuenta él. La pareja quiere ganar el premio para terminar de pagar el crédito de su casa, en donde viven con sus cuatro hijos: Vera (18), Leila (15), Kalo (7) y Rufo (2).
“No queríamos tener más chiquitines, nos sentíamos completos siendo cinco, él se iba a hacer una vasectomía, la obra social que cubría la anestesia estaba de paro, se pospuso la cirugía y en ese momento algo sucedió y vino el chiquitín”, dijo Laura, aún sorprendida por las vueltas de la vida. El principal obstáculo de ellos por estos días es haber tenido que dejar a sus cuatro hijos para estar en el juego, ya que además una familia de seis implica mucha organización.
“Sol es puro sentimiento”, dice Gastón de 48 y Solange, once años más chica y que asegura que él es el amor de su vida. Ellos están casados y se conocieron hace 14 años en el VIP de Esperanto. “Vi una torre rubia y me acerqué a preguntarle si quería tomar algo”, recuerda él. Ella de inmediato aceptó y no se separaron más.
Amigo de Ricardo Fort, Gastón tiene dos hijos fruto de su primer matrimonio: “Con Sol no se pudo dar, pero tenemos una perrita, Channel, que ella dice que es su bebé”. Tanto extrañaba ella a su mascota que el tercer día en la casa negociaron con Rodrigo Lussich que ingresara al estudio, a cambio de la módica suma de cinco millones de pesos. “No puedo terner hijos, tenía que hacer tratamientos largos y dolorosos y no quise, le pedí disculpas a Gasti porque él quería y yo no podía ser mamá, y ella (la perra) entonces es mi hija”, le dijo Sol entre lágrimas al conductor.
Amantes de los viajes, se casaron en México, Argentina y Miami: “A nosotros nos gusta el estilo de vida de los Estados Unidos y tratamos de implementarlo acá y todos nos miran raro”. Se llevan bien, pero asumen que hay un tema que los divide y es la relación con el dinero: él cree que hay que ser cauto y ella cree que hay que gastarlo. ¿Qué harán entonces con el premio si ganan?
Una familia ensamblada con todas las letras es la de Samanta (43) y Leonardo (50) conocido como “el Japonés”. Están casados hace 18 años: él era papá de Fede y Cata cuando se conocieron y ella tenía un bebé y en 2007 tuvieron a Gael, su primer hijo juntos y cuatro años después llegó Flor. Por eso no lo dudan y en caso de ganar usarían el premio para irse a un lugar más grande y cómodo para todos: “Somos muchos y en casa vivimos rotando, no hay intimidad”. Acostumbrados a estar acompañados, seguramente para ellos la convivencia con mucha gente no sea problema.
El Japonés tenía una banda cuando fue a dejar entradas al negocio de rock de ella y comenzaron a salir. La música también los une, asegura Samanta: “El rock es mucho para mí, crecí con los Redondos, con los Stones”. Actualmente viven en colegiales y él es encargado de un edificio: “En la puerta del cole una vez una mamá me dijo ‘¿viste que bueno que está el encargado de acá a la vuelta?’ Ella se puso colorada cuando le dije que era mi marido, pero a mí no me molesto. Sí, está bueno, y es mío”.
Los marplatenses Luciana y Matías, de 30 años, están juntos hace cuatro años , pero se conocieron mucho antes en un boliche y empezaron a hablar, solo que había un pequeño inconveniente: ambos estaban en pareja. En ese momento, el empleado de una compañía de gas siguió con su vida, tuvo un hijo con la mujer con la que salía e intentó abrirse camino en el exterior, pero al tiempo volvió.
En su regreso a La Feliz se reencontró con Luciana. ¿Qué lo enamoró de ella? “Que siempre está pendiente de mí, y de todos en realidad y que se lleva bien con mi hijo”. ¿Qué los distancia? Ella es encargada de un lavadero de ropa y su principal pelea con Matías es... ¡Por la ropa sucia! Ambos se definen como impulsivos, lo que seguro sume un condimento picante al juego.
Ella fanática de Ricardo Arjona, él jefe técnico de Los Totora, Melanie y Alexis, de 35 y 32, están juntos hace dos años y casados hace uno y su primera cita fue en el médico. “Nos conocimos por amigos en común, yo ese año me tenía que operar de los pies así que no quería saber nada, un día me insistió para venir a casa a tomar mate y yo tenía turno con el cirujano así que me acompañó”, recuerda ella a la vez que destaca que lo que más le gusta de él es que “no tiene maldad”.
Ese mismo año luego de que ella se operara, él comenzó a visitarla seguido para ayudarla con su hijo Benjamín hasta que un día le propuso quedarse. Uno de los regalos más significativos que le hizo en estos dos años fue una de las cinco mil velas que Arjona usó en un show de streaming que hizo durante la pandemia y que subastó con fines benéficos.
Lucía y Mateo fueron la última pareja en entrar, ya pasaron una noche en el VIP y son pura energía. “Nos miramos y él entiende lo que me pasa”, dijo la bailarina de 22 años sobre su novio, también bailarín, de 29. Ellos se conocieron sobre un escenario, trabajando para Hernán Piquín y ser pareja en la vida y en lo laboral, es un desafío que están aprendiendo a sortear.
No viven juntos por lo que el juego seguramente los ponga a prueba. La vez que más tiempo pasaron bajo el mismo techo fue durante una gira en Corea, donde estuvieron tres meses, pero además, aprendieron una nueva forma de mostrar su amor: “Vimos que allá las parejas no eran de tomarse de la mano o tan de lo físico, sino que se vestían iguales o combinados y decidimos hacer lo mismo”. Creen que pueden hacer que el público empatice con ellos y que como disfrutan estar juntos, la gente puede disfrutar verlos.