¿Amor o poder?: Las óperas del Nibelungo de Wagner, en París de la mano de dos españoles
París, 28 ene (EFE).- El director artístico Calixto Bieito y el de orquesta Pablo Heras-Casado, ambos españoles, dirigen escenografía y música de la nueva producción de 'El oro del Rin' de Richard Wagner, que estrena mañana en la Ópera de París, el prólogo de la tetralogía de 'El Anillo del Nibelungo', que trata la dicotomía entre amor y poder.
El escenario de la Bastilla, la sede más moderna de la Ópera parisina, acogerá en tres temporadas la saga completa de Wagner adaptada por Bieito y Heras-Casado, en la que los dioses, los gigantes y los oscuros enanos 'nibelungos' luchan para hacerse con el poderoso anillo forjado con oro del fondo del río Rin, que otorga el control del mundo a quien lo posee a cambio de renunciar al amor.
La frenética acción de 'El oro del Rin' es la "metáfora perfecta, cruda y real" de la sociedad actual, tal y como la definió el granadino Pablo Heras-Casado, en conversación con EFE antes de realizar el ensayo final con público el pasado jueves.
"[Bieito] es un director que trabaja en la intensidad y la profundidad del drama, más allá de las imágenes que se puedan crear, que también son espectaculares", aseguró Heras-Casado, que dijo alegrarse mucho por esta colaboración artística 'marca España'.
El dúo de directores habían coincidido anteriormente en el Teatro Real de Madrid, donde adaptaron 'Los soldados' de Bernd Alois Zimmermann, una obra "muy compleja" y "de dimensiones colosales".
Sobre la música de 'El oro del Rin', que tiene un gran carácter épico, abundan los 'leitmotiv' asociados a elementos naturales como el río, objetos como el anillo, varios de los personajes como Erda, la diosa madre de la naturaleza, e, incluso, emociones recurrentes en la historia como la renuncia al amor, la traición o la discordia.
Wagner ofrece una gran "fuerza narrativa" a través de estos motivos musicales, que "nos llevan de la mano" por las sensaciones de los personajes y que convierten a la obra, en palabras de Heras-Casado, en "casi cinematográfica".
La lucha de clases, representada a través de los diferentes seres mitológicos involucrados, es el tema central de esta tetralogía dramática compuesta durante 25 años tras la revolución industrial, y para cuya adaptación contemporánea Bieito introduce el elemento visual del cuerpo, con maniquíes y personajes sin rostro controlados por equipos tecnológicos.
Es una revisión más actual de una historia que continúa representando las desigualdades sociales y reflejando la esencia del ser humano 150 años después, y cuya la segunda y tercera partes se programarán la próxima temporada de la Ópera Nacional de París, y una última obra dentro de dos años.
"Lo que haremos es darle unidad a todo el ciclo, esto es lo que sí puedo adelantar y es lo que, finalmente, cuando acabe todo el ciclo, se representarán aquí en París (...) conjuntamente", adelantó el director orquestal.
Día de "nervios positivos"
El último ensayo general de la ópera se desarrolló el pasado jueves sin ninguna interrupción, en las mismas condiciones que el estreno de mañana, y sirvió de aperitivo al público asistente que dedicó un concienzudo aplauso tras las dos horas y media de función.
´Según Heras-Casado, este ensayo general era un día marcado y "muy especial para todos" porque es el "momento de ver cómo funciona todo en su globalidad", y un capítulo más tenso si cabe para él pues es la primera vez que el granadino dirige en este escenario de la Bastilla, a pesar de que fue donde vivió su debut como director asistente.
"Esto lo hace todavía más especial y más emocionante, pero siempre antes de un estreno hay mucha excitación y hay unos nervios para mí positivos", confesó.
(c) Agencia EFE