Son amores: un solterón empedernido, tres sobrinos tarambanas y la ficción que brilló en medio de una crisis sin precedentes

Son amores: un solterón empedernido, tres sobrinos tarambanas y la ficción que brilló en medio de una crisis sin precedentes
Son amores: un solterón empedernido, tres sobrinos tarambanas y la ficción que brilló en medio de una crisis sin precedentes - Créditos: @NN

Si algo supo hacer Polka en televisión fue crear historias costumbristas para toda la familia. En la misma sintonía que Gasoleros (1998/1999), en 2002 llegó a la pantalla de eltrece Son amores. Roberto Sánchez (Miguel Ángel Rodríguez) era un árbitro de fútbol que, acostumbrado a vivir solo, reivindica el placer de atenerse a las normas más estrictas de la vida. Cuando la novia lo abandona y se ilusiona con empezar una nueva etapa, llegan sus dos sobrinos, desde una pequeña localidad del interior, para probar suerte en Buenos Aires y tratar de cumplir el sueño de triunfar en un club. Pablo (Nicolás Cabré) y Martín (Mariano Martínez), los dos hijos de la hermana de Sánchez, empiezan a jugar en la primera de All Boys. Poco tiempo después se suma la hermana menor de los jóvenes, Valeria (Florencia Bertotti).

El gran atractivo de Son amores fue la historia de este hombre súper estructurado que tenía que lidiar cotidianamente con las locuras de estos tres adolescentes extrovertidos y algo “tarambanas”. Pero como toda novela que se precie de tal, había una relación amorosa en el horizonte, y allí es donde aparece Lola (Millie Stegman), una partera casada, con una vida aparentemente soñada, que al cumplir los treinta años entra en crisis. Pero su mundo dará un giro rotundo cuando conoce a Sánchez, quien curiosamente es el peor enemigo de su esposo, Carmona (Mario Pasik), un ex árbitro que dirige una de las principales asociaciones del país y tiene una personalidad algo turbia que contrasta notablemente con la rectitud de Roberto.

Adrián Suar programó Son amores para los primeros días de 2002, como su plato fuerte de programación de aquel año. Con varias figuras del elenco habitual de Polka, la sorpresa de la tira fue el debut de Miguel Ángel Rodríguez, ex Videomatch, como la cabeza de compañía en una ficción televisiva.

Pero, sin lugar a dudas, los que revolucionaron a la audiencia fueron los personajes interpretados por Nicolás Cabré y Mariano Martínez. La química entre los dos actores, potenciaron a Pablo y Martín Marquesi; este último, comenzó la ficción queriendo triunfar en el club All Boys y, en el camino, se convirtió en una estrella de la bailanta con el apodo del Rey Sol. El país entero cantó el hit “Yo sé” en el que daba cuenta de su excéntrica personalidad y el amor que sentía por María (Marcela Kloosterboer).

El fenómeno del Rey Sol trascendió la pantalla, el hit se emitía en las radios, se bailaba en los boliches y el personaje cobró vida propia. Esto lo llevó a presentar un nuevo tema, “Guarda que vengo”, con una letra típica del género. “Vengo de Capitán, la muevo, la piso, te la mando a guardaaaar. Vengo para jugar, si pinta cachengue me pongo a cantar. Pero vos sabés, que mi corazón, me late por vos, me late, me late...”, cantaba Martínez. El personaje fue tan popular que el día que se emitió el capítulo en el que el cantante debutó en un escenario, Son amores promedió 35 puntos rating, cifra que hace años no se ve en la TV.

El éxito de Son amores llevó a la tira al teatro Opera durante las vacaciones de invierno de 2002
El éxito de Son amores llevó a la tira al teatro Opera durante las vacaciones de invierno de 2002 - Créditos: @GUSTAVO SEIGUER

Son amores no sólo tuvo dos temporadas al aire, de lunes a viernes a las 21, entre 2002 y 2003, sino que también llegó al teatro Ópera con cincuenta y cinco funciones que confirmaron aún más el éxito y se convirtió rápidamente en una de las ficciones de más rating de la historia de Polka . Cabré, Martínez y Bertotti se volvieron rocks stars porque sus personajes penetraron en la gente. Cada quien tenía una muletilla o un detalle que enloquecía a los más jóvenes. Los arranques de Pablo, el movimiento del pelo de Martín y el vocabulario enrevesado de Valeria, se volvieron populares en tiempos en los que no existían las redes que los hicieran virales.

Hace pocos días, Nicolás Cabré compartió en su cuenta de Instagram una vieja escena de la tira en la que junto a su “familia” jugaba a “Dígalo con Mímica” y reveló que la reacción histriónica, que tuvo cuando nadie adivinaba la película Tiburón, fue algo que surgió en el momento. “Nunca está de más, aunque sea sonreír un rato. Por eso, por pedido de muchos, hoy largo esta escena que nunca fue escrita. Sale de una improvisación que nos piden que hagamos, porque el capítulo había quedado corto. Jaja. Nada, un poco de la historia de este lindo recuerdo. ¡Gorilas en la niebla!”, escribió el actor, sobre la famosa escena que se inmortalizó en Tik Tok.

Son amores no llega de casualidad en 2002 a la pantalla de eltrece. Tras la crisis institucional, social y económica que vivió el país a fines de 2001, la pantalla chica se pobló de varios programas periodísticos como Telenoche investiga, Punto doc o Kaos en la ciudad, que llegó por cuatro emisiones y debido a los 20 puntos de rating que marcó en sus primeros programas se quedó todo el año. Cuando la sociedad pasa sus peores momentos, recurre aún más a la televisión para entretenerse o abstraerse de la realidad, y allí estuvo Son amores para balancear esa regla. Mientras en América, conducido por Jorge Rial, se buscaba una nueva figura, al calor del “que se vayan todos”, para la política con el reality El Candidato de la Gente, Telefe estrenó Los Simuladores y, debido al tremendo éxito que tuvo la ficción creada por Damián Szifrón, el canal decidió repetir los episodios ese mismo año para mantener vivo el fenómeno. Postales de una tele que quedó demasiado lejos de la realidad que vivimos en estos días, en los que la ficción nacional brilla por su ausencia en la TV abierta.