Ana Bertha Lepe: la reina de belleza que fue una estrella hasta que su padre le destrozó la vida
En la farándula mexicana hay numerosas leyendas negras, trágicas, bañadas en sangre y en tragedia, pero pocas son tan impactantes y de tan largo efecto como la vivida por Ana Bertha Lepe, quien fue la primera Miss México en destacar en concursos internacionales y tuvo un breve pero sustancial paso por los últimos años de la llamada "época de oro" del cine nacional, antes de que algo espantoso destrozara su carrera... y su vida.
Nacida en Tecolotitlán, Jalisco, el 12 de septiembre de 1934, Ana Bertha era una muchacha guapa y de figura excepcional, que desde muy joven comenzó a trabajar como modelo después de que un descubridor de talentos viera una foto suya en el escaparate de un estudio fotográfico en el centro de la ciudad de Guadalajara.
Pronto, Ana Bertha y su padre se mudaron a la capital, donde ella comenzó su carrera como extra en cine, mientras posaba para catálogos de ropa con tan solo 17 años. También tomaba clases de canto, baile y actuación, con la intención de ser una vedette completa.
Esto, eventualmente, la llevó a participar en el concurso Señorita México de 1952 donde se hizo de la corona y el cetro por su figura curvilínea, su experiencia como modelo, su simpatía natural y el carisma que en ese entonces la muchacha irradiaba. En 1953 participó en la segunda edición del concurso Miss Universo, que se celebró en Long Beach, California, donde resultó cuarta finalista (la ganadora ese año fue Miss Francia, Christiane Martel, quien, ironías del destino, haría una carrera en México como actriz y se retiraría al casarse con Miguel Alemán Velasco, hijo de un expresidente y millonario).
Por años esa sería la máxima posición que alcanzara una mexicana en el certamen de belleza, hasta 1991, cuando Lupita Jones fue coronada Miss Universo, muy polémicamente, al ser la primera concursante en su historia que había ganado después de haberse sometido a obvias cirugías cosméticas.
A raíz de este concurso, la fortuna le sonrió a Ana Bertha y su popularidad se fue por las nubes: le salieron contratos cinematográficos, apariciones en el (entonces nuevo) medio de la televisión, y sobre todo, oportunidades para presentarse en prestigiosos centros nocturnos bailando y cantando acompañada de orquestas famosas. Esto, por supuesto, generaba mucho dinero que Guillermo Lepe, su padre, administraba, aunque cuentan fuentes de la época que también era un hombre posesivo y celoso: que siempre tenía vigilada a su hija y que no era amable con sus múltiples pretendientes, entre los que había figuras del espectáculo, la política y las finanzas, ya que en ellos veía una amenaza para la floreciente carrera de su hija — que, por supuesto, le dejaba buenos dividendos.
Hay quienes aseguran que Lepe tenía una fijación malsana con su hija; que sus celos iban más allá de la preocupación paternal o del interés financiero, y eso agrega tintes más dantescos a lo que le sucedió a Ana Bertha cuando estaba en el mejor momento de su carrera.
En 1959, Ana Bertha conoció al actor Agustín de Anda, hijo del productor Raúl de Anda, quien empezó a volverse visitante frecuente de su show en el lujoso cabaret La Fuente, que existía en la avenida de los Insurgentes. Carismático, apuesto y muy popular con las mujeres, de Anda gastaba mucho dinero en champaña y otros lujos cuando iba al espectáculo y pronto esos detalles conquistaron a la actriz, que le correspondió al galán, si bien este tenía romances con otras figuras de la alta sociedad y también con muchachas de origen más modesto, vinculadas a los estudios cinematográficos, cosa que aún si Ana Bertha las sabía, no le importaban demasiado, o al menos eso parecía porque estaba enamorada.
El romance, que fue muy publicitado por diarios y revistas y que puso a la Lepe de boca en boca, tuvo un final abrupto la noche del 29 de mayo de 1960, mientras ella actuaba, como lo hacía noche a noche, en La Fuente.
Según relataría ella misma en una extensa entrevista para TV, años más tarde, esa noche notó una extraña inquietud en el ambiente y que el público reunido en la sala no estaba concentrado en el espectáculo; ella no supo nada hasta el final de su actuación de lo que había ocurrido en la salida posterior del local.
Según testigos, el padre de la actriz acostumbraba a pasar por ella a medianoche para llevarla de regreso a casa, pero la noche del asesinato, mientras esperaba que su hija terminara, Lepe tuvo una fuerte discusión con Agustín de Anda, quien le informó que no iba a casarse con su hija y que ella lo sabía, palabras que lo enfurecieron y que lo llevaron a sacar una pistola calibre 38 y propinarle dos tiros, uno en la cabeza y otro en el pecho.
Guillermo fue arrestado y condenado a 20 años de prisión por homicidio imprudencial. El escándalo fue mayúsculo y la cara de Ana Bertha apareció en todos los diarios del momento; el shock fue tremendo, y aunque trabajó en algunas películas, le dio una honda depresión mientras su padre purgaba su condena en prisión, y a fines de la década prácticamente desapareció de la escena.
De acuerdo a lo que contaban sus amigos, Ana Bertha le tomó fobia a salir a la calle por el acoso de la prensa; suspendió sus actuaciones, dejó de trabajar y comenzó a beber de más, encerrada en su casa. Presa del alcohol subió de peso hasta perder la envidiable silueta que tenía y su carrera rutilante, se acabó.
Fue hasta 1977 que reapareció en la telenovela 'Pacto de amor', invitada por Ernesto Alonso, quien nunca la desprotegió, ayudándola económicamente durante su encierro. Ya sin su belleza, Ana Bertha se esforzó por ser una actriz seria y buscó convertirse en actriz de carácter, algo que le permitió trabajar hasta 2001, aunque nunca más volvió a tener el glamour que tenía en su mejor época.
Nunca se casó, ni tuvo hijos, perseguida por el espectro de esta tragedia; su padre murió en prisión y ella no lo perdonó. Poco a poco sus recursos se agotaron y dependía de la ANDA, que cubrió sus últimos gastos cuando a los 69 años falleció a consecuencia de complicaciones de una cirugía por una hernia, el 24 de octubre de 2013, una estrella apagada por un acto violento que la atormentó para siempre.