Ana Milán nos invita a desconfiar al máximo de la prensa rosa

Ana Milán fue la protagonista de 'Joaquín, el novato' de este miércoles (Foto Aldara Zarraoa/Getty Images)
Ana Milán fue la protagonista de 'Joaquín, el novato' de este miércoles (Foto Aldara Zarraoa/Getty Images)

Tras querer ser cocinero, cantante y presentador, el futbolista del Betis Joaquín Sánchez decidía este miércoles querer informarse sobre el oficio de actor en su programa Joaquín, el novato. Y para ello tuvo como invitada a una de las intérpretes más carismáticas y queridas de nuestro país, Ana Milán (Milán, con una única ele, como se aclaró a un compañero de vestuario del gaditano). Fue una entrega muy amena, en la que se charló sobre la profesión, sobre anécdotas personales, y en la que Ana hizo algunas reflexiones sobre cuánto tenemos que desconfiar los espectadores de aquello que sale en la prensa del corazón.

Joaquín, el novato, comenzó con un breve repaso a la carrera de Ana, quien contó que la primera idea de su familia era llamarla Bienvenida. Un amigo, Roberto Correcher, le animó a formarse como actriz, y ahí descubrió el gusanillo que tenía por este oficio que le permite ponerse en la piel de personajes de todo tipo. El programa se emite en Antena 3, y por eso, me resultó muy curioso que se hablase de algunas series que ella protagonizó en Telecinco, como Yo soy Bea y Cámera Café, a la que debe sus primeros grandes éxitos. En ese sentido, resultó interesante saber que Cámera Café era más complicada de grabar de lo que pudiera parecernos desde el sofá de nuestra casa. Al ser una serie que se grababa en plano fijo y como una única secuencia, por lo que cualquier fallo en el texto o en la coreografía de los actores provocaba que hubiera que cortar y empezar desde el principio, sin poder salvar ningún fragmento.

Más allá de interesarse por su currículo, sobre cómo crea sus personajes o cómo se prepara para hacer frente a un casting, Joaquín le preguntó a Ana Milán por su vida personal. A la actriz se le caía la baba hablando de Marco, su hijo, que ya tiene 20 años, y que dice que le recuerda mucho a sí misma en su juventud. Que solo la llama cuando necesita algo, como ella hacía con sus padres cuando tenía su edad.

Mencionó algunas historias de amor que ha tenido, y también, de las que le han atribuido. Y es que Ana Milán dejó algunas anécdotas que nos invitan a reflexionar sobre las noticias que vemos en la prensa del corazón, pues muchas no serían reales. Y además, dejarían un gran dolor de cabeza a los famosos que ocupan las mismas, pues se generan conflictos con personas cercanas sin ningún tipo de necesidad.

En general, la que fuese Olimpia en la serie Física o Química reconoció llevar bien el tema de la prensa rosa, y que incluso se siente respetada y querida. Eso no quita para que en algunos momentos desease tener una mayor privacidad, en especial, en aquellos días que, como toda hija de vecina, se levanta con el pie izquierdo. En concreto, mencionó un divorcio que para ella fue muy doloroso y con el que lo pasó muy mal: la separación del actor Fernando Guillén Cuervo. “Enfrente de mi casa había ocho paparazis todo el día. Recuerdo no salir de casa porque me quedé muy delgada… Estaba desmejorada y muy mal”, explicaba la intérprete, recordando la situación que tuvo lugar en el año 2016.

Para ella, escribir el punto final a esa historia de amor fue todo un bache, e iba a terapia. Un día, al salir de la misma, llevaba los ojos hinchados por haber llorado, no se encontraba bien, y un fotógrafo la cazó. Apareció en una portada con el titular que rezaba: “El lamentable estado de Ana Milán después de su divorcio”.“¡Me cago en tu vida! No se hace eso con la gente”, exclamó la invitada, a quien Joaquín Sánchez le daba toda la razón. “No tienen miramiento ninguno”, le respondía el presentador del formato.

Más allá de esa pillada, Ana desglosó algunos momentos en los que le han atribuido parejas que no lo eran, como la vez que la fotografiaron con el novio de una amiga, al que acompañó para pedir un anillo de matrimonio. Ella tuvo que justificarse ante su amiga sin poder explicarle claramente que era para comprar una alianza para ella.“Sudo solo de pensarlo”, narraba ahora con humor. Del mismo modo, recordó cómo su propia madre la llamó una vez porque pensaba que se había casado sin decírselo, según unas informaciones. Y esto es lo más significativo: si hasta su madre da como verdad lo que digan las revistas y/o los programas del corazón, ¿cómo no vamos a morder el anzuelo el resto de los mortales? El poder de los medios de comunicación es enorme, y anoche, Ana Milán nos hizo reflexionar sobre ello. Y eso que se siente querida, que si le llegan a tener tirria, a saber qué se publicaría sobre ella.

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