Ana Obregón revela conversaciones con Aless Lequio que despertarán en ti una sonrisa

El chico de las musarañas, el libro que comenzó a escribir Aless Lequio cuando le diagnosticaron cáncer y que Ana Obregón culminó, aparte de ser un testimonio desgarrador sobre la dura enfermedad a la que se enfrentó el joven emprendedor, es también un recuerdo de las 1001 anécdotas que vivieron madre e hijo desde el día que conoció el diagnóstico hasta su dramático final.

El libro de Ana Obregón y Aless Lequio, El chico de las musarañas
El libro de Ana Obregón y Aless Lequio, El chico de las musarañas

Aless, "un héroe en el cielo", como ella se refiere a él en el libro, era un joven con un talento, una simpatía y un sentido del humor que no llegó a perder ni en los momentos más difíciles de su vida. Aquel 23 de marzo de 2018 fue el principio del fin, al hijo de Ana Obregón y Alessandro Lequio le detectaron un grave tumor, un sarcoma de Ewing, y debía recibir tratamiento en Estados Unidos.

La actriz cuenta con detalle cómo fue aquel primer viaje a Nueva York en el que Aless estaba en un grito de dolor. Una vez llegaron a Manhattan, la presentadora llamó al doctor Baselga, para comentarle los dolores insufribles que sufría Aless y rápidamente antes de pasar por el hotel les mandó a uno de los hospitales de urgencia de la ciudad. En la sala de espera recuerda cómo al ver a su hijo sufrir tanto le dijo: "¡Quéjate Aless!" ¡Grita!, ¡Dí algo!", y su respuesta fue. "No mamá. ¿Somos guerreros o somos ovejeros?", señaló, mencionando una de las frases de la serie Narcos, que vieron madre e hijo durantes las largas noches de insomnio en Nueva York. Ya en el hospital con la morfina puesta en vena, el joven empresario dijo: "Mamá me siento como en el paraíso", con ese humor que siempre le caracterizaba.

-Ana Obregón presenta en ¡HOLA! a su nieta, Ana Sandra, hija de Aless

Ana Obregon y su hijo Aless, que falleció en mayo de 2020
Ana Obregon y su hijo Aless, que falleció en mayo de 2020

'Mamá por Dios ¡que les has dado un beso al doctor!'

El día que entraron por primera vez al hospital MSK Cancer Center para que Aless recibiera el primer tratamiento de quimioterapia revela que les recibió una enfermera a ella, Alessandro Lequio y a su hijo en la octava planta del hospital. Nada más verles se dirigió a Alessandro padre diciéndole en inglés. "Por favor, sígame, ahora le haremos las analíticas antes de ver al doctor". Aless, muerto de risa, le contestó "¡Que el que tiene cáncer soy yo!", y rápidamente se diculpó la enfermera, que no podía creer que un chico tan joven y lleno de vida fuera el enfermo.

En el primer encuentro con el doctor W. Tab, una eminencia en la oncología y especialista en su dolencia, Aless le preguntó con una entereza y madurez admirable. "¿Qué índice de supervivencia tiene mi cáncer? ¿Cuánto tiempo me queda?". Su padre, a continuación, lanzó la pregunta que todos querían saber. "Doctor ¿va a salvar a mi hijo", y después de un largo silencio respondió: "Sí, le voy a salvar". En ese momento Ana besó efusivamente al doctor y le dijo gracias de corazón. A la salida de la consulta, Aless riendo se dirigió a su madre para decirle: "Mamá por Dios ¡que les has dado un beso al doctor!". "Ya, soy así, impulsiva", contestó riendo para evitar la tensión de la primera quimio.

Ana Obregon y Alessandro Lequio con su hijo Aless
Ana Obregon y Alessandro Lequio con su hijo Aless

'My son has 110 degrees'

Durante el tratamiento Aless debía cuidarse mucho y cuenta cómo un buen día después de haberse recuperado de su primer ciclo le sugirió a su madre que salieran juntos a dar una vuelta. A ella le daba pavor porque por el tratamiento no se podía acatarrar, pero decidió cumplir su deseo y visitar la Tavern on the Green, en Central Park, a la que solía acudir cuando ella estudiaba Arte Dramático.

Fue un día de risas entre madre e hijo, donde todo se detuvo, pero al regresar al hotel la actriz le pusó el termómetro y comprobó que tenía "¡103 grados!" , "Mamá por dios que son fahrenheit. Cámbialo a centígrados", le dijo Aless muerto de risa. Al comprobar que tenía 39,5 º se fueron rápidamente a urgencias y al llegar Ana, que sabe muy bien que debía exagerar un poco para que  le atendiesen los ante posible,  dijo en inglés muy seria: "My son has 110 degrees". La enfermera corrió despavorida al enterarse de la cifra, y les metió en una sala. "Mamá ¿qué historia le has contado?", le preguntó Aless según el relato del libro. "Pues que tenías 110 degres". "Qué grande eres mamá, le acabas de decir a la enfermera que tengo 43  grados. Es lo máximo antes de palmarla, no me extraña que nos hayan colado", señaló sonriendo.

A  este testimonio se suman otros en los que conseguía quitar hierro a momentos tan tensos como eran sus ciclos de quimio. "Por favor ¿me pueden dar hoy una habitación con vistas al mar?", le preguntaba siempre a la misma enfermera, según relata en El chico de las musarañas, antes de ingresar para recibir el tratamiento durante doce horas diarias, cinco día seguidos.

Ana Obregón con su hijo
Ana Obregón con su hijo

'¿Por qué llamas a tu hermana mamá?'

Son infinidad las anécdotas que compartieron madre e hijo, como las que vivió durante su etapa como univesitario, la que la él mismo calificó como "la más feliz de su vida", según explica la presentadora. Ana y él rememoraban una y otra vez sus andanzas en la Duke University durante su estancia en el hospital. Ella recuerda que tras la marcha de su hijo se trasladó a Miami para estar más cerca de él.

Aless viajaba algunos fines de semana a Florida para estar con su madre y en uno de esos viajes quiso hacerlo con una chica espectacular, una modelo de Victoria Secret, rubia, de ojos azules, a la que había conocido en la Universidad. El problema fue que él le había dicho que en vez de 19 años tenía 26 y que en lugar de su madre vivía con su hermana mayor. "¿Cómo voy a pasar por tu hermana mayor", le preguntó Ana. "Sí, ponte unos vaqueros, una camiseta y no te maquilles mucho", le respondió. Todo el día resultó genial hasta que fueron a darse un baño en el mar. De pronto Aless salió despavorido gritando. "Mamá, mamá, me ha picado una medusa", a lo que la chica le miro y dijo: "¿Por qué llamas a tu hermana mamá?". Ante tal pillada, les dio una ataque de risa incontrolable y él respondió: en España a las hermanas mayores también se las llama "mamás". La chica sonrío y solo pudo decir: "Ohhhhh, so sweet (ohhh, que dulce)".

Memorables también fueron las veces que Aless organizaba fiestas en su casa y, como el empresario nato que era, cobraba entrada a los que no eran sus íntimos. Una noche, uno de sus amigos le impidió la entrada a Ana Obregón al confundirla con una de las invitadas a sus fiestas, diciéndole que no podía pasar porque tenía que pagar la entrada, un momento en el que tuvo que intervenir el propio Aless que le espetó: "Pero si es mi madre..." La actriz cuentra otro momento muy relevante que vivieron el día que regresó a España después de que le dijeran que la enfermedad había desaparecido. Aless le pidió a Ana Obregón celebrar una fiesta en su casa de Mallorca con todos sus amigos, a lo que su madre no puso ninguna objeción, al contrario. "Por supuesto, puedes hasta quemarla si te apetece", le djo en broma, refiriéndose a que se lo merecía todo y más después de tanto sufrimiento y lucha.

Aless Lequio con sus amigos
Aless Lequio con sus amigos

Por último, la presentadora comparte uno de los mensajes que, según sus propias palabras, les dijo Aless a ella y a su padre antes de morir para hacer más fácil su partida. "Si alguna vez no estoy. Mirad al cielo cada noche a las nueve en punto y decid: 'God bless you, Aless". Yo os estaré escuchando y volveremos a estar juntos", señaló el fundador de Polar Marketing, que fallecería días después, el 13 de mayo de 2020.

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