Andrea, de Gran Hermano: del problema de salud que la obligó a dar un paso al costado al “íntimo objetivo” que no pudo cumplir en la casa

Andrea, de Gran Hermano: del problema de salud que la obligó a dar un paso al costado al “íntimo objetivo” que no pudo cumplir en la casa
Andrea, de Gran Hermano: del problema de salud que la obligó a dar un paso al costado al “íntimo objetivo” que no pudo cumplir en la casa - Créditos: @ADRIAN DIAZ BERNINI

Andrea Lázaro causó sorpresa, dentro y fuera de la casa de Gran Hermano al abandonar el certamen el pasado miércoles. La mujer, oriunda del barrio porteño de San Cristóbal, se venía sintiendo mal desde hacía unos días y pidió ser revisada por un médico, pero el miedo le ganó y decidió dar un paso al costado. LA NACIÓN conversó con ella, que contó que tiene una malformación en el cerebelo, sufrió aneurismas y padece fuertes dolores de cabeza que no le permitieron seguir en competencia. “ Tomé la decisión de salir para priorizar mi salud y no me arrepiento ”, asegura. Además, reveló que entró al reality con el íntimo objetivo de “conseguir novio”.

-¿Qué te pasó, Andrea?

-Durante muchos años la pasé muy mal por temas de salud. Tengo la malformación de Chiari, me hicieron tres cirugías, tengo aneurismas cerebrales, uno tratada con coils y stent. Y estoy a la espera de una angiografía para estudiar las arterias del cerebro. Fui operada en Barcelona, tuve una mala praxis, estuve en coma, y en la Argentina estuve diez años muy mal hasta que volvieron a operarme. Los aneurismas están controlados. En este momento tengo dos y estoy a la espera de ese estudio. La malformación de Chiari es la que me trae los dolores; es como una hernia en el cerebelo e involucra pérdida de movilidad de brazos y piernas, dolores de cabeza, me desestabilizo cuando me agacho y me levanto . Tenía controlado todo eso, pero dentro de la casa empecé a tener fuertes dolores que me remontaron a esa época traumática de mi vida. Y empecé a tener miedo.

-¿Sentías mucho dolor?

-El dolor fue tremendo, pero el miedo fue más fuerte. En vez de ponerme triste y llorar por el dolor, me enojo, y ahí fue cuando empecé a pelear un poco más y desbarranqué. Me ayudaron, me trataron super bien, me acompañaron, me dieron corticoides y mejoré un par de días, y cuando estuve mejor tomé la decisión de dejar la casa, básicamente por miedo. No quería decidir bajo el dolor. Me retiré porque sentí que no estaba a la par de mis compañeros . La cabeza me jugó una maña pasada.

-¿Por qué te operaron en Barcelona?

-Me casé a los 19 años y nos fuimos a vivir a Barcelona con quien era mi marido, tuvimos un hijo allá, Santiago, que hoy tiene 19 años. Después, volví a la Argentina y nos divorciamos. Todo arrancó cuando tuve a mi hijo, a los 23. Después del parto empecé a tener muchos dolores de cabeza, estuve sin caminar, no tenía diagnóstico hasta que descubrieron esta malformación de Chiari. Me operaron, vieron que tenía también aneurisma cerebral. Me operaron varias veces y en una, me hicieron una mala praxis. Yo no lo supe hasta muchos años después. Cuando volví al país me di cuenta de que nunca estuve bien, no tenía calidad de vida, me desmayaba todo el tiempo, no podía caminar. Yo sentía que algo habían hecho mal en la operación, pero nadie me escuchaba. Hasta que di con un médico que se solidarizó, hizo una junta médica y me dijo que estaba mal operada, que estaba todo mal en mi cabeza y que tenía que operarme otra vez. Ahí empezó el cambio. En una palabra, empecé a vivir a los 35 años.

-Hace pocos años que tenés una buena calidad de vida, entonces…

-Así es. De los 23 a los 35 años sufrí muchísimo. Después pude mejorar, entrenar, estudiar y dedicarme al fitness a modo de rebeldía, porque hice todo lo que no pude durante 12 años. Soy personal trainer, instructora en GAP, de spinning, de musculación. Y trabajo en Magnum Gym, que es una cadena de gimnasios que tiene el padre de mi hijo. Y entreno también acá.

Andrea, desde la tribuna del reality
Andrea, desde la tribuna del reality

-Fuera de la casa, ¿te sentís mejor?

-Sí, mucho mejor. La casa me envolvió, me pudo el miedo, el encierro. Pude adaptarme a la cotidianidad, comía lo que había, no me puse quisquillosa, dejé lo estético de lado. Nunca pensé que me iba a pasar lo que me pasó porque estaba controlado. Si bien tenía dolores, me tomaba algo, descansaba un ratito y listo. Pero ahí no manejaba los tiempos, había actividades, pruebas de líderes y empecé a sentirme distinta a mis compañeros.

-¿Qué balance hacés de los días en el reality?

-Me gustó todo. Es una experiencia magnífica, un formato maravilloso. Cuando lo ves de afuera pensás que los participantes son quisquillosos, pero adentro realmente pasás hambre, y si fumás no tenés cigarrillos y te la tenés que bancar, hay luces todo el día, te despiertan con música al palo. Pero la pasé muy bien y lamento haberme ido porque, con el diario del lunes, me digo ‘qué hice’. Quizá podría haberlo sobrellevado, pero no pude. No me lo reprocho por eso. Conocí personas maravillosas; dentro del juego nos matábamos, pero estoy segura de que afuera vamos a ser amigos. Fue una experiencia única.

-¿Es verdad que entraste para conseguir novio para la Navidad?

-Es real (risas). Siempre estuve de novia, nunca pasé más de seis meses soltera. La Navidad soltera es horrible, y eso es un trauma para mí. Es la realidad de mi vida, soy así. No tuve suerte, quizá si esperaba un poco más, sí me enganchaba con alguien. Pero no fue el único objetivo: entré para cambiar mi estilo de vida, para tener la oportunidad de vivir más holgadamente, irme de vacaciones, tener mi marca de suplementos, darme a conocer. Yo tenía dos trabajos, en el gimnasio y en el Estado como administrativa en el Ministerio de Justicia. Pero me echaron por reducción de personal y con un solo sueldo no alcanza. Ahí apareció la idea de entrar a Gran Hermano, mi hijo me alentó y se dio.

-Decís que si hubieras seguido más tiempo quizá te hubieses enganchado con alguien, ¿con quién?

-Al principio tuve mucha onda con Tato (Santiago) y él también estaba enganchado conmigo. Pero es más joven que yo y empecé a mirar con cariño a Claudio, porque sé que me aprecia. Si hubiera seguido, podíamos haber armado algo porque a los dos nos pasaban cosas.

-No te gusta conocer gente a través de aplicaciones de citas…

-No. Quiero conocer a alguien a la antigua, mirarlo a los ojos, sentir algo. Soy de otra época y creo en lo real está y no en lo que sucede detrás del teléfono. El mercado está terrible y no es fácil armar una relación hoy. Por eso me tenía fe en Gran hermano y decía que ahí adentro iba a conseguir novio (risas) . Y mi hijo me dijo ‘mami, si encontrás novio, vos hacé lo que tengas que hacer porque a mí no me molesta’. Cuando él era más chico no me hubiera animado, pero ya es un adulto. Me banca siempre y ama las redes y la televisión, estudia periodismo y quiere ser periodista de espectáculos. Es mi fan.

-Tuviste varias parejas, pero la última no fue una buena experiencia, ¿no?

-Sí. La última fue una relación tóxica, la única de mi vida . A mis 40 años me puse de novia con un chico del que me enamoré y me costó mucho superarlo. Era muy celoso, mentiroso, adicto a las redes, bastante irrespetuoso. Yo habré tenido lo mío también y se terminó. Y me anoté en el reality por eso, porque es la primera vez que llevo dos años soltera.

-¿En qué te cambió esta experiencia?

-Cambió muchos aspectos de mi persona. Aprendí a ser más tolerante, a valorar cosas como la comida, los espacios personales, tu intimidad con vos misma, la soledad... Soy más tolerante con la gente también. Y viví el apoyo hermoso de mi familia y la gente que me quiere. Me sentí elegida y eso es muy importante. En estos dos años que estuve soltera, cerrada un poco al mercado, y sentí que no me elegían. Y esto me ayudó a sanar y a creérmela un poco más, y no desde la vanidad, sino en darme cuenta de que valgo.

-¿Sos fan de alguno de tus compañeros?

-Obvio, veo el programa cada vez que puedo. Y soy fan de Tato, que es mi amigo, mi primer aliado y a quien defendí con unas y dientes. Es mi preferido. Y banco mucho a Lourdes, que es una guerrera como yo.