Andy Cherniavsky, la fotógrafa del rock: la habitación que le prestó a Charly García, la sorpresa que le dio Gustavo Cerati y el diseñador que expuso su machismo

Andy Cherniavsky en su casa-estudio del barrio de Palermo donde conserva buena parte de su acervo fotográfico
Andy Cherniavsky en su casa-estudio del barrio de Palermo donde conserva buena parte de su acervo fotográfico - Créditos: @PATRICIO PIDAL

“Mi vida podría haber sido más tranquila”. Andy Cherniavsky se sorprende con la retrospectiva de su vida plasmada en el film documental Expuesta, dirigido por Eduardo Raspo, que se estrena en salas este jueves 8 de diciembre. “Es muy fuerte, aunque todo lo que digo es el uno por ciento de lo que esos hechos realmente fueron ”, sostiene la reconocida fotógrafa sobre la biopic, toda una aventura que la sumergió en vivencias, dolores, ausencias y logros.

“Nunca se me hubiera ocurrido escribir un libro o hacer un documental, ¡qué fiaca!”. Sin embargo, todo comenzó con Acceso directo, ese libro que se presentó como “memorias de una fotógrafa del rock argentino en los años 80″. Es que Andy Cherniavsky es una testigo privilegiada de esa música que tuvo diversas etapas creativas y estéticas, pero que siempre se instituyó como un sonido que se rebelaba ante lo impuesto. “Siendo mujer, autodidacta y sola, fue un desafío haber transitado lo que transité” , sostiene esta artista que dejó atrás su típica cabellera ondulada.

“Estoy en otro tiempo, soy madre, pasó de todo”, explica en su estudio, ubicado en el tercer piso de su preciosa casa de Palermo. Allí están de testigo, en las paredes desbordadas de imágenes, Charly García y Norma Aleandro, Gustavo Cerati y Julio Bocca.

Íntimo zoom

Expuesta traza un recorrido narrativo donde desanda la vida de la fotógrafa , pero también contextualiza con la evolución del rock, los tiempos sociales, políticos y culturales del país y, desde ya, habla sobre los significados del universo fotográfico de Cherniavsky . “Es un documento muy honesto y natural, porque todo lo que me salió fue auténtico, es mi vida, no se pueden cambiar los hechos, más allá del trabajo de guion que hizo Eduardo Raspo”.

-Teniendo en cuenta lo que contás en la película en torno a desarraigos, la muerte de tu hermano, la ausencia de tu madre en algunos momentos, imagino que habrá sido muy movilizador para vos escarbar en tu pasado.

-Fue terriblemente movilizador, al punto tal que mi terapeuta me pidió que dejara de ver la película .

Lejos de aceptar rápidamente la propuesta del director, quien tuvo la idea del documental, se fue escabullendo hasta que la aceptación pudo más: “Eduardo Raspo tuvo que insistir mucho. Yo ya había editado el libro Acceso directo, que fue muy movilizador, así que no tenía el deseo de volver a hurgar. La sola idea de la película me hacía sentir muy expuesta. Una cosa es el acto individual de la lectura de un libro y otra cosa es una pantalla de cine. Le decía que no quería hablar de la muerte de mi hermano y de tantos temas más, pero, finalmente, en la película está todo lo que tenía que estar”.

-¿Sos de llorar?

-No, ya no, ahora soy de reír.

-Se percibe esa contención en la película. Se nota la voz quebrada, pero nunca hay llanto.

-En algún momento tuve que parar la filmación, porque hubo momentos de angustia. La primera que vio la película, como sucede con todo lo que hago, fue mi hija y recuerdo que me preguntó qué me pasaba en la voz. Estaba quebrada, así estaba mientras se filmaba .

-Hasta el momento del libro o del documental, ¿tenías conciencia de ese camino recorrido, del valor de tu obra?

-Me costó años incorporar esa conciencia. En realidad, debe haber una parte mía medio quebrada, porque me cuesta mucho mirar para atrás . Siempre estoy pensando en lo que va a venir.

Lo que va a venir es también una muestra en Olavarría y algunas presentaciones de lo que ella denomina “recital de fotos” , donde el público puede ver algunas imágenes creadas por Cherniavsky en pantalla gigante, mientras ella charla sobre el material y una banda toca en vivo lo alusivo a lo que se ve. “Mis fotografías siempre tienen una canción que las acompañan , así que en estas experiencias se encuentran la foto y la canción tocada en vivo”.

Andy Cherniavsky y una de sus producciones junto a la recordada María Gabriela Epumer
Andy Cherniavsky y una de sus producciones junto a la recordada María Gabriela Epumer - Créditos: @PATRICIO PIDAL

En el documental Expuesta se suceden esas imágenes icónicas y la palabra. La película de Raspo pone en blanco sobre negro la esencia de esta mujer que se hizo sola, a pura vocación y demostrando una fortaleza que escondía dudas, miedos y una vida familiar inestable. “Nunca me di tiempo para bajar toda esa información, para creérmela. Soy muy perfil bajo, me la tendría que creer un poco más , pero no me sale. Sé qué profesional soy, sé qué laburos puedo hacer y cuáles no, qué me gusta y qué no, sé lo que hice y todo eso me hace sentir muy orgullosa.

-Tu obra habla por vos.

-Me parece que la obra tiene que hablar por mí.

-Entonces, no hay mirada retrospectiva.

-A veces me sorprendo de los mil shows fotografiados , de las cientos de tapas hechas. Hoy estoy parada en otro lugar y después del rock hice miles de cosas, como trabajar en grandes producciones para el mundo de la moda y la publicidad.

-Pero tu nombre está asociado indisolublemente al rock.

-El rock tiene una impronta increíble y es lo único de mi archivo que me siguen pidiendo día tras día. Me piden material para un nuevo libro, una muestra, la producción de un documental o simplemente para comprarme una foto. Es un material que hice hace cuarenta años, pero sigue vivo.

-Siempre sos vos la que mira al otro, con el documental se invirtieron los roles y la cámara focaliza en vos.

-Me pasé diez años en un cuarto oscuro, es un ámbito que me protege, como el lente de la cámara. Nunca soy yo la protagonista, lo son las fotos, pero en el documental soy una frontwoman.

En foco

“No me interesa la fotografía sino la vida”, sostenía el célebre fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson. En igual sintonía, en la obra de Andy Charniavsky se desnuda mucho de la vida de aquellos que decide retratar.

-¿Qué buscás de los protagonistas de tus fotografías?

-Busco sentir internamente que esa imagen me resulte atractiva. Voy súper preparada a mis fotos, busco una paleta de colores puntual, elementos que equilibren.

-Hay todo un trabajo previo a cada realización.

-Por supuesto, investigo mucho a la persona que voy a fotografiar , me interesa leer sus declaraciones previas, ver qué fotos hizo, qué le sienta bien e ir pensando cómo me la imagino yo. Me importa saber también qué quiere contar el otro, aunque, a veces, no quiera contar nada y sienta que sólo es una fotografía. Además, antes hago bocetos, aunque, en el momento de las tomas, también me permita zapar, pero siempre una vez que concreté lo que tenía ganas de hacer previamente.

-Hacer bocetos, ¿es un simbolismo o es literal?

-Hago bocetos de todo lo que siento que tengo que poner en práctica después. Muchas veces son unos dibujos espantosos, pero que me organizan. En otros casos hay referencias reales de luz, maquillaje, ropa y pelo y voy probando paletas de colores.

-Muy similar al trabajo de un director de cine.

-Marco todo, incluso la posición de la cabeza del personaje, pero también me ha pasado de hacer pruebas previas y al tener a la persona, incluso muy famosa, enfrente, me diera cuenta que lo propuesto era horrible. Algún fotógrafo dijo que una toma que comienza mal no tiene salvación, por eso me tomo esos primeros minutos para corregir. Si veo que a la persona le queda mal la ropa, el peinado no le luce o no me gusta la luz, cambio todo antes de arrancar. Soy muy exigente conmigo misma y me parece un desperdicio hacer una foto que luego no podré mostrar porque no me gusta . De hecho, en moda hice un montón de trabajos que nunca mostré porque no siento que tengan mi impronta, mi sello, mi estética.

-Hiciste infinidad de conciertos, ¿qué sucedía allí, donde incidían otros elementos y la impronta del vivo?

-Había que encontrar lo mejor y eso era toda una hazaña. En los ochenta te daban dos rollitos de 36 y te lanzaban a que te comiera viva el público, pero tenías que traer una buena imagen para una tapa.

Los Twist con La dicha en movimiento y Fito Páez en primer plano, algunos de los protagonistas de esas fotos que conviven en la casa de Andy Cherniavsky
Los Twist con La dicha en movimiento y Fito Páez en primer plano, algunos de los protagonistas de esas fotos que conviven en la casa de Andy Cherniavsky - Créditos: @PATRICIO PIDAL

Blanco sobre negro

Los retrató a casi todos. ¿O a todos? Estableció con los músicos una comunión sostenida en la confianza . En el documental Expuesta, Cherniavsky recuerda el tiempo en el que le ofreció a Charly García que viviera en una habitación de su departamento de la calle Salguero : “Llegó impecable, camisa planchada, bien peinado, era de una normalidad nunca vista . Era un sol, un amor”.

-Ya era una estrella conocida en ese tiempo.

-Claro, era la época de Adiós Sui Generis, pero era otra cantidad de público, otro tiempo, no existía lo que hoy acompaña a la música. No había celulares ni redes sociales y se editaban solo dos revistas de música. No se podía hablar de industria.

-Eran tiempos de grandes estrellas, pero con poco dinero.

-Eran comunes y corrientes, prolijitos. Un éxito era una venta de ochenta mil discos, nada más.

-Hoy, un cantante sube un tema a una plataforma y lo escuchan millones de personas en minutos.

-Viene Coldplay y hace diez River, sin embargo, en lo local, seguimos siendo un país con mercado cero. El rock no tiene dónde mostrarse, salvo excepciones.

Cherniavsky también reconoce que el mundo del rock cambió con la inserción de algunas drogas: “La cocaína entró mucho después y eso alteró todo”.

-¿Recordás el momento en el que realizaste cada imagen?

-Cien por ciento. Además, tengo una carpeta desde los ochenta donde anoto cada cosa que hago .

Va en busca de esas carpetas donde algunas de las páginas tienen la consistencia de un papiro. Allí están catalogadas sus reliquias fotográficas. Material imprescindible. Aparecen las fotos y las anécdotas son infinitas. “Cuando participé de la muestra por los treinta años del rock argentino, me propuse armar algo parejo entre cada uno de los músicos que debía exponer. Sin embargo, una mañana llegó Gustavo Cerati, se subió a una escalera y armó él solito el sector dedicado a Soda Stereo. Montó algo circular, muy distinto a todo lo que hicimos nosotros, era un gran esteta ”.

La fotógrafa norteamericana Annie Leibovitz sostenía que “todos tienen un punto de vista, algunas personas lo llaman estilo, pero de lo que realmente estamos hablando es de las entrañas de una fotografía”. Sobre la amplia mesa ratona del estudio de Cherniavsky hay un precioso volumen encuadernado en tapa dura de Leibovitz. “Me llevó mucho tiempo entender que no había que tener un estilo para ser profesional . Cuando era chica, me desesperaba poder tenerlo, sufría mucho por eso, ahora, en cambio, no me interesa nada, simplemente soy yo. No me reconozco en un estilo, me siento un guiso con muchos ingredientes . En mí conviven el rock, la moda, los discos, los vivos, millones de fotografías, miles de producciones. Pero, dentro de ese guiso, parece ser que hubo coherencia y profesionalismo. Mis fotos me preceden y me siguen”.

-Y te van a trascender.

-Entonces, ya no me tortura el tema del estilo. Quizás, el trabajo está en saber elegir cuál es la foto .

En el trabajo de curaduría aparece la mirada que tamiza lo realizado
En el trabajo de curaduría aparece la mirada que tamiza lo realizado - Créditos: @PATRICIO PIDAL

Autorretrato

-El vínculo con el personaje a fotografiar no debe ser un tema menor.

-Esa relación que se establece es fundamental, es lo más importante de todo.

Acaso sea ese maridaje que establece con los protagonistas de sus fotos el que permite traslucir algo más que una imagen de técnica perfecta y estética buscada. En el estudio de Cherniavsky aparece un puñado de esas fotos inmaculadas que resuenan en las retinas del inconsciente colectivo . Incluso hay alguna producción de moda desafiando al rock desaforado. “Hice moda porque buscaba tener grandes producciones y generar arte con eso que se hacía. También estoy orgullosa de muchos de esos trabajos y hasta gané premios importantes, pero, lo referido al rock tenía, además, convicción ”.

Cherniavsky es una rockera. Concibe la vida con ese espíritu. “Creía fervientemente en el rock como movimiento, ideología, era un lugar de pertenencia, era mi hogar. Amaba a esos músicos y buscaba desnudar sus almas con el lente, que la imagen digiera algo de un mundo interior invisible, pero perceptible”.

-En los ochenta eras una rockera más.

-Era una rockera más.

-Y tu instrumento era la cámara.

-Eso fue lo que me dio el lugar en ese mundo. No estaba boludeando atrás de un músico, tenía una función clara que cumplir y eso se fue haciendo cada vez más importante.

Expone en países latinoamericanos como Colombia, donde suele ser convocada para hablar en universidades y mostrar ese acervo donde conviven Los Twist, Fito Páez o Man Ray. Justamente ella, que encontraba en los rockers una idealización hoy, paso del tiempo mediante, reconoce: “Ya no tengo ídolos, uno va creciendo y se va dando cuenta cómo son las cosas en la realidad”.

Su obra la define. Andy Cherniavsky habla a través del lente y de las luces y sombras con las que decide narrar
Su obra la define. Andy Cherniavsky habla a través del lente y de las luces y sombras con las que decide narrar - Créditos: @PATRICIO PIDAL

-Así como una canción toma caminos insospechados una vez que es puesta en conocimiento público, con una foto sucede algo similar. Hay un proceso de desprendimiento y de vida propia del material.

-Es así y también sucede algo similar a lo que le pasa al músico luego de ensayar mucho y tocar un montón de veces una canción.

-¿Por qué lo decís?

-Hay fotos que fueron tapas, que estuvieron en varias muestras y, sin embargo, cada vez que las expongo generan algo. Es muy impresionante lo que le pasa a la gente cuando está frente a, por ejemplo, una foto de Luca Prodan. Y ese tipo de reacciones emocionadas se da en el país y en el exterior. La fotografía tiene esa magia, atraviesa.

-Volvés una y otra vez a la Galería de la Academia de Florencia y el David de Miguel Ángel te maravilla y te emociona siempre.

-Tiene que ver con el arte y en el caso de la fotografía, hay algo ahí que el cuerpo humano no realiza, que es la captura instantánea que detiene el tiempo . Esa exclamación de asombro sucede también con la pintura, son momentos que eterniza el arte. Mirás un Rembrandt y no entendés cómo ese tipo hizo esa luz y lo único que querés es llorar de emoción.

-No pensemos en estilos, pero, desde una mirada abarcadora, ¿existe algo que defina el trabajo global de Andy Cherniavsky?

-A priori diría que no, pero, sin embargo, siento que soy muy prolija, obsesiva, a veces quisiera dejar de hacer tan bien los deberes. Hay fotos que no tienen nada de todo esto, pero no las vio nadie, son las que saco por la calle de manera espontánea. Es mi parte más desprolija.

-¿Las luces y las sombras de una imagen son las que emulan las de la vida y, en tal caso, se puede percibir tu estado emocional del momento de la captura?

-No lo sé, las luces y las sombras muchas veces son buscadas y otras son las que hay en el lugar. Me tocó hacer fotos en los peores momentos de mi vida. Habiéndome divorciado, ese mismo día me tuve que ir a una producción. No podía parar de llorar, pero tuve que fortalecerme e ir a hacer una campaña importantísima. Puedo estar deshilachada, pero sigo para adelante. No creo que mi situación anímica se vea reflejada en mis fotografías, siempre voy con una idea y una búsqueda.

Encuadres

En un contexto machista imperante, a Patricia Sosa, en los comienzos de su grupo La Torre, alguien le dijo, al verla subir al escenario, “las minitas de los músicos abajo”, pensando que se trataba de una fan interesada en algún contacto más estrecho con la banda. En ese panorama donde determinadas segregaciones de género eran moneda corriente, Andy Cherniavsky comenzó su trabajo como fotógrafa de bandas.

“A Patricia, con La Torre, la seguí mucho tiempo y éramos de hablar de ese tipo de coas en el backstage. Creo que me aferré a la cámara para no ser considerada esa minita. No me veo si no es en acción. Lo mismo le sucedía a ella, nada más lejos de una groupie”.

-¿Nunca padeciste alguna situación desagradable al respecto?

-Jamás el mundo del rock me discriminó por ser mujer . Quizás la discriminación o la represión la llevaba yo misma por dentro, al sentir cierto temor al enfrentar a alguien importante de ese ambiente. En cambio, en la moda, alguien muy conocido, un pope, me dijo que con mujeres no trabajaba .

-¿Cuál fue tu reacción?

-Me quedé paralizada.

-¿Se tratataba de un diseñador?

-Diseñador, algo así... En el rock nunca me había sucedido, jamás, aunque también me fui dando cuenta que las mujeres estaban relegadas a ser coristas, salvo excepciones como Patricia (Sosa) o Hilda (Lizarazu), quien, además, es una enorme fotógrafa.

-¿Volviste a cruzarte a ese hombre?

-Sí.

-¿Trabajaron juntos?

-En algún momento tuve que hacerle fotos y se sorprendió al verme.

-¿Le recordaste la situación?

-No. También un filósofo de carrera internacional me trató muy mal, no se quería maquillar, no quería hacer las fotos, una pesadilla. Tuvimos que hacer esa producción en un hotel que no ofrecía nada agradable, pero encontré un rincón que podía funcionar. Cuando hago las primeras fotos, se las muestro, y enseguida dijo: “Ah, pero esto es arte”. Ahí no se quejó más y se dejó. También me pasó con actrices y actores que al comprobar que la publicación no les daba la tapa, se daban media vuelta y abandonaban la producción de fotos.

-¿Estamos hablando de un tiempo muy pretérito?

-Para nada, todo esto que te cuento sucedió en la década del noventa y en el comienzo de los 2000. También tuve malas experiencias con algún deportista, políticos y políticas.

Cherniavsky, que se expuso a la irritabilidad de los reacios, es ahora quien se expone a sí misma buscando desentrañarse y explicarse cómo sucedió todo: “Estaba convencida que quería ser psicóloga. Fue inusual para mi familia alguien que no estudiara una carrera universitaria, por eso dudé durante bastante tiempo, había un mandato. Cuando se encendió la luz del a fotografía, no sabía cómo sería, como llegar, ya que no tenía estudios. En los primeros tiempos me pesó, no entendía cómo se validaba mi oficio sin hablar estudiado. Hoy eso no es un tema. Me validó la gente, el medio y eso es lo más importante ”.

La música fue la llave. Esa pasión que la llevó a tocar su propio instrumento y a estar cerca de sus admirados. A compartir filosofía desde un encuadre propio: “Dónde miro hay una foto. Si me quedase ciega, seguiría sacando fotos, nunca dejaría de ser fotógrafa” .