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La anécdota adorable que te hará amar aun más a Guillermo del Toro

Guillermo del Toro es uno de los directores más admirados de Hollywood. Qué digo, del mundo. El cineasta mexicano se ha labrado un nombre propio en el cine gracias a su creatividad e imaginación sin límites, así como a su muy particular sensibilidad para abordar el género fantástico y el terror, con películas tan aclamadas como El laberinto del fauno o La forma del agua y dos premios Óscar en su haber.

Pero resulta que, además de ser venerado por su talento como creador de mundos fantásticos, Del Toro es una figura muy querida personalmente en la industria, entre los actores y por supuesto también entre los amantes del Séptimo Arte. Un hombre amable y entrañable, como demuestra mi anécdota favorita sobre el realizador, una historia que siempre me hace sonreír y que hoy comparto aquí para alegrar el día a quien lo necesite.

El director mexicano Guillermo Del Toro llega para la proyección de la película
El director mexicano Guillermo Del Toro llega para la proyección de la película "The Innocent (L'Innocent)" durante la 75ª edición del Festival de Cine de Cannes en Cannes, sur de Francia, el 24 de mayo de 2022. (Photo by LOIC VENANCE / AFP) (Photo by LOIC VENANCE/AFP via Getty Images)

Del Toro es asociado de forma indivisible al género fantástico, habiendo construido a lo largo de tres décadas una filmografía llena de películas de culto para los cinéfilos, desde largometrajes tempranos como Cronos, Mimic o El espinazo del diablo, hasta blockbusters comiqueros como la secuela de Blade o las dos entregas de Hellboy protagonizadas por Ron Perlman. Cada vez más asentado en Hollywood, Del Toro ha ido aumentando la escala de sus proyectos, afianzándose como una de las grandes fuerzas creativas de los últimos años, tanto en la gran pantalla como en la televisión y el streaming.

La desbordantemente preciosa y brutal El laberinto del fauno es una de sus películas mejor valoradas, mientras que La cumbre escarlata cuenta con muchos defensores a ultranza aunque pasara más desapercibida por la taquilla, con La forma del agua como el mayor triunfo de su carrera, ganadora de cuatro Premios de la Academia, entre ellos Mejor Película y Mejor Director. Su última película, El callejón de las armas perdidas, no corrió la misma suerte, pero también fue elogiada por la crítica y recibió cuatro nominaciones a los Óscar.

De entre todas sus obras, sin embargo, destaca una por ser quizá el título más diferente de su trayectoria, una superproducción de acción y ciencia ficción en la que Del Toro desató su pasión por los robots y los clásicos japoneses: Pacific Rim, su film más ambicioso a nivel de envergadura y producción hasta la fecha. Estrenada en 2013, Pacific Rim es una historia de kaijus y mechas, género popularizado en el país nipón que Del Toro convirtió en un colosal espectáculo de efectos especiales en el que un grupo de héroes se enfrentaban, a bordo de gigantes máquinas humanoides conocidas como Jaegers, a la amenaza de unos monstruos interdimensionales.

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Aunque Pacific Rim no cumplió las expectativas de taquilla para una producción de su tamaño, sí recaudó lo suficiente (411 millones de dólares en todo el mundo; BoxOfficeMojo) como para ser considerada un éxito moderado y generar una secuela (dirigida por otro, Steven S. DeKnight), además de dar lugar a una franquicia con videojuego, anime y hasta un parque temático. Pese a no encontrarse entre las películas más aclamadas de Del Toro, Pacific Rim tiene muchos fans, que no dudan en alabar su creatividad, una historia más personal y emocional de lo que puede parecer a simple vista, y a sus personajes, entre los que se encuentra nuestra protagonista de hoy: la pequeña Mana Ashida.

Hace unos años surgió en redes una anécdota que derritió el corazón a miles de personas y que el propio Del Toro confirmó como cierta en un tweet. Durante el rodaje de Pacific Rim, la joven actriz japonesa, que daba vida a la Mako Mori (la versión infantil del personaje de Rinko Kikuchi), destacó por su expresividad y su inocencia, ganándose el cariño de todo el equipo, especialmente del director, con el que entabló una amistad muy bonita. Resulta que Mana no sabía pronunciar correctamente el nombre de Guillermo del Toro, así que le pidió permiso para llamarlo Totoro-san, apelativo cariñoso en referencia al clásico animado de Ghibli Mi vecino Totoro, aprovechando así que el nombre del director suena parecido al de la icónica creación de Hayao Miyazaki. Del Toro, por supuesto, le dijo que sí, y desde ese momento, la niña se dirigió a él como Totoro-san durante toda la producción.

Cuando la adorable historia se difundió en Reddit, Tumblr o Twitter, y tras ser corroborada por el director, los internautas reaccionaron con un aluvión de amor y ternura, algo que, todo sea dicho, no suele abundar mucho en las redes sociales. La anécdota gustó tanto que, inmediatamente después de publicarse, empezaron a llover fan arts que reimaginaban al cineasta como el famoso espíritu del bosque de Ghibli. Del Toro reaccionó con auténtico éxtasis, encantado con el revuelo que se formó y compartiendo ilusionado las ilustraciones en su propia cuenta.

Además del propio Del Toro, en un vídeo de la conferencia de prensa de Pacific Rim en Japón, Mana también contó la historia: El director fue muy bueno conmigo y me dijo que lo llamase Totoro. Para mí es como si fuera Totoro de verdad. Cuando hacía un buen trabajo, me alborotaba el pelo y me decía ‘Increíble!’ o ‘¡Perfecto!’. Me encantaba cuando lo hacía”. El sentimiento es mutuo, y en la misma conferencia, Del Toro aseguraba que Mana “es una de las mejores actrices con las que he trabajado, de cualquier edad”, y que con solo siete años por aquel entonces, era “muy sabia y mucho más madura” que él. Sin duda una de las relaciones director-actriz más dulces que hemos conocido.

Aunque sus películas están llenas de monstruos espeluznantes y momentos macabros y violentos, en el fondo, Guillermo del Toro posee una cualidad muy tierna e infantil que se manifiesta en sus trabajos con el asombro de un niño viendo por algo imposible de creer por primera vez. Recientemente dio rienda suelta a su espíritu juvenil y aventurero con la saga animada Trollhunters, creación propia para Netflix; y su próximo trabajo es precisamente una nueva relectura de uno de los cuentos infantiles por antonomasia, Pinocho, que toma forma de largometraje realizado en animación stop-motion también para Netflix, donde veremos una versión más oscura del relato inmortal de Carlo Collodi cuando se estrene el próximo mes de diciembre en la plataforma. Gracias por mantener siempre vivo a tu niño interior, Totoro-san.

Pacific Rim está disponible en el catálogo fijo de Movistar+ y en compra y alquiler digital. Mi vecino Totoro se puede ver en Netflix.

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