Una “animalada”: cómo Andrés Giménez logró reunir a Juanes, Bunbury, Chizzo, Lali y Alejandro Lerner

Andrés Giménez celebró los 30 años de ANIMAL con Íntimo extremo, un álbum en el que participan músicos de distintos "palos"
Andrés Giménez celebró los 30 años de ANIMAL con Íntimo extremo, un álbum en el que participan músicos de distintos "palos" - Créditos: @Hernan Zenteno

Andrés Giménez no tuvo que esforzarse demasiado para decidir a quiénes invitaba a participar de Íntimo Extremo - 30 años. Cada tema que hacía le revelaba por sí mismo quién sería el indicado para cantarlo. “Yo escuchaba ‘Combativo’ y pensaba: ‘mirá si Bunbury entra en ‘hoy, más que ayer, el querer es poder…', con esa cosa toda histriónica que tiene. Yo imaginaba eso y decía: ‘si Enrique canta esto mi corazón va a estar mucho más feliz’. Lo llamé, se lo canté por teléfono y me dijo: ‘pues sí tío, me voy a poner mi mejor traje de ANIMAL para cantarlo de la mejor forma’”. Así, el ex Héroes del Silencio terminó conformando uno de los quince duetos de este álbum con el que Giménez celebra las primeras tres décadas de vida de su criatura.

Así de orgánica fue la convocatoria. “Lo mismo con Juanes: es un fenómeno. Me decía: ‘gracias por hacerme volver a mi raíz, yo los vi en el año 98 en el estadio Nacional de Medellín presentando Poder latino’”, cuenta. El colombiano se sumó nada menos que a “Solo por ser indios” y junto a él desfiló una lista variopinta de personalidades que va de Andrés Calamaro (“El nuevo camino del hombre”) a Neo Pistea y Ca7riel (“Mi barrio”), de Chizzo de La Renga (“Sol”) a Alejandro Lerner (“Una razón para seguir”) y de Agarrate Catalina (“Real”) a Lali Espósito (“Revolución”). Todo, con la misión de llenarle el alma a quien quisiera escuchar, pero con la satisfacción de una sola persona como prioridad: él mismo.

"Mis prioridades cambiaron radicalmente", cuenta Andrés Giménez
"Mis prioridades cambiaron radicalmente", cuenta Andrés Giménez - Créditos: @Hernan Zenteno

-Sabías que grabar con Lali o Juanes iba a hacer enojar a los metaleros. ¿Te divierte provocar?

-Me divierte en este momento de mi vida ser feliz y divertirme yo, principalmente. Eso es lo que se me cruza por la cabeza. Después de lo que pasamos con la pandemia, después de varios problemas familiares que tuve, después de empezar a revalorizar la vida de otra forma, después de que mi vida me cambió porque tengo destruida la espalda, literalmente, (me tendría que operar pero no me voy a operar), mis prioridades cambiaron radicalmente. Esa es la realidad. Y me propuse -cuando abrieron el cepo de libertad- intentar ser feliz todos los días de mi vida, los que me queden. No soy un pibe: tengo 55 años, perdí amigos con la pandemia y más chicos que yo. Entonces empecé a ver la vida de otra forma. Esta hermosura que estamos sintiendo en este momento, que es la brisa que te pega en la cara, cuando la volví a sentir, cuando me saqué un tapabocas caminando por mi barrio, dije: “no puedo creer sentir esto y disfrutar de esto pensando que era tan simple”. Entonces, realmente no me puse a pensar si iba a provocar, ¿viste? Tenía ganas de hacerlo y lo hice.

-Y tenías ganas de festejar los treinta años de ANIMAL...

-Exacto. Festejar los treinta años reversionando con algo que me encanta que son máquinas y todo lo que es programaciones, porque a mí me encanta la música electrónica. Me encanta, siempre lo dije, soy fanático. Y me gustan las bandas de metal que fusionan con música electrónica, me asesinan. Desde Prodigy hasta lo que fue en su momento Dino Cazares con Fear Factory o Ministry. Me encanta todo eso. Entonces me parecía el momento indicado para sacarme algo que tenía guardado, que está buenísimo. Mucha gente por ahí no sabía que yo soy amigo de toda esta gente. Por ese lado causa rechazo en los ortodoxos. Que yo los entiendo porque yo también fui ortodoxo en mi vida, ¿eh? Me acuerdo cuando escuchaba colaboraciones de artistas que yo era re fana, por ahí decía: “¿qué onda, loco, esto?”. Después cuando le prestaba atención me empezaba a gustar. Sin desmerecer a nadie, yo debo ser el músico de metal con la cabeza más abierta. Y lo digo con total respeto hacia todos los músicos que son amigos. Pero yo he cantado con Mercedes Sosa, con León (Gieco), con Abel [Pintos], con Lemmy (Kilmister), con Trujillo [Robert, bajista de Metallica]. He grabado con Alex Lora de El Tri como grabé con Gustavo Cerati.

"A los ortodoxos... si los defraudé, lo lamento, muchachos", suelta Andrés Giménez
"A los ortodoxos... si los defraudé, lo lamento, muchachos", suelta Andrés Giménez - Créditos: @Hernan Zenteno

-Nunca hiciste de la ortodoxia una bandera...

-Nunca. ANIMAL siempre fue eso. Era jugarse por algo. Cuando nosotros salimos, en la primera época, nos miraban todos y nos decían: “ustedes, ¿qué onda? ¿qué son?”. Nadie entendía nada y era lógico: era algo nuevo. Yo no encuentro un disco en la carrera de ANIMAL que no haya sido cuestionado por algo. Me acuerdo de cuando sacamos ANIMAL 6 (2001), un disco recontra heavy metal, muchos me dijeron: “no, te pasaste de mambo, súper enojado, un disco súper cabeza”. Yo decía: “¿qué? Está buenísimo”. Yo estaba pasando por ese momento. Cuando sacamos Poder latino (1998): “No, ahora no son más metal, son nü metal, se vendieron, son Adidas”. Cuando sacamos Combativo (2004) con Martín (Carrizo) -que es un gran precursor en que yo entienda y empiece a usar máquinas en ANIMAL- nos decían: “ese disco que parece Disney, con máquinas, no esperaba que ANIMAL haga eso”. Cuando hicimos El nuevo camino del hombre (1996): “Qué hacen cantando un tema como ‘Sol’ que es rapero”. Es muy difícil dejar conformes a todos. La realidad es que no me puse a pensar qué va a pasar o que no va a pasar: quise hacer lo que me dicte el alma y el corazón. Y ninguno de los que participó del disco lo hizo pensando en qué beneficio podía tener. Yo llamé a uno por uno. La compañía Sony se enteró de este disco cuando estaba terminado. Creyeron que estaba grabando un disco de canciones nuevas. Todo el tiempo de la compañía me decían: “pero queremos escuchar algo”, y yo les decía: “no, justo mañana no trabajamos en el estudio”. Mentira. Yo no quería que la compañía se meta porque quería que esto sea mil por mil con honestidad bruta. Honestidad de “somos amigos, te llamo. ¿Querés colaborar? Colaboramos”. No: “mirá, conviene la dupla, éste con éste, con este mercado, porque el mercado me lo está demandando”. No, este es un disco muy honesto. Llamé a uno por uno por teléfono porque somos amigos. A partir de eso estoy feliz. A los ortodoxos... si los defraudé, lo lamento, muchachos.

-¿Cuál fue el criterio para hacer la selección de temas?

-Traté de poner un poco de todo, de todos los discos de la vida de ANIMAL. Hay dos canciones de algunos discos y hay una sola de otro pero porque si no era imposible. Yo lo quería sacar en vinilo e iba a ser triple vinilo: invendible. Entonces lo que hice fue agarrar un tema del primer disco, pero que yo también lo grabé en Poder latino, que es “Esclavo de ilusión”. Simboliza dos discos. “El nuevo camino del hombre” es nuestro himno, junto con “Sol”, “Loco pro”, todas canciones muy simbólicas de ANIMAL. Básicamente, ¿sabés qué me pasaba? Cuando empiezo a cranear un disco me suena como terminado, y eso me ayuda mucho porque ya sé para dónde ir en el estudio. En este disco hice la producción yo con Osko Cariola.

-¿Volver a temas viejos te tentó a retocarlos? ¿Les encontraste cosas que sentís que podrías mejorarles?

-¿Sabes que no? Para mí las versiones originales son irremplazables, son únicas e irrepetibles. Lo que se generó en cada momento fue único. La magia, la energía, la unión, el poder. El sentimiento de bronca se nota cuando está hecho con bronca, el sentimiento de unión se nota cuando hubo unión, el sentimiento de frescura se nota cuando hubo frescura y el sentimiento de inocencia se nota cuando hubo inocencia. Yo encaré para el lado de “rompamos todo y armemos un rompecabezas de nuevo”. Agarrar las fichas, tirarlas en la mesa de nuevo y empezar a jugar. Y a veces errar. Para mí el error es parte primordial de la creación. Escuchábamos algo, decíamos: “esto no, esto está muy lejos” y volvíamos al otro día al estudio, lo escuchábamos y decíamos: “no, está buenísimo. Sí, está lejos, pero está buenísimo”.

"El público de ANIMAL experimentó el recambio generacional", sostiene Andrés Giménez
"El público de ANIMAL experimentó el recambio generacional", sostiene Andrés Giménez - Créditos: @Hernan Zenteno

-Hay versiones que se apartan de las originales, pero no dejan de ser reconocibles. Ninguna es una reformulación radical.

-Creo que las versiones más distintas de todas las que hicimos son dos: la acústica que hice con Abel de “Buscando llegar hasta el sol” y la que hice con Draco de “Esclavo de ilusión”, que con la voz de Draco y como está orquestada la veo más para un disco de él que para un disco de ANIMAL. Y eso me encanta.

-En los 90 estaba clarísimo quién era el público de ANIMAL: la juventud que venía a patear con la tradición y mostrar una nueva forma de entender el metal. ¿Quién es el público de ANIMAL ahora que la banda ya es, en sí misma, parte de la tradición?

-Yo creo que en ANIMAL pasa algo que pasa en en bandas como Rata Blanca, Attaque 77, en bandas que tienen muchos años. Se pasa de generación en generación. A mí me asombra. El otro día en una firma de autógrafos venía la mujer con el marido, el hijo ¡y el nieto! Yo tengo 55 y los que venían en la primera época, algunos tienen más que yo, y algunos tienen menos, pero ya son padres. Yo también soy padre. Tienen pibes de 20 años que por ahí ya tienen un bebé. Vino uno con la esposa y un nene, un gordito hermoso con la ropita de ANIMAL, y yo pensé que era el hijo. “Qué lindo tu hijo”, le digo, y me dice: “no, es mi nieto”. A mí esas cosas me parten el alma para bien. El público de ANIMAL experimentó el recambio generacional. Está la vieja guardia que hizo que la nueva guardia nos siga. Eso tienen las bandas de metal. Para mí tienen un paralelismo muy grande con ser hincha de un equipo de fútbol. Te lo transmite tu abuelo, por ahí. Capaz que naciste en Núñez pero sos de Boca. Abriste los ojitos y te compraron la camiseta, el banderín. Bueno, el metal es medio así. Vos tenés un hijo y escuchás metal. Entonces tu hijo, ¿qué escucha? ¡Metal! Y si no escucha metal va a terminar escuchando rock, pero va a escuchar metal.

-Y nadie es metalero un tiempo y después se le pasa...

-¡No! Ninguna droga es buena pero el metal es como una droga buena. La música, y el metal más todavía.