Anna Kendrick congeló embriones con un ex que resultó ser tóxico
La actriz Anna Kendrick acaba de desvelar que en su momento tomó una decisión de la que cada vez se habla más abiertamente: recurrir a técnicas de criopreservación de la fertilidad para maximizar sus posibilidad de convertirse en madre en un futuro. En lugar de congelar únicamente sus óvulos, ella optó por fecundarlos con el semen de quien era entonces su pareja, y a todos los efectos su esposo. Y ahí comenzó el problema, porque ese mismo hombre -cuya identidad no quiere revelar- sacó a relucir con el tiempo una personalidad tóxica.
"Creamos embriones juntos. Y luego, unos seis años más tarde, más o menos, recuerdo que le dije a mi hermano que estaba viviendo con un extraño y que no sabía lo que había pasado cuando la situación empeoró mucho", ha desvelado en el podcast 'Armchair Expert'.
Eventualmente su pareja le confesó que había desarrollado sentimientos hacia otra mujer, pero ni siquiera entonces tiró la toalla. A ojos de la intérprete, una ruptura después de tanto tiempo juntos equivalía a una confirmación de que no merecía amor y que era imposible convivir con ella, así que se propuso hacer cualquier cosa a su alcance para retener a su lado a su novio.
"Había una idea inherente de mí de que era tan repudiable que esa persona que me había amado profundamente durante seis años, de repente se había dado cuenta de lo horrible era yo o algo así. La vergüenza, eso perdura mucho más", ha explicado.
Para tratar de salvar su relación, la estrella de 'Pitch Perfect' "desmanteló" su vida por completo, pidiéndole a su agente que no aceptara más proyectos porque necesitaba "tiempo libre" y acudiendo a AI-Anon, una organización que ayuda a amigos y familiares de alcohólicos. En aquel momento todavía pensaba que ella era la causa del problema, y por tanto, quien debía cambiar.
"Empecé a ver a dos terapeutas a la semana y empecé a tratar de aprender a meditar y me metí en Al-Anon y todas estas cosas terminaron siendo maravillosas para mí a largo plazo, pero al principio entré en ellas pensando: 'Necesito que me digan cómo dejar de estar loco'". Nada eso consiguió salvar su relación, pero sí le enseñó a establecer límites y darse cuenta al final de que estaba mejor sola que mal acompañada.